Podemos se hunde al comienzo del curso político. Si las elecciones generales volvieran a celebrarse hoy, Pablo Iglesias tan sólo obtendría un 9,6% del voto y 22 escaños. Sería su peor resultado desde que irrumpió en el Congreso hace cinco años. Entonces, logró 42 diputados. Así se desprende del último sondeo realizado por SocioMétrica para EL ESPAÑOL.
Las investigaciones en torno a la financiación del partido, el caso Dina, las contradicciones de Galapagar y su labor de gestión han laminado las aspiraciones electorales de la formación morada.
El PSOE volvería a ganar con 118 butacas -dos menos que ahora-, aunque su distancia con el PP se reduciría considerablemente. Pablo Casado crecería de los 89 a los 104 parlamentarios. Vox, a lomos de la polarización con Sánchez, aguantaría el tipo. Apenas perdería siete escaños, bajando de los 52 a los 45. Ciudadanos, tras tocar fondo con Albert Rivera, subiría de diez a quince. Este es el balance de fuerzas que puede trazarse, demoscópicamente, a pocos días de que comience la actividad parlamentaria.
Con estos números sobre la mesa, Sánchez se vería obligado a intentar repetir una mayoría rocambolesca con los separatistas. PP, Ciudadanos y Vox en conjunto (164) están muy lejos de la mayoría absoluta (176).
A excepción del batacazo de Podemos, ninguna de las demás variaciones es demasiado reseñable. Entre las formaciones nacionalistas también se mantiene una correlación aritmética similar. Pero el tobogán que dibuja la evolución de Podemos es muy pronunciado.
Para muestra, un botón: Iglesias jamás había caído por debajo del 10% en intención de voto. Ni en las generales ni en los distintos sondeos que viene publicando este diario desde octubre de 2017.
La nueva medida de Unidas Podemos -siempre según los datos de esta encuesta- tendría mucho más que ver con la Izquierda Unida de los noventa que con la estructura en su día proyectada por Iglesias. En 1996, Julio Anguita obtuvo 21 escaños... ¡con un porcentaje más alto que el que esta encuesta otorga a Iglesias! Un 10,54% frente a un 9,6%.
Para más inri, el futuro cercano no es nada halagüeño para Unidas Podemos. Está por ver el desenlace del caso Dina y el alcance de la investigación en torno a las cuentas del partido. El juez ha llegado a citar como imputados tanto a la propia personalidad jurídica como a tres dirigentes cercanos a Iglesias. El fiscal del Tribunal de Cuentas ha visto indicios de delito en sus números electorales.
El partido morado nació en 2014 -el país estaba muy deteriorado por la crisis- para luchar contra la "casta" y la "corrupción". Si Podemos es condenado en ese ámbito, será toda una explosión en los cimientos que hicieron posible el auge de la idea.
Poco queda del Pablo Iglesias que cocinaron las acampadas en las plazas. El chalé de Galapagar no tendría ninguna relevancia política si no fuera, en muchos aspectos, una enmienda a la totalidad de varios puntos de su antiguo discurso.
Ahora, España afronta otra grave crisis económica, pero Podemos trabaja por mantener el Gobierno, y no por derrocarlo. Estratégicamente, el contexto es mucho más complicado para los de Iglesias.
Además, las características de su electorado dejan entrever la grave disyuntiva que asola a la formación. Si se pliega a las "políticas tradicionales" del PSOE y no alza la voz, su parroquia más cafetera lo considerará un signo de cobardía, una asimilación con el sistema. Si, en cambio, los ministros de Podemos muestran una actitud beligerante, transmitirán inestabilidad a Moncloa y desconfianza a su votante más moderado.
Iglesias jugó a "romper el candado del 78", pero los datos de esta encuesta arrojan una conclusión distinta: el "régimen del 78" ha asfixiado a Podemos. Su coqueteo con los nacionalistas, en ese sentido, les ha pasado factura. Prueba de ello son las elecciones de Galicia y País Vasco, donde el elector que duda entre la izquierda y el nacionalismo ha preferido a Bildu y al BNG antes que la ambigüedad.
De la matriz de transferencia de voto también pueden extraerse algunas conclusiones llamativas. En el PSOE, por ejemplo, ya son más los que se van al PP (6,5%) que los que viajan a Unidas Podemos (2,1%). Y en el seno de los morados -como era de esperarse al albur de los datos anteriores-, un 6,5% se marcharía a Ferraz.
Pablo Iglesias es uno de los líderes con peor índice de fidelidad. Sólo volverían a votarle un 67,5% de quienes lo hicieron el pasado 10 de noviembre.
Ficha técnica
Se han realizado 1.620 encuestas a través del panel online y plataforma Gandia Integra (R), entre los días 28 y 30 de agosto, calibradas para el total nacional por sexo, edad, provincia, hábitat rural/urbano, situación laboral. Con posterior ponderación por recuerdo de voto en las elecciones del 10-N. La convergencia por interacción para el total nacional es del 97%. El margen de error es <3%.