Recuerdo perfectamente la campaña que lanzó hace un par de años Save The Children para dar voz al dolor de los niños y las niñas víctimas de abusos. Se titulaba #RompoelSilencio contra el abuso sexual infantil.
Hoy, aquí, en medio del ruido que provocan las mociones de censura, las elecciones en Madrid o los problemas sobre la vacunación, quiero romper el silencio para contarles la historia de una niña valenciana, víctima de abusos sexuales, que ha ganado la batalla a la Generalitat pese a los intentos de silenciarla.
Les pongo en contexto. El martes se conoció una sentencia demoledora que condena al exmarido de la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, a cinco años de prisión por un delito continuado de abuso sexual a una menor tutelada por la Generalitat.
Tres magistrados de la Audiencia Provincial de Valencia ponen negro sobre blanco “la hostilidad y absoluta falta de empatía hacia la víctima” por parte de la Administración. Su obligación era proteger a una niña de 14 años, dado que era su tutora legal, pero la sentencia describe una conselleria que intenta doblegar la voluntad de la menor para que no trasciendan los abusos que sufrió.
Se narra cómo desde la Administración se intentó desacreditar a la víctima llamándola “mentirosa” y “violenta”. Se cuenta cómo se intenta “disuadir” a dos policías para que no denuncien los hechos ante la Fiscalía. Se describe cómo se encargan informes “sesgados” que “podrían estar animados por un interés de exculpar a la Generalitat”.
La menor tutelada no tuvo defensa legal de la Generalitat y fue llevada al juicio esposada y escoltada por la Policía
Los magistrados afean que el Departamento de Oltra escondiera los apellidos del acusado (de su ex) y permitiera que éste confeccionara “un protocolo” para defenderse. Y, por último y más grave, la menor tutelada no tuvo defensa legal de la Generalitat y fue llevada al juicio esposada y escoltada por la Policía.
Sinceramente, el menor de los problemas es que el abusador sea la expareja de Oltra. Lo profundamente preocupante es la actuación de la Conselleria de Igualdad. El relato describe la actitud machista que hoy atribuimos a cualquier maltratador. Primero, se intenta tapar los abusos; luego, se intenta desacreditar y descalificar a la víctima.
Expuesto el caso, queda al descubierto la gran mentira del movimiento feminista militante: calladas cuando afecta a una de las suyas. A estas alturas, ni la señora Oltra ni la Generalitat –recordemos: gobernada por PSOE, Compromís y Podemos– han pedido perdón a esta niña por el calvario que ha sufrido para que su verdad se sepa y para que el agresor pague por lo que le hizo.
¿Dónde están ahora los gritos de “No estás sola”? ¿Dónde están ahora las condenas públicas? ¿Dónde están los mensajes para “señalar y estigmatizar” al maltratador y abusador? En las filas de la izquierda hay un silencio atronador que socava todas las proclamas feministas lanzadas desde el sectarismo de quien se cree que la igualdad y la defensa de la mujer sólo pertenece a una ideología.
La sentencia confirma que la Conselleria de Igualdad dirigida por Mónica Oltra no sólo no creyó a una niña desamparada que sufrió al menos hasta 10 episodios probados de abusos sexuales, sino que se puso al lado del agresor.
La respuesta de Oltra ha sido presentarse a ella misma como una víctima de “la derecha” y de “su caverna mediática”. Inmenso error y flaco favor al feminismo. La única víctima aquí es la niña que ha sufrido una doble victimización: del abusador y de una actuación imperdonable de la Generalitat Valenciana.
¿Por qué el caso de una niña víctima de abusos y abandonada por la Administración no copa los telediarios?
Me pregunto qué hubiera pasado si Oltra hubiera sido del PP. Creo que como mínimo habría tenido escraches debajo de su casa, una presión mediática brutal, no podría salir ni a comprar el pan y le hubieran acusado de ser cómplice del “patriarcado machista y abusador.” Esta doble moral debería hacernos reflexionar.
Deberíamos preguntarnos por qué un caso donde una niña, víctima de abusos y abandonada por la Administración, no copa los telediarios.
Deberíamos preguntarnos por qué la ministra de Igualdad entra en una televisión de ámbito nacional para hablar de una famosa que denuncia malos tratos y no dice nada para defender a una menor que ha peleado contra todo el aparato administrativo y político de una conselleria.
Esta niña se merece mucho. La sociedad debería reconocer su lucha. Resistió, aguantó y llegó hasta el final con su denuncia. Ella rompió el silencio y lo contó. Save The Children alerta que sólo el 15% de los casos de abusos sexuales infantiles se denuncian y el 70% de ellos nunca llegan a juicio.
Ella hizo lo que la sociedad dice que se debe hacer: denunciar y no echarse atrás. Esta pequeña heroína lo hizo y la izquierda la abandonó. Por ella, Oltra debería dimitir y el Gobierno valenciano debe pedir perdón.
En medio del ruido de todos los días, se encuentran historias como la de esta niña valenciana. Un David contra Goliat. Una historia real de lucha contra la violencia machista, de defensa de la mujer y de la infancia. Esta niña es más grande que todas las Oltra, Montero y Calvo juntas. Pese a Oltra, #YoSíTeCreo.
*** María José Catalá es portavoz del PP en el Ayuntamiento de Valencia y presidenta de este partido en la capital valenciana.