El próximo 17 de octubre, Nueva Zelanda decidirá si mantiene en el puesto de primera ministra a la laborista Jacinda Ardern u opta por la alternancia con la conservadora Judith Collins, nueva líder del Partido Nacional.
Este martes se celebró el primer debate electoral entre ambas, en el que ambas coincidieron en cambiar las legislaturas de tres a cuatro años o en que los colegios instalen baños para menores transgénero. Y discreparon gravemente en cómo afrontar la okupación de terrenos por indígenas maoríes... y en el político al que más respetan en el mundo.
El conductor del debate, Patrick Gower, precisamente cortó el debate sobre la okupación, en el que ambas estaban enzarzadas, para mantener el trepidante ritmo que le imprimió al enfrentamiento dialéctico televisado: "Jacinda Ardern, tenemos que seguir y pasando a asuntos exteriores, ¿puede nombrarme rápidamente un líder mundial actual al que respete?"
-Por supuesto que puedo. Pedro Sánchez, de España... y la primera ministra danesa...
Y la frase se cortó, en menos de un segundo, porque Gower quería saber cuál era el nombre preferido de Collins. Con un aspecto similar, en lo físico y en la indumentaria, la candidata del Partido Nacional nombró sin dudarlo a la canciller alemana, "Angela Merkel".
Durante el debate, Ardern encendió la polémica sobre la legalización de la marihuana, que se vota como referéndum en el país a la vez que su más que posible reelección, pues parte con un 53% de intención de voto en las encuestas.
La primera ministra reconoció con naturalidad haber tomado "hace mucho tiempo" marihuana en una de las preguntas del moderador. La respuesta motivó aplausos espontáneos entre el público presente en el plató. El sábado electoral también deberán decidir los neozelandeses sobre la legalización de la eutanasia.
"Lo que se decida, lo pondré en marcha", afirmó Ardern. "Decidí que esto no debía ser política, sino que los ciudadanos opinaran". Una de ellas, su contrincante Collins, señaló que ella no ha probado la marihuana y que además votará en contra en el referendo, como se prevé que haga el 50,5% de los neozelandeses, frente al 38% que los sondeos anuncian como apoyos al sí.
Sintonía entre ambos
La especial relación política entre Ardern y Sánchez es conocida desde su llegada al poder, en junio de 2018. Justo en aquellas fechas, la primera ministra neozelandesa acababa de ser madre y anunció que, a pesar de sus responsabilidades de gobierno, se tomaría una baja de seis semanas para criar a su recién nacida.
Sánchez elogió públicamente este "ejemplo de corresponsabilidad y conciliación" de la primera ministra neozelandesa y de su pareja, Clarke Gayford. En todo caso, durante el permiso de maternidad, Ardern se mantuvo en contacto con su vice primer ministro. Posteriormente, la pareja anunció que sería el padre de la niña, presentador de televisión, quien se quedaría en casa a su cuidado.
"Inspirar, dar ejemplo de corresponsabilidad y conciliación es también importante para avanzar en la igualdad de género", ha dicho Sánchez, en un tuit en el que ha felicitado a ambos progenitores.
Aquel verano, al presidente español se le empezó a incluir en una especie de nueva generación de políticos internacionales con elementos en común: jóvenes, guapos, con inquietudes por la justicia social e interesados en dar un paso más en la concepción de la lucha contra el cambio climático más como una oportunidad que como la clásica conservación del medio ambiente.
Justo tras esa baja, en septiembre, Sánchez tuvo ocasión de conocer en persona a Ardern en Nueva York, donde mantuvo una reunión bilateral con ella para "tratar sobre políticas de igualdad de género y formación profesional". La primera ministra neozelandesa acaparó aquel día todos los flashes por acudir a la sede de la ONU con su hija de tres meses y su marido.