Que esta no es una crisis diplomática ni migratoria, ya lo dijo ayer el Gobierno. Que es una crisis política y que "no es cosa menor", y Moncloa explica que lo que buscaba Marruecos era desestabilizar Ceuta. Pero quién sabe si lo que buscaba Rabat era también desestabilizar al Gobierno y la unidad de las dos fuerzas políticas principales de España en su defensa mutua del territorio ante una crisis provocada por un agresor externo. El caso es que lo ha logrado.
"España ha perdido peso en el mundo, a usted el Gobierno le viene grande, y por eso no le llama Biden", sentenció Pablo Casado.
Y aunque lo hizo después de una explicación con ejemplos prácticos, además de espetarlo después de ofrecer su apoyo y al cabo de 24 horas de silencio impuesto en cualquier crítica a la acción del Ejecutivo, Pedro Sánchez se tomó sus palabras como una declaración de guerra... y fue mucho más duro con el líder de la oposición que con el Gobierno de Mohamed VI, que el día anterior había mandado más de 8.000 personas a cruzar ilegalmente la frontera.
En plena crisis y recién llegado de Ceuta y de Melilla, el presidente del Gobierno dijo todas las cosas que este martes no había dicho, para poder armarse de argumentos en su ataque con torpedos al líder del PP: eso de "usted usa cualquier calamidad para intentar derribar al Gobierno". Una frase que no se entendía después de una jornada de supuesta tregua con el líder de la oposición.
Aseguró Sánchez que "sufrimos un desafío de un tercer país, que es Marruecos", palabras claras que ayer no dijo. Añadió que "ésta no es una crisis diplomática, sino un ataque a la integridad de nuestras fronteras". Y así pudo plantear en alto la pregunta que necesitaba: "¿De qué lado está la oposición, del lado del interés general o de sus intereses partidistas?"
Sánchez exigió a Casado "definirse". Y le reprochó que el apoyo del día anterior "en una conversación privada" se acompañe de una crítica en público al día siguiente en la sesión de control. Y es que el líder del PP le había puesto ante el espejo ante sus "errores continuos en política exterior".
El diagnóstico de Casado
El presidente del PP concluyó su discurso con un diagnóstico desastroso: "Sin acritud, usted ha demostrado que le queda grande el Gobierno, déjese ayudar porque no ha sido capaz ni con la crisis sanitaria, ni con la económica, ni con la internacional".
Lo cierto es que en el día de la crisis entre España y Marruecos, este martes, Estados Unidos se posicionó: el secretario de Estado estadounidense llamó a su homólogo marroquí y no al español. Supuestamente para hablar sobre Gaza, pero precisamente ayer Washington telefoneó a Rabat y no a Madrid. La opinión del país de las tres culturas, no contó... ni siquiera en un día en el que había una crisis grave entre dos supuestos socios de EEUU.
Todo eso traslucía en el discurso de Casado: "Le llevamos advirtiendo de sus errores desde hace años, y Ceuta no se lo merece", dijo. "Le avisamos en la crisis migratoria de Canarias, cuando Trump reconoció el Sáhara como marroquí, seguimos con la entrada en España con documentación falsa de Ghali", líder del Frente Polisario, "y ya la pérdida de peso y el cambio de aliados en el mundo le pasa factura".
Casado, en todo caso, sí que ofrecía su mano tendida: "Esperamos que no sea tarde, rectifique y déjese ayudar", planteó al presidente. "El caos de su Gobierno es nuestra mayor debilidad fuera, como se vio en el fracaso de sus candidaturas europeas, y como se ha visto con paso del efecto llamada del Aquarius y la retirada de las concertinas, que por cierto puso Zapatero, y las críticas a las devoluciones en caliente a practicarlas ayer de manera compulsiva".
Pero no sólo le ofrecía asistencia, también le explicaba los porqués: "Usted prefirió la radicalidad de Podemos". Y le puso ejemplos: "No puede apoyar al Ejército y luego apoyarse en Bildu, no puede decir que defenderá la integridad de la nación y luego pedirle los votos a Esquerra, no puede vender el humo de 2050 si no controla el desastre de 2021". Para Casado, "cuando un barco hace agua, el capitán no puede prometer la vuelta al mundo".
Sánchez, "desaforado"
El líder del PP tuvo un segundo turno muy corto, de apenas cinco segundos, ya que había gastado casi todo su tiempo en la primera intervención. Pero le dio tiempo para señalar que "si yo fuese habitante de Ceuta o de Melilla, no me confortaría nada ver a mi presidente aquí desaforado en la sesión de control"...
Quería comparar Casado las palabras medidas del día anterior en Moncloa sobre Marruecos con la agresividad de Sánchez el miércoles en el Congreso contra él. Y es que el presidente le había acusado de que "el problema de nuestra democracia es una oposición desleal con el Gobierno". Y le había reprochado que "la derecha no acepta que gobierne la izquierda".
Para Sánchez, con el PP pasa lo mismo siempre, que "utilizan cualquier calamidad para intentar derribar el Gobierno". Así, volvió a reprochar la actitud de los populares durante los peores momentos de la pandemia.
Y, para terminar, con más tiempo del que le correspondía por un error de Meritxell Batet con los cronómetros que le afeó la bancada popular, Sánchez recurrió a una frase que traía preparada para responder a la pregunta que había registrado Casado la semana pasada, sobre su ley de pandemias: "Usted no tiene un plan B, ni siquiera un plan A. Sólo tiene un objetivo, usar cualquier calamidad para derribar al Gobierno. Y no lo va a lograr", dijo cabeceando", no lo van a lograr".