No había un gobierno de coalición en España desde la II República. Hoy, esa novedad cumple un año. El 7 de enero de 2020, Pedro Sánchez fue investido presidente tras superar el insomnio y pactar con Pablo Iglesias. El PSOE abría la puerta del Consejo de Ministros a Unidas Podemos. El acuerdo introducía otra novedad histórica: miembros del Partido Comunista iban a desempeñar una cartera por primera vez desde la Guerra Civil.
La hemeroteca muestra lo impredecible del actual Gobierno. Palabra de Sánchez: “El PSOE nunca va a pactar con el populismo porque el final del populismo es la pobreza (…) y la falta de democracia”. En caso de abrazar a Podemos… “sería un presidente que no dormiría por la noche, como el 95% de los ciudadanos de este país”. “El señor Iglesias y Podemos defienden que hay presos políticos en España, y yo no puedo aceptar eso”, también palabra de Sánchez.
A lomos de la contradicción, el presidente amarró una mayoría que acaba de garantizarle -vía Presupuestos- la permanencia en Moncloa. Con motivo de su aniversario, EL ESPAÑOL entrevista a sus socios y adversarios. Sánchez, en el diván.
Psicoanalizan al socialista Pablo Casado (Partido Popular), Inés Arrimadas (Ciudadanos), Gabriel Rufián (Esquerra Republicana) y Jon Iñarritu (Bildu). Lo hacen desde varios puntos de vista: el Sánchez parlamentario, el Sánchez gestor, el Sánchez detrás de la cámara, el Sánchez negociador...
Pablo Casado
Pablo Casado elige estas tres palabras para catalogar el aniversario de Pedro Sánchez: "Mentiras", "incompetencia" y "arrogancia". Porque "mintió acerca de aquel pacto que supuestamente no le dejaría dormir y también en lo referido a los independentistas y los batasunos".
Tacha de "absoluta incompetencia" su labor de gestión y le recrimina "un gran triunfalismo frente al drama social y económico que sufrimos, con cinco millones de desempleados y dos millones de familias recurriendo al banco de alimentos". Casado habla de un "año nefasto en la historia democrática de España".
En calidad de líder de la oposición, se mide con Sánchez casi todos los miércoles en el Congreso. "Tiene aversión al Parlamento, gobierna con un cesarismo que le hace despreciar a la oposición, a los medios y a los reguladores -Comisión Nacional del Mercado de Valores, Comisión Nacional de Mercados, el CIS y el Consejo de Seguridad Nuclear", apunta.
Casado acusa a Sánchez de querer "ocupar el poder judicial tal y como hizo con la Fiscalía": "El PP lo paró en Europa".
El presidente del PP rememora así cómo conoció a Sánchez: "Fue hace diez años, cuando coincidíamos en tertulias de televisión. Él era concejal en Madrid y yo diputado autonómico. Nuestro trato era cordial".
¿Qué ha pasado esta legislatura? "He intentado llegar a varios acuerdos. Todavía mantengo la mano tendida en el pacto sanitario, el fortalecimiento institucional y la reconstrucción con los fondos europeos. Le apoyé en la renovación del Pacto de Toledo. No aceptó nuestro ofrecimiento en educación, ni en materia internacional, de inmigración y seguridad".
-¿Cuál ha sido el error más imperdonable a lo largo de este año?
-No atender a las advertencias que le hizo la Organización Mundial de la Salud, la Unión Europea y yo mismo -en una sesión de control- sobre la gravedad de la pandemia. Más tarde, dio por derrotado al virus y desapareció cuando la segunda ola comenzaba a crecer. Ahora, temo las recetas económicas de los Presupuestos. Subir impuestos y disparar el gasto burocrático es echar gasolina a la recesión.
-¿Encuentra aciertos?
-La implicación del Ejército en la lucha contra la pandemia. Y reconocer a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela. Pido que lo mantenga esta semana tras la farsa electoral del dictador Maduro. También acertó al no derogar la reforma laboral del PP, que creó tres millones de empleos. Espero que no cumpla su amenaza de cambiarla tras su pacto con Bildu.
Sobre los Presupuestos, Casado se muestra incrédulo: "Sánchez no aceptó ni una sola de las 1.500 enmiendas del PP. Aceleró los plazos de tramitación retorciendo el reglamento parlamentario. Y lo más grave fueron las contrapartidas de sus socios radicales, como acabar con la condición vehicular del castellano y colocar a los defensores de ETA en la 'dirección del Estado'".
