De un tiempo a esta parte, el acercamiento entre Ciudadanos y el Gobierno -consumado en la aprobación de las sucesivas prórrogas al estado de alarma y en la negociación de los Presupuestos- había derivado en una buena sintonía entre socialistas y liberales.
La estrategia de Inés Arrimadas de emplear sus escasas fuerzas parlamentarias -diez diputados- en hacer "política útil" ante el estado de excepción económica y sanitaria que atraviesa el país había sido recibido de buen agrado por el PSOE.
Por todo ello, ha sorprendido que este miércoles el presidente del Gobierno cargara contra los liberales y se retrotrayera a "la foto de Colón". Para más inri, Sánchez ha vuelto a lanzar un guiño a los separatistas de ERC exhortándoles a negociar unos Presupuestos "progresistas" y a hacer un "esfuerzo" para superar trincheras ideológicas.
Para arremeter contra el partido liderado por Arrimadas, Sánchez ha sacado a colación una instantánea que data de febrero de 2019. El día 10 de ese mes, Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal acudieron a una manifestación multitudinaria convocada en la Plaza de Colón (Madrid) para exigir a Pedro Sánchez que convocara elecciones generales y cesara sus negociaciones con los separatistas.
El desprecio de Pedro Sánchez a su posible socio presupuestario, unido al guiño a los separatistas, ha sentado como un puñal por la espalda en el seno del partido liberal, que lleva meses arrimando el hombro y cediendo para pactar con el Gobierno en pos de apartar a las formaciones separatistas de la toma de decisiones relevantes para el futuro del país.
Un puñal, además, inesperado, y que llega tras meses de gestos de complicidad y sintonía de la parte socialista del Ejecutivo para con los liberales.
El primer guiño
El pasado 6 de mayo, el presidente del Gobierno agradeció a Inés Arrimadas el voto de Ciudadanos a favor de la cuarta prórroga del estado de alarma. "Usted ha demostrado que con diez escaños se puede ser más relevante que otros con 88", dijo el jefe del Ejecutivo en referencia al Partido Popular, que se abstuvo.
Sánchez afirmó entonces que con la confirmación de su apoyo, Ciudadanos había demostrado "ser útil", en detrimento de otros partidos de la oposición.
Al día siguiente, la secretaria general del PSOE de Andalucía, Susana Díaz, agradecía a Arrimadas y a su fuerza política el "gesto de generosidad con nuestro país" al apoyar la cuarta prórroga del estado de alarma. En este sentido, recalcó que los liberales habían adoptado una posición "a la altura de las circunstancias que estamos viviendo".
El primer 'abrazo'
El pasado 11 de junio marcó un punto de inflexión en las relaciones del Gobierno -concretamente, la parte socialista del mismo- con Ciudadanos. Aquel día se produjo una cumbre entre la plana mayor de Ciudadanos y el PSOE para tratar de buscar "una salida ordenada" a la Covid-19.
La fotografía entre Edmundo Bal y Carmen Calvo -primeros espadas de sus formaciones tras Arrimadas y Sánchez- fue todo un hito. Socialistas y liberales no posaban juntos desde que Pedro Sánchez y Albert Rivera suscribieron el infructuoso Pacto del Abrazo en 2016.
En la mesa de negociación se sentaron por parte del Gobierno, además de Carmen Calvo, la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darías; el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Antonio Montilla; y el secretario general de Presidencia, Félix Bolaños. Por parte de la formación naranja y junto a Edmundo Bal: la secretaria general del partido, Marina Bravo; el vicesecretario general primero, Carlos Cuadrado; y el vicesecretario general adjunto, José María Espejo.
"La relación ha cambiado", reconocía entonces un importante dirigente de Ciudadanos a este medio.
Capote de Calvo
El pasado 3 de agosto Gobierno y Ciudadanos se reunieron para abordar la reconstrucción económica y avanzar en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado. Esto disgustó a los representantes de Unidas Podemos, que fueron apartados de la cita.
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, salió entonces en defensa de la reunión y recalcó a la formación morada que "cuando hay un miembro del Gobierno, éste ya está representado".
De este modo, Calvo acalló las críticas de Podemos y lanzó un capote al partido liberal, al que se refirió como "un grupo parlamentario que nos ha ayudado de vez en cuando a sacar adelante el trabajo de todo el Gobierno" durante el estado de alarma.
Concesiones a Ciudadanos
Moncloa lleva tiempo cuidando su relación con los liberales en pos de un posible pacto presupuestario, que podría salir adelante con la abstención del PP o el apoyo directo de Podemos.
El inquilino de la Moncloa es consciente de la debilidad de su Gobierno y por ello lleva tiempo preparando concesiones a Ciudadanos, partido al que necesita para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2021. Y es que, ni sumando los 35 escaños de Unidas Podemos se acerca siquiera a la mayoría necesaria.
Esas cuentas públicas son su seguro de permanencia en el poder y, sobre todo, la clave para poder acceder a los 140.000 millones europeos. De modo que en su día, el PSOE aseguró que las cuentas públicas habían de aprobarse "como sea", diga lo que diga Podemos, visiblemente irritado por el acercamiento de sus socios de Gobierno al partido de Inés Arrimadas.
"Diagnóstico compartido"
El último y más evidente guiño del PSOE hacia la formación que lidera Inés Arrimadas se produjo el pasado 2 de agosto, cuando la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, agradeció la "voluntad sincera por parte de Ciudadanos" de negociar los PGE.
"Una voluntad de diálogo para hacer una aportación responsable desde la crítica", profundizó Montero, que sostuvo que Arrimadas y Sánchez tienen "un diagnóstico del país compartido" y que tienen "puntos de encuentro" que invitan al optimismo en torno a un acuerdo presupuestario.
La portavoz socialista del Gobierno celebró también que los liberales hubieran aparcado "intereses partidistas" y apostaran por arrimar el hombro con PSOE y Unidas Podemos para buscar una salida a la crisis económica derivada de la pandemia.
Siete días después, esas declaraciones han sufrido un envejecimiento repentino. Pese a que las negociaciones entre Ciudadanos y el Gobierno para sacar adelante los PGE siguen en buena dinámica, el ataque inesperado de Pedro Sánchez ha vuelto a marcar distancias entre el Ejecutivo y el partido liberal.