Un día después de chocar los codos con Gabriel Rufián (ERC), Mertxe Aizpurua y Oskar Matute (Bildu), el vicepresidente segundo del Gobierno ha aclarado de qué se habló en estas dos citas en su despacho. Y es que a falta de números -"aún no hay borrador, así que es evidente que no negociamos sobre la base de los Presupuestos", ha admitido-, la conclusión de su "conversación política" con ambas formaciones es que "hay predisposición en ERC y Bildu" para abordar "la transición política más importante de los últimos 40 años".
En una entrevista radiofónica concedida al programa Carne Cruda, Iglesias mostró su tono sosegado -"no me han elegido vicepresidente para que haga de periodista con indiscreciones, sino para ofrecer resultados"- pero llenó su discurso de revelaciones que confirman el viraje del Ejecutivo a la vuelta del verano: tanto él como la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, se reúnen estos días con los dos partidos independentistas, catalán y vasco, que le pueden apuntalar los Presupuestos... y, con ello, la legislatura.
El líder de Podemos, eso sí, no quiso revelar qué ofreció a cambio a los líderes separatistas. "De la mesa de negociación con Cataluña", así la llamó, "ya ha hablado el presidente, así que le puedo confirmar que el Gobierno quiere sentarse cuanto antes". Sin embargo, del cambio de presos de ETA por votos en el Congreso prefirió no dar detalles: "La posición de mi partido es de sobra conocida, pero quiero ser discreto". No importa, ya lo reveló este miércoles Matute.
Iglesias se negó, pese a la insistencia de las preguntas, a dejar claro si a Aizpurua y a Matute les había ofrecido algo al respecto que el presidente luego pudiera asumir. Para que pasen cosas, a veces es mejor que no se cuenten mientras pasan, es la máxima en la que se mueve el número tres del Ejecutivo, quien en la oposición exigía cámaras en todas las reuniones de políticos "porque los ciudadanos tienen derecho a saber qué se hace con sus votos".
Redefinición del Estado
Y eso fue lo que le argumentaba el periodista. Pero Iglesias se cerró en banda. Eso sí, entró en detalles sobre lo que le convenía para ir marcando el espacio por el que seguirá la reunión que la semana que viene mantendrá Calvo con los líderes abertzales.
"Les ofrecí compartir un sentido histórico de la definición del Estado", confesó el vicepresidente sobre sus citas con los separatistas catalanes y vascos. "Este Gobierno de coalición no tiene mayoría parlamentaria, y las tareas probablemente sin precedentes que abordamos, de reindustrialización, digitalización, transición ecológica, economía de cuidados... es la transición política y económica más importante de los últimos 40 años".
Para Iglesias, ni Unidas Podemos ni el PSOE pueden "construir eso solos". Y aunque considere el desafío de la envergadura que definió, su opción -y la del presidente, según ha confirmado este periódico- es la de apoyarse no en la mayoría constitucional, sino en "esas fuerzas de muchos ciudadanos, y de muchos territorios que muchas veces se han sentido excluidos". Para el líder de Podemos, el Ejecutivo apuesta por "respetar la discrepancia y la diversidad", y "hay buena predisposición en ERC y Bildu".
Y es que, aunque Ciudadanos se haya ofrecido para negociar los Presupuestos, apuntalando a un Gobierno que Inés Arrimadas sigue insistiendo en que "no le gusta", Iglesias niega tal posibilidad: "Ya lo ha dicho el presidente, siguen en la foto de Colón... así que seamos realistas, es prácticamente imposible que hagamos acuerdos con quien forma parte de un bloque de gobernabilidad con la ultra derecha".