En relación a la pandemia, Casado asegura que el Ministerio de Defensa ha estado a la altura: "Todo lo demás que dependía del Gobierno ha fallado, tanto en la parte de prevención como en la sanitaria, económica y social. Es difícil funcionar cuando se engaña a los españoles hablando de unos expertos inexistentes".
"Es difícil hacerlo peor. Ha actuado tarde y mal. Ha acumulado todo el poder cuando hacía falta colaboración entre instituciones. Se ha desentendido cuando había que liderar la respuesta a la pandemia. Sus mentiras, las de Illa y las de Simón han causado mucho dolor".
Casado se despide con un dardo sobre el candidato Illa: "Sánchez pretende venderle como activo electoral cuando se trata del peor ministro de Sanidad de la democracia. Es algo kafkiano. Al PP le pedían la dimisión de una ministra por la muerte de un perro a causa del ébola. Hoy, el ministro que ha gestionado negligentemente una pandemia con 80.000 muertos se dedica a hacer campaña en plena tercera ola. Es obsceno".
Gabriel Rufián
Gabriel Rufián define con una frase la figura de Pedro Sánchez durante el último año: "Sigue haciendo gala de su principal virtud. La resiliencia".
El portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso celebra que el Gobierno haya "aprobado políticas sociales antagónicas a la anterior crisis" gracias a la "presión del bloque de la investidura".
Rufián es el encargado en su partido de debatir con Sánchez desde la tribuna. Anota sobre el presidente: "Parlamentariamente ha crecido. Está más suelto. No tiene la elocuencia de Aitor Esteban ni la contundencia de Joan Tardà, pero se cree el cargo. Y eso ya es mucho".
El líder de los republicanos catalanes diagnostica un "poco o nulo nivel parlamentario en la oposición de derechas": "Eso también ayuda a Sánchez. Lo de Abascal en la moción de censura fue de vergüenza ajena".
Sobre el proceder de Sánchez fuera de cámara -al que ha podido conocer en las reuniones de Moncloa-, se muestra escueto: "Es cordial".
-¿Cuál ha sido el error más imperdonable que ha cometido el presidente del Gobierno durante este año?
-No solucionar la situación de nuestros compañeros y compañeras injustamente encarcelados. Si queremos que en el hoy y en lo venidero la política vaya de hechos y no de superchería, hay que hacerlo.
-¿Y sus mejores aciertos?
No caer en las provocaciones de una derecha y de una ultraderecha tan soeces.
Sobre el apoyo prestado por ERC a los Presupuestos, Rufián indica: "No nos unió el amor a la propuesta, sino el espanto a la alternativa". Sin embargo, afea a Sánchez haber "callado frente a los ataques del golpismo ultra político, mediático y militar".
Así define la relación que une a su partido con el presidente del Gobierno: "Es de continua presión y negociación. Resulta frustrante que cueste tanto doblarle el brazo a un gobierno hipotéticamente progresista para algo tan decente como evitar los desahucios en plena pandemia. Pero lo seguiremos haciendo".
-¿El saldo de ERC referido a las negociaciones con el Gobierno durante este año es positivo o negativo?
-Basta estar cinco minutos en una celda con Oriol Junqueras, Raül Romeva, Dolors Bassa o Carme Forcadell para saberlo.
Inés Arrimadas
La polarización ha levantado un abismo entre los socios y los adversarios de Sánchez. Arrimadas pide ser colocada en el segundo grupo, pero matiza: "Ciudadanos es un adversario responsable".
Define al presidente como un hombre "más centrado en su figura que en España". Asiste preocupada al aniversario de un Gobierno "más ocupado de la comunicación y la imagen que de los problemas de los españoles".
Cuando se le pide un retrato del Sánchez parlamentario, no duda: "Está claro que no se siente cómodo. Huye del debate. Va al Congreso lo menos que puede. No le veo nada cómodo".
Arrimadas reitera que a Sánchez le gusta más el "formato mitin" y las "comparecencias dominicales" que el debate: "A las sesiones de control, suele llevar las respuestas escritas. Incluso las réplicas, cuando ni siquiera sabe qué vamos a decir nosotros. Recurre a muchos clichés. Sus ataques son los mismos. Antes que en el Congreso, prefiere ejercer el poder desde Moncloa".
-¿Y qué le parece Sánchez fuera de cámara? En un plano más personal.
-En las distancias cortas, es más cordial que en la tribuna. Los ataques personales que lanza luego no se corresponden con el trato personal.
