Con más de dos horas de retraso sobre lo habitual, comparecieron en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros María Jesús Montero, portavoz; Nadia calviño, vicepresidenta económica; y Salvador Illa, ministro de Sanidad. Si no fuera porque había periodistas en el patio de butacas, la imagen habría recordado a los peores días de la pandemia de coronavirus.
Y como entonces, el enfrentamiento entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso y un ministro de Sanidad que se empeña en no polemizar... pero no se calla. "Nos reunimos cada semana, pero he conocido lo de la llamada 'cartilla Covid' por la prensa", ha dejado caer, lacónico. "No sé bien qué pretende, pero le diré que ni la OMS ni este Gobierno contemplan medidas como ésa".
Más de un millón de puestos de trabajo destruidos, el menú para Calviño. Que despachó convenciendo a la concurrencia de que "la uve asimétrica ya está mirando arriba, la recuperación ya ha empezado".
Los 361 rebrotes activos del Covid-19, el repertorio asignado a Illa. Que tuvo que lidiar con las preguntas sobre las palabras de Fernando Simón este lunes, que indignaron a la Mesa del Turismo: "Son opiniones epidemiológicas", dijo esquivando la custión de fondo, "y sólo añadiré que si se siguen las recomendaciones sanitarias, España es un país seguro".
Y para los dos, junto a Montero, la tragedia económica del sector del turismo y de la hostelería, que combina las dos anteriores circunstancias, tras la cuarentena impuesta por Reino Unido este domingo... y las recomendaciones de Alemania y Bélgica a sus conciudadanos para que no viajen a determinados puntos de España.
Mascarillas y cartilla
¿Se mascaba alguna decisión importante en el Consejo? Según las fuentes consultadas por este periódico en el Gobierno, ningún Ministerio llevaba grandes aportaciones a la mesa. Ni siquiera la reforma de la Ley de Memoria Histórica prometida por la vicepresidenta Carmen Calvo para hace dos semanas...
Sin embargo, la rueda de prensa de Ayuso mientras se celebrabra la reunión del gabinete de Pedro Sánchez parecía cambiar el paso a los ministros. La Comunidad de Madrid era la última que se subía a la imposición de las mascarillas como obligatorias "a todas horas y en todo momento". Pero Ayuso era la primera en proponer, por sorpresa, la imposición de una "cartilla Covid" para identificar a las personas "que no contagian" y facilitarles la movilidad.
El gesto de Illa a este respecto era esperado. El ministro celebró las medidas de restricciones acordadas en las CCAA, "preocupado especialmente con Cataluña y Aragón". Expresó un "disgusto profundo por las escenas que vimos en Sabadell" cuando se celebró el ascenso del equipo a Segunda División: "Esto es lo que no hay que hacer", dijo con verdadero enfado.
Hizo una mención implícita a la Comunidad de Madrid, cuando dijo aplaudir las medidas tomadas por las autonomías. En la mañana de este martes, Ayuso anunció que se restringe el ocio nocturno y la libertad de reunión a grupos no mayores de 10 personas. Y una explícita a Cataluña, a cuyo Gobierno felicitó por las "medidas adecuadas" tomadas hasta la fecha. "Si se cumplen, en breve confiamos en que el brote del área metropolitana de Barcelona estará controlado".
Ciudadanos de segunda
Pero Illa está harto de repetir que "las mascarillas ya eran obligatorias" desde el decreto de nueva normalidad, aprobado al final del estado de alarma. Y que si las CCAA "quieren reforzar esa medida", él no tiene nada que decir... al menos, en público.
Y además, esa cartilla madrileña se parece mucho a una idea descartada por la OMS -or inefectiva- y por el propio Gobierno -por discriminatoria-. Esta vez no lo dijo, pero en otras ocasiones el ministro ya dejó claro que se descartó esa idea porque se quiere evitar crear "ciudadanos de primera y de segunda" basados en una enfermedad de la que "desconocemos mucho todavía".
Tanto Montero como Illa señalaron la "responsabilidad individual como la clave imprescindible" en la actualidad. El Plan de respuesta temprana en este escenario de control, y "el real decreto de nueva normalidad" son los instrumentos en manos de las CCAA. Con ellos, dijo el ministro, tienen el protagonismo "y la capacidad de parar los brotes". Hay 361 brotes activos en España, pero con "menos de 10 casos asociados" en un 70%, aclaró rápido Illa.
En todo caso, el ministro siempre que comparece hace un verdadero esfuerzo pedagógico: repite mucho los mensajes -"las tres M, mascarilla, manos y metros de distancia"-, pide prudencia y respeto al virus -"pero no miedo"- y, a pesar de que las cifras oficiales no terminan de cuadrar con la realidad, él no oculta verdades.
Así, insistió en que la evolución de la pandemia "no es buena a nivel internacional", con "máximos diarios" de contagios. En Europa, "la logramos controlar hace varias semanas", dijo Illa, pero "está habiendo brotes vinculados al entorno familiar, a espacios de ocio que relajan las medidas sanitarias, y a entornos laborales".
Cifras maquilladas
Ese escenario en el que estamos, con los rebortes disparados y los países vecinos señalándonos, es el campo económico en el que la vicepresidenta trató de hacer su diagnóstico. "Ya estamos en la recuperación, todavía desequlibrada; creemos que se fortalecerá en la segunda mitad del año y será robusta en 2021".
Calviño lució gráficos -ellos fueron en parte los culpables del retraso, según supo este periódico- para explicar las medidas del Gobierno para parar la hecatombe en la economía española, para proteger a más de 3 millones de personas y más de 55.000 empresas".
Según las cifras del Gobierno 2,2 millones de trabajadores ya han salido del ERTE y 1,2 siguen en ellos, a un ritmo de salida de unas 20.000 personas al día: "Hemos protegido los puestos de trabajo", sostuvo con orgullo, "y así pusimos la base de la recuperación".
En su diagnosis macroeconómica, "que como cada año hago a mitad de curso en el Consejo de Ministros", la ministra explicó que "el peor momento en el mercado laboral fue a finales de abril". Pero tres meses después ha llegado la peor EPA de la historia, como admitió Calviño: "Son datos coherentes con esto que les digo".
Eso sí, ha admitido de manera implícita que la Encuesta de Población Activa tiene unas cifras maquilladas. Porque argumentó que si sólo subió en 55.000 desempleados perdiendo más de 1,1 millones de empleos es "porque la dificultad de buscar empleo ha llevado a todos ellos a la situación de inactividad".
La ministra de Economía celebró "la determinación del Gobierno desde el primer momento para sostener la producción y la solvencia, y defender a los más vulnerables", y además agradeció "al Congreso, que ha convalidado todos estos decretos".
Y explicó el Plan de choque durante el estado de alarma, "que evitó un escenario disruptivo de una caída de hasta el 25% del PIB"-. Luego, el Plan de reactivación, en el que estamos ahora, que busca "impactar 3 puntos en el PIB en estos próximos tres años". Y el futuro Plan de inversión y refuerzo