Faltan tres meses para las elecciones autonómicas del 14 de febrero, pero los partidos catalanes ya han empezado a cavar trincheras, afinar su discurso e insinuar sus opciones de pacto preferidas. Pactos que, a tenor de lo visto durante los últimos días en Madrid, se encaminan con claridad hacia un tripartito de ERC, PSC y Podemos.
Pero la ERC del Congreso de los Diputados no es la ERC catalana y no está tan claro que los intereses de ambas, o sus tácticas electorales, coincidan al 100%.
La primera, liderada por Gabriel Rufián, arranca concesiones del PSOE –el fin de la vehicularidad del español en el sistema educativo o el control de los inspectores educativos por parte de la Generalidad– e intenta alejar a Ciudadanos del pacto por los Presupuestos para hacer más digerible a sus votantes un futuro tripartito junto al PSC.
Sin embargo, su cercanía al PSOE ahuyenta a sus votantes más radicales, que podrían optar por fugarse a JxCAT. Si algo demuestran los sondeos más recientes en Cataluña es que JxCAT es vista a día de hoy como la opción netamente separatista y ERC como una opción menos beligerante y más cercana a un catalanismo posibilista. Exactamente al contrario de lo que ocurría en los años 90 y la primera década de 2000.
La segunda ERC, encerrada en la burbuja de la política local catalana y más refractaria a los cantos de sirena del sanchismo, parece debatirse aún entre las dos opciones que, de confirmarse los sondeos, tendrá en sus manos tras las elecciones: la de repetir un tripartito separatista junto a JxCAT y la CUP, y la de ir a un tripartito junto a PSC y Podemos.
ERC tiene la Generalidad al alcance de su mano, pero la política española es muy volátil en la actualidad y un solo paso en falso en el Congreso de los Diputados podría dar al traste con sus posibilidades.
Concesiones a ERC
Un segundo punto a favor del tripartito de ERC, PSC y Podemos son los Presupuestos Generales del Estado, que incluyen varias concesiones al nacionalismo catalán que facilitarán sin duda alguna la gestión del gobierno regional que salga de las urnas el 14 de febrero.
Jéssica Albiach, de Podemos, ha reivindicado ese éxito como propio atribuyendo a su partido "un acuerdo para los Presupuestos con una inversión histórica para Cataluña". El mensaje de fondo está claro. Por Podemos no quedará para la formación de un tripartito que sería visto como el heredero de los de 2003 y 2006, encabezados por Pasqual Maragall y José Montilla respectivamente.
Todo dependerá en buena medida de la batalla que librarán PSC y JxCAT por el segundo puesto en los comicios autonómicos. Si JxCAT queda cerca de ERC y por delante del PSC, la opción de un tripartito separatista ganará enteros. Si el PSC queda por delante de JxCAT y los de Puigdemont se estrellan, el tripartito de ERC junto a los socialistas y los comunes de Podemos se hará realidad con casi total seguridad.
Limando asperezas
Si del PSC dependiera, el tripartito junto a ERC y Podemos sería una realidad la misma noche de las elecciones. Miquel Iceta, que será el candidato socialista a la presidencia de la Generalidad tras despejar los rumores que hablaban de su sustitución por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha limado cualquier posible aspereza en el discurso del PSC que pueda ofender al votante republicano.
Ejemplo de ello es su respuesta tras las recientes detenciones de la Guardia Civil durante la operación Voloh por un presunto desvío de fondos al independentismo: "No me gustaría opinar sobre una cuestión que desconozco absolutamente. Debemos esperar a que se desarrolle la operación, que se dé la información necesaria, y que la autoridad judicial permita establecer de qué estamos hablando".
Poco después, en el Parlamento catalán, Iceta dijo darse por satisfecho con las rocambolescas explicaciones dadas por el presidente en funciones Pere Aragonès durante la primera sesión de control tras la operación Voloh, que implica a cargos de ERC: "Me puedo dar por satisfecho con sus explicaciones y lo único que deseo es que la realidad no las desmienta".
A costa de Ciudadanos
Los sondeos electorales vaticinan un sensible ascenso del PSC, a costa de Ciudadanos, que podría llegar hasta los 25 diputados. En 2017, el PSC obtuvo 17 diputados y Ciudadanos, 36. Ahora, los naranjas podrían caer hasta los 16 o 17, según la encuesta más reciente del CEO, el CIS catalán.
La obviedad de que el principal caladero de votos del PSC está en los de Inés Arrimadas obliga sin embargo al PSC a un cierto equilibrismo. Su acercamiento a ERC debe ser por lo tanto lo suficientemente sutil como para no alienar al votante naranja.
Una segunda duda es el impacto que pueda tener la candidatura del PDeCAT, encabezada por Ángels Chacón, en los resultados de JxCAT. El PDeCAT es la opción moderada del universo postconvergente y pretende ofrecerse a los votantes catalanes como la representante de las esencias de la vieja CiU, aunque sin dejar de definirse como "independentista".
Los líderes electorales
Ya se sabe quién encabezará las principales candidaturas en las elecciones autonómicas catalanas del próximo 14 de febrero. Dado que la inhabilitación de Oriol Junqueras impide su presencia en las listas, el cabeza de cartel de ERC sera el actual presidente en funciones de la Generalidad tras la inhabilitación de Quim Torra, Pere Aragonès.
Al límite del tiempo reglamentario, Carles Puigdemont despejó esta semana las dudas acerca de quién encabezará la lista de JxCAT. Finalmente, Puigdemont ha optado por una fórmula mixta.
El prófugo "liderára" la lista de su partido, pero el candidato a la Generalidad no será él, sino que saldrá de las primarias que disputarán el próximo 28 y 29 de noviembre la portavoz en el Congreso, Laura Borràs, y el consejero de Territorio, Damià Calvet.
No está sin embargo claro el puesto que ocupará finalmente Puigdemont en las listas de JxCAT. Las principales opciones parecen ser la de número uno por Gerona, número dos por Barcelona o un puesto simbólico.
Caras nuevas
Laura Borràs es la candidata favorita y la preferida por la militancia de JxCAT. Pero Damià Calvet cuenta con el apoyo, nada desdeñable, de Jordi Turull y Josep Rull, además del de buena parte de la vieja Convergencia.
Sobre Borràs pesa, además, la amenaza de su inhabilitación. Si esta se produce finalmente, y Puigdemont es su número dos, el liderazgo del grupo acabaría en manos del tercero de la lista.
En contra de ERC juega, sin embargo, la grisura de su candidato, Pere Aragonès. Un político demasiado cercano a eso que en Cataluña ha empezado a conocerse como "la generación tapón" y que incluye tanto a Artur Mas como a Oriol Junqueras.
Cataluña parece pedir caras nuevas y Laura Borràs parece encajar en ese perfil mejor que Pere Aragonès. ERC ya ha perdido antes elecciones frente a Convergencia cuando todo el mundo le daba por ganadora y de ahí la prudencia con la que los republicanos están midiendo sus pasos tanto en el Congreso de los Diputados como en Barcelona.
Los cabezas de lista de PP y Vox serán Alejandro Fernández e Ignacio Garriga. Ambos batallan, junto con el PSC, por captar al votante desencantado de Ciudadanos, cuya lista liderará Carlos Carrizosa. Los sondeos, de momento, parecen augurar que PP y Vox recibirán buenas noticias la noche del 14 de febrero. El primero, porque incrementará sus cuatro escaños hasta los 7 u 8. El segundo, porque entrará en el Parlamento catalán con entre 4 y 6.