Pedro Sánchez ha hecho una declaración institucional a las 13.00 horas este viernes. En ella ha admitido una situación "muy grave" y ha anticipado "meses muy duros". Por ejemplo, que España tiene hoy día 348 casos por 100.000 habitantes y que "es necesario bajar a menos de 25". Y todo para poder anunciar una vuelta de tuerca en las medidas restrictivas para contener la pandemia de la Covid.
"Hay que establecer distancias, debemos hacer un paréntesis para salvar vidas, a la espera de tiempos mejores... ahora que el frío nos lleva a reunirnos bajo techo y aumenta el riesgo". Para Sánchez, "hay que detener el virus sin detener la vida, porque el virus es un enemigo invisible pero amenaza nuestro futuro".
El presidente, con gesto preocupado, había anunciado esta comparecencia de urgencia en la misma mañana, después del grave desacuerdo de este jueves en el seno del Consejo Interterritorial de Salud.
La inmensa mayoría de Comunidades Autónomas pedían un instrumento jurídico con el que decretar el toque de queda, para limitar los derechos fundamentales y restringir la movilidad por las noches, tras haber detectado que la inmensa mayoría de los nuevos contagios se dan en el ámbito doméstico "donde se relajan las normas sanitarias", tal como admitían Salvador Illa y Fernando Simón el mismo jueves.
Un acuerdo voluntario
El presidente del Gobierno respondía así a la polémica suscitada este jueves en el seno del Consejo Interterritorial de Salud. La Junta de Castilla y Léon solicitó por escrito la declaración del toque de queda en toda la región y sólo halló el silencio como respuesta del ministro de Sanidad, Salvador Illa.
A pesar de que la medida contaba con el apoyo de los consejeros de todas las CCAA, salvo País Vasco y Madrid, Illa confesó que los servicios jurídicos de su cartera aún estaban estudiando el soporte jurídico necesario para decretarlo.
En la cita de Illa con los consejeros, Sánchez explicó el único acuerdo del Interterritorial: un documento con indicadores comunes para la definición de cuatro niveles de alerta a nivel nacional... pero de cumplimiento voluntario en cada Comunidad Autónoma. El presidente no explicó este detalle ni dijo que esta guía tampoco recibió el apoyo unánime de las CCAA, pues Madrid y País Vasco prefirieron abstenerse.
Pero en esa reunión se discutió, y mucho, sobre el toque de queda. Y Castilla y León llegó a calificar de "vergüenza" que no hubiera respuesta de Sanidad. Eso sí, Sánchez aprovechó ese acuerdo para hablar del nivel 4 de alerta de ese papel, que contempla como una más de las posibilidades, la de la petición del estado de alarma por el gobierno regional. Sugiriendo que lo hagan quienes quieren el toque de queda... mientras reclamaba "unidad, unidad y unidad para combatir al virus".
Y en eso basó una afirmación que contradice el caos del jueves: "Estamos listos para tomar las medidas que sean necesarias". Y es que en realidad, el vicepresidente castellanoleonés, Francisco Igea, exigió que Illa viajara este viernes a Valladolid con una respuesta... y no lo hizo.
Tres millones de infectados
La nueva restricción fue planteada hace tres días por la Comunidad de Madrid, si bien en la tarde del jueves su consejero, Enrique Ruiz Escudero, se desmarcó de los apoyos a Castilla y León, a la vista de la falta de consenso.
Sánchez admitió que hay cifras de contagios mucho mayores que en primavera, pero presumió de que ahora se hacen muchos más test, "de 30.000 a 100.000 diarias" y que eso significa que "ahora detectamos la inmensa mayoría de los contagios, alrededor del 70%".
Y admitió que cuando en la primera ola el Gobierno admitía 250.000 infectados, "la realidad es que era 10 veces más". Y que si ahora se habla de un millón de contagios, "la verdad es que son más de tres millones de compatriotas los que han sido infectados por la enfermedad".
Por esta razón, admitió que "la situación es grave". Y que eso implica actuar con la máxima determinación y con la imprescindible unidad. El objetivo es contener la pandemia, doblegar la curva de la segunda ola "igual que hicimos hace seis meses". El presidente reconoce que "todos acusamos el cansancio", pero que ahora hay ventajas.
La primera, que detectamos muchos más casos y eso permite prevenir nuevos contagios. La segunda, que el sistema sanitario se ha aprovisionado de muchos más equipos de protección y contención. La tercera, que la sociedad está mucho más concienciada, "lo que nos permite escalonar y graduar las medidas, con más contundencia donde la gravedad es mayor".
El presidente insistió en que "la situación no es igual a la de marzo"; si bien su rostro y sus palabras indicaban lo contrario. "Debemos recordar cómo frenamos al virus" y por eso "no hay otra solución que reducir la movilidad, porque eso genera contagios".
Los principales focos de transmisión se dan en reuniones sociales, en el ocio nocturno, citas profesionales y mixtas... y las medidas que deben tomarse deben atacar estos ámbitos. Movilidad, aforos, número de personas y horario de esas reuniones. "Con este objetivo salvamos vidas, empleos y empresas... y así aceleramos la recuperación económica".