Era la primera sesión de control después del ayusazo del 4-M, después de la culminación del proceso de mociones de censura comenzado en Murcia hace dos meses y dos días que ha cambiado el ciclo político. España ha pasado de un Pedro Sánchez intocable y un Pablo Casado anunciando el cambio de su sede corrupta, a un líder de la oposición al que le sobró tiempo para colocar sus mensajes y un presidente del Gobierno al que le cortaron el micrófono porque no lograba explicarse.
Venía preparado el jefe del Gobierno con un golpe de inicio, sin importar qué le preguntara el presidente del PP. En la fábrica de frases de Moncloa le habían proveído de un hallazgo que buscaba dejar claro que las prioridades del PP no son las de España. "Le miro, le escucho atentamente y veo que la historia se repite... se le está poniendo cara de Albert Rivera".
Y sin embargo, Casado supo improvisar en su réplica con un remate ganador: "Pues mire, a usted se le está poniendo cara de Zapatero". Para un presidente socialista que navega una crisis, no hay peor crítica... más en la fecha en la que se cumple una década exacta de aquello que se dio en llamar "el pearl harbor del Gobierno ZP", cuando el presidente anunció recortes en todas las partidas sociales, entre ellos los sueldos de los funcionarios y las pensiones.
Y sobre todo, ése es un mensaje para los votantes de centro derecha, que aún guardan en su memoria cómo el antecesor de Sánchez cambió el paso de todo, rompió el consenso de la Transición y reabrió asuntos de memoria histórica que parecían superados.
Caos tras la alarma
Pero el caso es que, además del intercambio lírico de mandobles, de fondo latía el caos regulatorio que ha seguido al decaimiento del estado de alarma sin que el Gobierno haya dotado al ordenamiento jurídico de ningún nuevo instrumento para restringir derechos fundamentales que contengan la pandemia.
Casado había enviado la siguiente pregunta: "¿Se considera el Gobierno respaldado por los españoles?", pero ni la nombró. Se regodeó en el triunfo del PP de Ayuso en Madrid de hace ocho días y en el murcianazo.
"Usted ha sufrido el peor resultado del PSOE en Madrid, que es su circunscripción y la mía. Incluso habiendo hecho trampas con el CIS y con el BOE, y ocultando el sablazo fiscal", le dijo. "Usted tiene dos millones de familias en las colas del hambre y quiere subir 80.000 millones de impuestos. Usted entorpece la vacunación y con 125.000 muertos, nos dice que la Covid es cosa del pasado. ¡Pero si hay 200 muertos cada día y puede haber 20.000 muertos más!".
Esa cifra es el cálculo que hace el PP para los días que quedan para esa inmunidad de grupo que, supuestamente llegará a finales de agosto. Los famosos 100 días que ya son 98, según la cuenta de Sánchez, que repitió en un par de ocasiones. Y es que para Casado, desoír su propuesta "que ya tiene un año, del plan B jurídico del Partido Popular" es una locura... "su empecinamiento cuesta vidas, señor Sánchez", le arreó.
Estabilidad y vacunas
El presidente no escuchó la demanda popular de que se convoque ya el debate sobre el estado nación, no respondió a la demanda de debatir y votar el "plan de reformas clandestino" para la recuperación, y a la demanda de una ley de pandemias, sólo contestó: "El estado de alarma es el pasado y el futuro sólo tiene dos patas, la recuperación económica y vacunar, vacunar y vacunar".
Pedro Sánchez quiere que le dejen un poco en paz, que se acabe el rally electoral de los últimos dos años y tener tiempo de recomponer sus mayorías parlamentarias. El presidente anunció que tiene por delante "una legislatura de 32 meses" para aclararle a Casado que "sus urgencias no son las de los españoles".
Después de las cinco convocatorias a las urnas de 2019, las de 2020, las otras dos que llevamos en 2021 "y las que puedan venir en alguna autonomía", dijo en referencia a Cataluña, "lo que necesita España es estabilidad política".
A eso, el presidente del PP -animado como nunca y con una autoconfianza visible- contestó que estabilidad significa "seguridad jurídica". Y que en España las Comunidades Autónomas se han quedado sin instrumentos. "Sin embargo, en los países de nuestro entorno sí que han legislado para combatir la pandemia".
Casado acusó a Sánchez de ser "un pato cojo en menos de año y medio de legislatura" y le reclamó que deje de "esconder la cabeza en la tierra como un avestruz".
Y Sánchez se hizo el sorprendido, con gesto de condescendencia, para explicarle a su rival que "ya llevamos 20 millones de españoles con al menos una dosis de vacuna", que en la primera semana de junio "serán 10 millones los que tengan la pauta completa y que "la recuperación económica ya se está viendo en el consumo y la salida de trabajadores de los ERTE".