Ramón Tamames (Madrid, 1933) vivió el 23-F como dirigente del PCE. Recuerda el episodio como una "tragicomedia" que no le quitó el sueño. Literalmente. "Cuando estábamos en el hemiciclo aguantando toda la noche, yo pude dormir un par de horas, me vinieron muy bien", relata.
-¿Se durmió en medio de un golpe de Estado?
-También hice dibujos de Guardias Civiles en posiciones divertidas. Ah, y leí un libro sobre la Escuela de Fráncfort.
Tamames detesta provocar indiferencia. Le gusta hablar afilado. Y a sus 87 años esa faceta de su carácter resulta incorregible. El histórico comunista cobra relevancia en este cuarenta aniversario del 23-F porque su nombre figuró en la quiniela para "un Gobierno de salvación nacional" supuestamente rubricada por el general Alfonso Armada.
El origen de esa lista se sitúa en Carmen Echave, política de UCD que, por su profesión de médico, tuvo libertad de movimientos en la Cámara mientras duró el golpe. Aseguró haber escuchado a Armada mencionar los nombres de sus ministrables, entre ellos el de Ramón Tamames al frente de Economía.
Más allá de la lista, sí está claro que Armada concibió un gobierno de concentración que le llevara a la presidencia. Su golpe ideal era el que, a ojos de todo el mundo, habría parecido... la solución del golpe.
Se presentó en el Congreso ya de noche -en plena coordinación con Tejero y Milans- para proponerse a la investidura y obtener el voto favorable de los parlamentarios allí encerrados. Cuando llegó, cometió un error. Contar a Tejero que los comunistas -ahí entra Tamames- también estarían en su gobierno. Entonces, el teniente coronel de la Guardia Civil puso el grito en el cielo y le negó a Armada la entrada en el hemiciclo. En ese instante, la asonada quedó herida de muerte.
Tamames asegura que nunca conoció a Armada, fallecido en 2013: "Ni siquiera lo vi, desconozco cuáles eran sus motivaciones". Sin embargo, otorga veracidad a la hipótesis que le apunta como ministrable en 1981. "(Enrique) Múgica iba a ser el ministro de Justicia. En eso fue premonitorio, en mi caso no", bromea.
-¿Hubiera aceptado ser ministro de Economía de aquel gobierno de concentración?
-¡No, por Dios! ¿Cómo iba a aceptar yo algo así? Ser ministro de un gobierno nacido de un golpe militar. Es imposible aceptar eso.
-¿Qué habrían votado los comunistas si Armada hubiese podido entrar al hemiciclo y se hubiese propuesto presidente?
-A mi en el año 1956 me llevaron a la cárcel, entre otras cosas, por decir que España necesitaba una Constitución. Tras haber luchado 22 años por una Constitución, ¿cree que hubiéramos aceptado que se frustrara?
-¿Y por qué cree que Armada pensó en usted como ministro?
-Armada hizo ese equipo pensando en un Gobierno de sabios, pero fue una idea fantasiosa. Armada no tenía preparación, no había leído Técnica del golpe de estado (Curzio Malaparte, 1931), y tenía el sueño nostálgico de ayudar al Rey y sacar a España del marasmo.
"Creo que Armada estaba preocupado por la tirantez del ambiente: había un separatismo claro en algunas Comunidades autónomas, ETA estaba asesinando todos los días y la situación económica era preocupante", explica el Catedrático de Estructura Económica.
El PCE y Carrillo
Antes del golpe de Estado, Ramón Tamames se había mostrado partidario de un gobierno de concentración. Además, en 1978, había asegurado que "sería conveniente que un militar ocupara la cartera del Interior", contraviniendo al secretario general del PCE, Santiago Carrillo. Sus palabras le fueron reprochadas durante años por sus camaradas comunistas.
Sin embargo, más de 40 años después, Tamames se reafirma en su postura: "Lo sostuve y nunca quité la idea de la mesa; me parece que había que imponer respeto y temor democrático ante ETA".
-¿Cómo hubiera ayudado un militar en Interior en la lucha contra ETA?
-ETA tenía una estructura militar, hablaba de una lucha armada y planteaba una destrucción de las posibilidades de acuerdo. Era una guerra declarada, por eso pensé que lo ideal sería un militar inteligente, como Gutiérrez Mellado, pero él estaba ya muy erosionado por los años de Gobierno de Suárez.