Preguntada por el error más grave de este año, sintetiza: "Lo más imperdonable es intentar tapar los fallos y echar la culpa a otros. No asume su responsabilidad. Claro que gestionar una pandemia no era fácil, pero de ahí a hacerlo mal y a decir que era culpa de los demás...".
A la presidenta de Ciudadanos le cuesta encontrar un acierto entre las decisiones de Sánchez. La "gota en el océano" es el "estudio serológico realizado para medir la inmunidad de la población".
Sánchez sacó adelante los Presupuestos con 188 votos. ¿Virtud negociadora o entreguismo? "Si cedes en todo a los nacionalistas y les das hasta los ojos de España, te votan a favor. Eso no es difícil conseguirlo. Nosotros ofrecimos una alternativa. Hicimos oposición responsable. La prueba está en nuestros pactos presupuestarios con Page y Lambán".
En cuanto a la pandemia, Arrimadas encuentra la principal virtud de Sánchez en sus "rectificaciones": "No ha querido asumir la gestión. Por otro lado, la mayor caída del PIB de todo el mundo desarrollado se produce porque no se han dado ayudas a los autónomos ni a los empresarios".
-¿Cómo definiría su relación con Sánchez?
-Creo que es una relación de responsabilidad por mi parte. Es el presidente del Gobierno durante la mayor pandemia de la Historia reciente. Somos oposición, de eso no hay duda, pero una oposición responsable y útil. No concibo la oposición como una sala de espera donde estar hasta que toca el turno para gobernar.
Jon Iñarritu
Aunque no es el portavoz de su grupo, Jon Iñarritu es el diputado más mediático de EH Bildu esta legislatura. Su nombre copó los titulares de telediarios, radios y periódicos después de que se dirigiera en estos términos a un parlamentario de Vox cuyo hijo fue matado por ETA: "Ese terrible asesinato es una injusticia que nunca tenía que haber sucedido".
Iñarritu conoció a Sánchez hace ya casi diez años, cuando el entonces presidente era un diputado raso cuyo escaño estaba muy próximo a los de la bancada abertzale.
Define a Sánchez como una persona "con suerte" y que se "sabe amoldar a las distintas situaciones". Prueba de ello fueron su resurrección en el PSOE y su alambicada moción de censura: "Resurgió como un ave fénix". "No sé si es un estadista, pero conoce los tiempos y sabe utilizarlos", reitera.
Iñarritu comenzó a reparar en aquel diputado desconocido llamado Sánchez cuando le dijeron: "¿Sabes a quién están preparando para ser candidato? No, no es Edu Madina. ¡Pedro Sánchez!". Así empezó a sonar su nombre en el Congreso.
-¿Podría trazar un retrato del Pedro Sánchez parlamentario?
-No hay ningún portavoz o líder que no sea un buen orador. Lo digo también por Casado, Arrimadas, Lastra, etcétera. Los partidos no ponen al peor a hacer esa labor. Dicho esto, creo que Sánchez sabe manejarse en el atril. Mantiene un tono bastante sosegado pese a la tensión que tratan de infundir algunos partidos.
Bildu votó "sí" a los Presupuestos. Iñarritu lo celebra. Dice que dan "estabilidad" y que están concebidos para "durar mucho tiempo": "Ahora, veremos cómo gestiona el Gobierno los fondos".
Como error imperdonable, Iñarritu señala la "tardanza" en la gestión de la pandemia, aunque reconoce que es fácil decirlo cuando los toros han pasado. Critica que Sánchez ejerciera el "mando único" tras declarar el primer estado de alarma y se congratula de la posterior vuelta a los quehaceres autonómicos.
"Tiene un tic centralizador. Se indigna cuando se lo decimos, pero es así. Promete completar las transferencias pendientes, pero no lo materializa. Tampoco nos ha gustado la militarización y el exceso de medios policiales durante la crisis sanitaria", incide Iñarritu.
Halla el principal acierto de Sánchez en la "apertura a los partidos del bloque de la investidura" y en haber superado la "tentación de pactar" con Ciudadanos: "Fue un éxito resolver ese dilema en favor de las izquierdas y los independentistas".
-¿Cómo definiría la relación de Sánchez con Bildu?
-En un inicio, era más prisionero de los dimes y diretes de los medios; también de las presiones que recibía. Ahora actúa con más normalidad, nos trata como un partido más. Es cordial.
-¿El saldo de Bildu en relación a las negociaciones con el Gobierno de España durante este año es positivo o negativo?
-Positivo. Hemos tenido capacidad de influencia en asuntos importantes. Antes, cuando gobernaba el PP con mayoría absoluta, sólo podíamos hacer oposición.