El "mensaje claro" de Felipe VI fue para el Emérito y para todos los demás. El Rey utilizó su mensaje de Navidad [léalo íntegro en PDF] para aludir a su padre sin mencionarlo, recordando que "los principios éticos nos obligan a todos sin excepción" por encima incluso de lazos "personales o familiares". Y también para explicitar su papel -el suyo- como símbolo constitucional de la "unidad y permanencia del Estado". Y con ello recordar, a quien hiciera falta hacerlo, que la etapa de Juan Carlos I ya pasó, para bien y para mal.
Don Felipe eligió con mimo el modo de proteger a la Monarquía de los escándalos que llevaron a su padre a las portadas y al exilio en 2020. Pero también lo hizo con determinación frente a las presiones. El Rey se reivindicó a sí mismo y echó tierra sobre la anterior etapa en la Jefatura del Estado.
Porque efectivamente, evitó pronunciar el nombre de Juan Carlos. Pero pareció hacerlo adrede, advirtiendo a todos los que hoy critican la figura del Emérito que él ya había elegido ese camino cuando heredó la Corona. Así, no se limitó a pasar esa página de la Historia, también explicó el porqué.
"Ya en 2014, en mi proclamación ante las Cortes Generales, me referí a los principios morales y éticos". Es decir, ya antes de que se publicasen los escándalos, el hijo había optado por el "espíritu renovador que inspira" su reinado "desde el primer día".
Éste era el pasaje clave del discurso que todos estaban esperando, en lo tocante a la polémica que lo ha venido persiguiendo desde que asumió el Trono: la conducta de su padre. Y con más intensidad, este año.
Máxima expectación
El mensaje de Navidad del Rey había venido precedido en este 2020 por la mayor expectación que se recuerda desde la abdicación de su progenitor. Éste no sólo ha sido para todos los españoles el año de la pandemia y su brutal crisis socioeconómica, también ha sido el ejercicio más difícil para el Jefe del Estado desde que asumió la Corona, con un Gobierno que aloja activistas republicanos en su interior, y con la Fiscalía dando pasos al son de las revelaciones de la prensa.
Hasta en dos ocasiones durante el mismo año, la Casa Real se vio obligada a apartarse de su anterior inquilino. La primera, en marzo, cuando Don Felipe retiró la asignación a su padre y se desentendió de cualquier herencia económica procedente de él. Aquél fue el primero de los gestos de "transparencia y ejemplaridad", como los llegó a bautizar Pedro Sánchez. "El Gobierno los aplaude y seguirá celebrando cualquier medida futura".
El presidente acuñó otro sintagma para la Historia de la Monarquía cuando se confesó "perturbado e inquieto" a la vista de las revelaciones de EL ESPAÑOL sobrelos documentos y las relaciones del Emérito con los implicados en el escándalo de los 100 millones de dólares que le regaló el rey saudí en 2008.
La segunda negación del padre llegó en agosto, tras una delicada negociación con Moncloa, que provocó dos efectos: el comunicado de Zarzuela que daba cuenta de la decisión de Juan Carlos de abandonar España por "la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada", y ahora la reafirmación de Felipe VI en este mensaje de Nochebuena.
Un 80% de pandemia
Tanto el ala socialista como la de Unidas Podemos en el Gobierno expresaron en las últimas semanas sus deseos de que el Rey hiciera alguna referencia a los escándalos del Emérito en su discurso. "Eludirlo sería un signo de debilidad", dijeron en las filas moradas. El Monarca "sabe leer muy bien nuestro país y estará a la altura de un año muy difícil", subrayó la vicepresidenta Carmen Calvo.
Pero, a la vista del discurso, la influencia del Gobierno de coalición en las palabras de Don Felipe se notó más en el contenido social de su alocución que en las reivindicaciones sobre reformas constitucionales, modelos de Estado u otras consideraciones como la "plurinacionalidad".
Así, la pandemia y "el sufrimiento, la tristeza y el temor" que trajo; las víctimas y "el enorme esfuerzo de los sanitarios"; la crisis económica "y evitar, sobre todo, que derive en una crisis social"; el desempleo, la "lucha contra las desigualdades" y para que los jóvenes no sean una "generación perdida"... todos esos mensajes llenaron el 80% de las 1.697 palabras del Rey. E incluso presidieron la cortinilla final de imágenes con las que se despedía la emisión.
La realidad de la España de la pandemia se sucedió con fotografías de sanitarios, profesores y maestros, mercados de abastos y otros servicios esenciales, agricultores, ganaderos y los agentes sociales, además de instantáneas entresacadas del recorrido de los Monarcas por todas las Comunidades Autónomas tras el fin del confinamiento.
La "unidad"
Esas alusiones alegóricas habían estado presentes en los 13 minutos y medio de intervención de Don Felipe. El Rey se acordó de las diversas crisis derivadas de la Covid, pero supo introducir mensajes de esperanza. Así, exhortó a los españoles a que su "respuesta a una crisis tan seria como la que estamos viviendo" no sea "más desánimo o más desconfianza", sino al contrario, "determinación y seguridad en nosotros mismos, de lo que somos capaces de hacer unidos".
Y es que la "unidad" fue otro de los conceptos que engarzaron cada pasaje del mensaje de Navidad. Sin una crisis política como la del 2019 de las cinco convocatorias electorales, ni un desgarro territorial como el de 2017, en el que el independentismo dio un golpe en Cataluña, Felipe VI dejó semillitas de su función como garante de la unidad casi en cada pasaje.
El Monarca aprovechó su primer curso de cierta estabilidad política para impregnar su discurso del mensaje político que le corresponde como Jefe del Estado: apeló al trabajo de los sindicatos y también de los empresarios. Imbricó a España en el "proyecto común" de modernizarse gracias al "compromiso firme que ha asumido la Unión Europea".
El Rey incluso guardó un párrafo para abogar por la unidad del Gobierno. Hizo un guiño al imaginario de Pablo Iglesias al reivindicar la "protección de los más vulnerables" como una "cuestión de dignidad"... y pidió ese "reconocimiento y apoyo para nuestras empresas" que no se cae de la agenda del equipo económico de Nadia Calviño.
Pero sobre todo, Felipe VI culminó su discurso con unas palabras que parecían calcadas a las del presidente del Gobierno hace ocho días en el Congreso. Entonces, Sánchez dio cuenta de su gestión de la pandemia y sentenció: "Nuestra sociedad desea, reclama y merece que salgamos adelante".
Y esta Nochebuena, el Jefe del Estado se puso el primero en marcha para hacerlo posible: "España saldrá delante, con todos y para todos. Y como Rey, yo estaré con todos y para todos no sólo porque es mi deber y mi convicción, sino mi compromiso con España".