Sobre sus discrepancias con Santiago Carrillo, el histórico comunista asegura que éstas fueron el detonante de su marcha del PCE: "Yo ya había anunciado mi marcha del partido, pero cuando ocurrió el 23-F decidí aguantar hasta mayo porque me parecía inapropiado irme en ese momento".
Pese a sus desavenencias públicas, ambos dirigentes comunistas siempre se profesaron un gran respeto intelectual. "Sería muy lamentable que un hombre tan valioso como Ramón Tamames abandonara el PCE", lamentó Carrillo poco antes de que se consumara su marcha.
Juan Carlos I
Otro de los temas que aún suscita debate sobre el 23-F es la supuesta implicación de Juan Carlos I, por cuanto hay quienes sostienen que pudo ser conocedor, o incluso inductor, del golpe. Y esta tesis se fundamenta en que, según asegura la periodista Pilar Urbano, unos cuantos generales se reunieron en la Zarzuela días antes de la toma del Congreso.
"Todos hemos tenido nuestras dudas, pero yo las he ido disipando", anuncia Tamames, que explica su tesis: "Juan Carlos I conocía a Armada y probablemente sabía de sus inclinaciones, pero no pasó de ahí. Quizá le pesó la historia de Constantino de Grecia, que aceptó la dictadura de los militares y luego se tuvo que marchar".
Tamames considera que "una ruptura como la que se vivió con la dictadura era impensable". Y ésta fue posible gracias a "un rey extraordinario con la mácula de sus emprendimientos económicos y de sus fantasías personales".
El exdirigente del PCE siempre ha demostrado devoción por el Rey Emérito. Y la continúa profesando, pese a las informaciones que apuntan a supuestas corruptelas: "Fue uno de los grandes autores de la Transición y así lo juzgará la Historia mayoritariamente".
De hecho, propone que el Emérito haga "una declaración pública de todos sus bienes ocultos y no ocultos" y constituya la Fundación Juan Carlos I para el "mecenazgo y la promoción del bienestar económico y cultural de todos los españoles": "Sería una iniciativa única que le permitiría resarcirse".
Unidas Podemos
No sólo por su beligerancia contra el Rey Emérito y contra la Corona, sino también por su impugnación del sistema del 78, el exdirigente del PCE no tiene en alta estima -intelectual ni moral- a los dirigentes de Unidas Podemos. "Son una panda de aviesos personajes", considera.
-Algunos de sus dirigentes se reivindican "comunistas".
-Son una banda anticasta que luego se ha convertido en su propia casta. Y tiene a figuras delictivas: uno no paga la seguridad social, el otro recibe dinero de Irán y demás países dictatoriales... No son comunistas en el sentido marxiano. La forma de vida determina la conciencia, y estos señores viven como Dios mientras mantienen su fijación antisistema y echan gasolina al fuego en sucesos como los de estos días.
Y es que a Tamames le indignan "las necedades" que profesa la extrema izquierda actual contra la Corona: "¿Que el Rey no ha sido votado? Ha sido elegido en el referéndum del 6 de diciembre de 1976, que se resolvió con una mayoría impresionante y ahí estaba incluida la Monarquía Parlamentaria".
Pero el economista y político refuerza su argumentación remitiéndose a la Ley orgánica especial de abdicación: "Votaron a favor de Felipe VI el 80% de los diputados, y eso tampoco se recuerda. Es el único país del mundo en el que el Rey ha sido elegido al votarse una ley de transferencia".
"Reconciliación nacional"
En febrero de 1956, Tamames fue encarcelado por participar en una revuelta estudiantil contra el régimen franquista. Tras salir de la cárcel, decidió ingresar en el PCE "porque era el único partido que luchaba por las libertades". Tras romper con el partido, cofundó Izquierda Unida y la abandonó de un portazo.
Ahora lamenta que la izquierda de España no esté en la línea de aquello por lo que tanto luchó años atrás: la reconciliación nacional.
-El espíritu de reconciliación que posibilitó la Transición se ha ido diluyendo en los últimos años. ¿Hace falta otro gran pacto entre los españoles?
-Sería lo deseable. La reflexión del 23-F nos debe servir para eso. En estos momentos, necesitamos el consenso incluso más que en el 78 porque hay muchos cambios tecnológicos y sociales. Además, la pandemia lo ha revuelto todo. Ojalá una nueva reconciliación nacional.