"Inés convocó la Ejecutiva porque sabía que había algunos que se subían por las paredes". Así explica un dirigente de Ciudadanos el motivo del cónclave nocturno que tuvo lugar a última hora del martes en la sede nacional del partido. Algunos participaron de manera presencial, aunque la mayoría lo hizo de forma telemática. Departieron desde las 19h hasta las 23:30h.
En contra de lo que suele suceder, tomaron la palabra alrededor de veinte mandatarios. La mayoría de ellos para cerrar filas con Arrimadas a raíz del último giro: la exigencia de mantener el español como "lengua vehicular" para apoyar los Presupuestos. Pero también tuvieron su espacio quienes critican "la falta de democracia interna" y la "tardanza en reaccionar" de la formación liberal frente a las "cacicadas" de Sánchez.
Aunque por una cuestión de "lealtad" nadie levantó la voz en público, existía en el seno de Ciudadanos un descontento creciente respecto a las últimas decisiones de Arrimadas. Escoció sobremanera que no se amenazara con romper las negociaciones presupuestarias tras conocerse el pacto educativo de PSOE y Podemos con Esquerra Republicana.
"¡Va contra nuestro ADN! ¡No podemos quedarnos de brazos cruzados!", sostuvieron entonces -en conversación con este periódico- algunos dirigentes de la organización. Ese malestar también se palpó entre los afiliados. Un caldo de cultivo que poco tardó en cristalizar en una "presión mediática".
En ese contexto llegó la Ejecutiva del martes. "Llevábamos más de un mes sin reunirnos. No habíamos debatido ni la prórroga de la alarma durante seis meses, ni la negociación de los Presupuestos. Nada", reseña uno de los dirigentes descontentos.
Consciente de eso, Arrimadas convocó un cónclave en el que todos pudieran tomar la palabra. Algunos de los críticos manifestaron su parecer, otros prefirieron cerrar filas y no meter el dedo en la llaga. Sin embargo, una amplia mayoría arropó a la presidenta y a su núcleo duro.
Carlos Cuadrado -tesorero en tiempo de Albert Rivera- y José María Espejo -antes vicepresidente del Parlament- aúnan un poder para muchos "inusitado". Tanto sus partidarios como sus detractores les sitúan detrás de todas las decisiones de calado que adopta Ciudadanos.
"No hay giro"
Ambos intervinieron en la Ejecutiva del martes. Dijeron -para sorpresa de muchos de los presentes- que no existe tal "giro", que todo forma parte de una "estrategia". Sin embargo, el movimiento de Ciudadanos llegó lo suficientemente tarde como para que el Gobierno ya hubiese aprobado en el Congreso la enmienda contra el castellano.
Arrimadas apostó por la pedagogía y habló de la dificultad que tiene el centro para que su mensaje sea comprendido y, a su vez, bien comunicado en los medios. Reiteró su voluntad de mantener esas nuevas "líneas naranjas" hasta el final.
Fuentes oficiales, en conversación con EL ESPAÑOL, reconocen que las posibilidades de apoyar los Presupuestos son hoy "muy bajas": "La mayoría de la investidura está funcionando, ese camino ya está desbrozado. Pero intentaremos atraerlos a la moderación".
Arrimadas puso cara a las críticas, las escuchó y tomó nota. Se reafirmó en "estar haciendo lo correcto" y confirmó a los suyos que la negociación con Moncloa seguirá en marcha. A última hora, se testearán los compromisos exigidos y, si no hay cumplimiento, se votará "no" a las cuentas públicas. A eso de las 23:30h, al borde del toque de queda, concluyó el debate.