Por mucho que los plazos aprieten, Pedro Sánchez no quiere renunciar al juego de las dos barajas. De ahí que varios dirigentes de Ciudadanos le tachen -fuera de micro- como el croupier. Este martes, pese a haber iniciado ya las negociaciones con Inés Arrimadas, el presidente del Gobierno volvió a situar al partido naranja en la foto de Colón. Sin remilgos, en plena sintonía con Unidas Podemos y ERC.
No ha pasado ni una semana desde que el Ejecutivo, en público y desde la Moncloa, reconociera "compartir diagnóstico de país" con Ciudadanos. Un argumento que nada tiene que ver con la estocada de Sánchez, que asimiló de nuevo a Arrimadas con la "extrema derecha", igual que cuando su relación estaba rota.
"Ya le conocemos... No nos sorprende. No es tiempo para el orgullo herido. Si eso sirve para apartar a Esquerra Republicana de la gobernabilidad y los Presupuestos, el coste personal habrá valido la pena", detallan fuentes autorizadas de Ciudadanos en conversación con este periódico.
Dicho de otra manera: los liberales no se cobrarán la factura de la vejación del presidente, al que siguen sin calificar de "socio". Arrimadas se dice convencida de que su nueva función de partido-bisagra es plenamente apoyada por el electorado de centro. "¿Quién no ha hecho cosas extraordinarias a lo largo de esta pandemia?", suele repetir.
"Cada vez que avanza con nosotros, intenta cubrirse por el otro lado", razonan los de Arrimadas en relación al rejonazo de Sánchez, que llamó a unos "presupuestos progresistas" y tendió la mano a Gabriel Rufián.
Moncloa, a tenor de lo contrastado por EL ESPAÑOL, no ha descartado todavía que las cuentas públicas prosperen gracias a la "geometría variable"; es decir, que -sin haber enmiendas a la totalidad- puedan combinarse los apoyos de Cs y ERC en distintas partidas. Un extremo que tanto Arrimadas como Rufián desdeñan, pero ahí entra el juego de las dos barajas.
"A nosotros nos importan los hechos. Si Rufián no pinta nada en estos Presupuestos, habremos ganado. Y no será por no haberlo intentado. ¡Claro que nos cuesta sentarnos con alguien como Sánchez! Pero la situación lo requiere", se sincera otro portavoz liberal.
Antes de que se recompusiera la relación entre el Gobierno y Ciudadanos, Sánchez solía recurrir, precisamente, a la foto de Colón -aquella concentración que reunió a Rivera con Abascal y Casado- para airear que los pactos eran imposibles "por culpa de las tres derechas".
"Esa excusa ya no le vale. Si saca los Presupuestos con sus socios de la moción, será porque ha querido. Nosotros ya le hemos brindado el espacio del entendimiento", arguyen en Ciudadanos. Los naranjas trabajan para que ese "espacio" incluya al Gobierno, a ellos mismos, al PNV -mal menor que asumieron con las cuentas de Montoro- y a los partidos minoritarios no independentistas.