Por primera vez desde que asumió el cargo, Pablo Iglesias salió a la calle este martes como exvicepresidente segundo del Gobierno. Y en su primer acto público como candidato de Unidas Podemos a presidir la Comunidad de Madrid, sufrió un desagradable incidente.
"Fuera la casta de nuestros barrios", le espetaron cuatro radicales que hicieron saludos fascistas cuando Iglesias se dirigía a un acto con una asociación de vecinos en la localidad madrileña de Coslada.
Ante el hostil recibimiento, Iglesias se desplazó hasta el lugar donde se encontraban los increpantes y se encaró con uno de ellos. Entonces, uno de sus guardaespaldas los separó metiendo el brazo entre ellos para evitar el contacto físico.
Aunque el episodio quedó en anécdota, se trata de un primer incidente en un primer acto de precampaña -la campaña no comienza oficialmente hasta 15 días antes de que se celebren los comicios- que hace presagiar nuevas escenas de tensión en la calle para el 4-M.
Así lo piensan agentes de la Policía Nacional en conversación con EL ESPAÑOL, que apuntan que se aproximan "días de odio" a partir del próximo lunes de Pascua, cuando los partidos intensifiquen sus actos y empiecen a pisar la calle.
"Campaña del miedo"
Algunos dirigentes de Unidas Podemos -caso de Isa Serra o Pablo Echenique- han aprovechado el careo con los cinco jóvenes ultras para azuzar su campaña contra la "ultraderecha" y vender la imagen de un Pablo Iglesias que la combate sin temor.
"Ahora que ciertos partidos y medios difunden sus ideas, están subidos y atemorizan a los vecinos. Nunca un vicepresidente del Gobierno les había sostenido la mirada", publicó Echenique en su cuenta de Twitter -obviando que para entonces Iglesias ya no era vicepresidente-.
Pero no hay que obviar que a esta tensión ha contribuido Unidas Podemos desde el momento en el que Iglesias se postuló como candidato alertando de que iba a combatir a "la derecha criminal".
"Madrid está en un enorme riesgo de que haya un gobierno de ultraderecha con Ayuso y con Vox", dijo. "El 4 de mayo se decide si la ultraderecha consuma su asalto a Madrid o si les paramos. Hay que impedir que estos delincuentes, que estos criminales que reivindican la dictadura, que hacen apología del terrorismo de Estado, que promueven la violencia contra los migrantes, contra los homosexuales y contra las feministas, puedan tener todo el poder en Madrid", añadió.
A partir de ahí, la diatriba de la extrema izquierda populista hacia el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso y la ciudad de Madrid no ha hecho más que intensificarse, llegando a hablar de la capital en términos de "ciudad insegura para las mujeres" -en palabras de Irene Montero- o para los homosexuales -en palabras de Iglesias-.
Toda una campaña del miedo que se está volviendo en su contra electoralmente y que, además, podría haber elevado la tensión hasta límites indeseables.
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