Su nombre era José Julio Rodríguez (Orense, 1948) hasta el 4 de noviembre de 2015. Aquel día, un Pablo Iglesias que aún no era más que un tertuliano elevado a líder de un partido emergente e impugnatorio del "régimen", anunció vía Twitter que el general del Aire y ex Jemad durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se incorporaba a Podemos.
Con la noticia, se le cayó el primer nombre y su condición de militar. El Gobierno del PP expulsó al exgeneral del Ejército "por actuar de forma partidista con sus manifestaciones" y aparecer, con el uniforme de las cuatro estrellas y el logo del partido morado, como "Julio Rodríguez, candidato al Congreso por Zaragoza".
Y desde entonces, es Julio el gafe. Porque al ex Jemad no le ha ido bien en política. Jamás ha logrado votos para salir elegido en ninguna de las elecciones a las que se ha presentado.
Iglesias lo ha ido cuidando, a su amparo, en el partido morado y después de pasar 14 meses más o menos tranquilo como jefe de gabinete del vicepresidente segundo, ahora busca mantener el sueldo público en las del 4-M. Rodríguez ocupa el puesto 11 en la lista de Unidas Podemos que encabeza Iglesias... pero las encuestas sólo le dan 10 escaños a la candidatura morada.
Una vez que el ex Jemad lo apostó todo a Podemos, le fueron arrancadas las estrellas pocos días antes de entrar en situación de retiro. A pesar de su fama, se estrelló en las elecciones del 20-D de 2015 al no lograr acta de diputado por Zaragoza, y seis meses después no logró revalidar el escaño logrado en Almería por Podemos, adonde había sido destinado el 26-J de 2016 como "plaza segura".
En el primer caso, Iglesias lo había enviado de número dos a lista de la capital aragonesa como gran reclamo electoral. No en vano, en el pasado había dirigido la Academia del Aire, y debía alcanzar con facilidad un escaño más que los que vaticinaban las encuestas. Pero no pudo ser.
En el segundo, el líder morado lo lanzó de paracaidista en Almería, para asegurarle el puesto, en una misión aparentemente sencilla para este estratega de alto rango. Bastaba con defender posiciones, pero su número dos en la lista resultó otro error de cálculo de Iglesias.
Y es que su "pacto de los botellines" con Alberto Garzón, para crear (entonces) Unidos Podemos, no cumplió las expectativas: la suma fue resta, ya que se perdió un millón de votos en sólo seis meses y, en el camino, se cayó el segundo diputado almeriense conquistado medio año antes.
El frente de Madrid
Después de haber perdido sus medallas y su generosa pensión de exmilitar de alta graduación, estos dos nuevos golpes lo dejaron muy tocado en el partido.
Aun así, el líder morado siguió confiando en él y lo puso al frente de la gestora de Podemos Madrid, constituida como consecuencia de una más de las numerosas crisis territoriales de la formación... pero desde el puesto orgánico tuvo que soportar cómo Manuela Carmena lo rechazaba en sus listas para las elecciones en las que aspiraba a su reelección.
"La verdad, no he pensado ningún puesto para él", declaró la exalcaldesa, antes de improvisar con esa sonrisa de abuelita irónica: "Hombre, en lo que sí tiene mucha experiencia es en dirigir cuerpos que se rigen por el principio de la disciplina. Así que si Julio está interesado, a lo mejor en el área de Policía Municipal...".
Ni él se integró, ni Podemos presentó candidatura... porque además les estalló la crisis del errejonazo. Así que Julio Rodríguez se llevó un nuevo varapalo y salió derrotado esta vez sin luchar.
La división de la izquierda en mayo de 2019 facilitó el regreso del PP al consistorio de la capital y que Isabel Díaz Ayuso mantuviera la presidencia para los populares en la región, tras su pacto con Ciudadanos y el apoyo externo de Vox.
Ahora, se le abre una nueva oportunidad de resarcirse, cinco años y medio después de su maniobra más audaz, de momento fallida. Por decisión de la misma Ayuso las elecciones en la Comunidad de Madrid se han adelantado, y es su jefe el que lo ha apostado todo, sacrificando los sillones del Ministerio.
Todas las fuentes consultadas en la formación morada destacan su capacidad de trabajo, su sacrificio y su bonhomía. Eso y su lealtad pueden explicar que la estrategia de Iglesias en Madrid sí lo incluya a él, no así al resto de sus colaboradores cercanos: Ione Belarra asciende a ministra, mientras que Nacho Álvarez y Juanma del Olmo se quedan -al menos, de momento- en la Administración central.
El jefe supremo ha convocado a filas al viejo general en una batalla incierta con tres frentes: salvar a Podemos; quizá, vengarse de Errejón; y si hay suerte, conquistar la región para las izquierdas.
Y bueno, vencer el gafe, claro.
Noticias relacionadas
O gestiona tu suscripción con Google
¿Qué incluye tu suscripción?
- +Acceso limitado a todo el contenido
- +Navega sin publicidad intrusiva
- +La Primera del Domingo
- +Newsletters informativas
- +Revistas Spain media
- +Zona Ñ
- +La Edición
- +Eventos