Un grupo de veteranos legionarios se reúne en la Calle Maestra Freire -antes Calle de Millán-Astray-. Llevan cava. Tienen mucho que celebrar. Y es que su "padre fundador" vuelve al callejero de la capital por orden del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. "¡La calle se ha ganado!", repiten eufóricos.

Y todo gracias a ellos, los miembros de la Plataforma Millán-Astray, que han tenido un papel protagónico en el largo proceso judicial que ha acabado con una sentencia que obliga a restituir la calle a su antiguo dueño. Ha sido un proceso complicado.

Todo empezó en 2016, cuando el Comisionado de la Memoria Histórica entregó al Ayuntamiento de Manuela Carmena su propuesta para modificar 27 calles en aplicación de la Ley de Memoria Histórica de 2007. Entre ellas, la del general Millán-Astray, que perdió toda referencia en el callejero ya en 2017.

Momento en el que un trabajador municipal retira la placa de la calle en honor al general Millán-Astray.

Han sido cinco años marcados por pleitos e incontables reuniones. La primera, aún la recuerdan, tuvo lugar con Txema Urkijo y Paquita Sauquillo, miembros de aquel comisionado. Ésta última cuentan que lloró cuando conoció al teniente coronel José Antonio Pérez Recena. "A usted la conozco porque, cuando estuvimos en Bosnia, tuve que salvar a varios muchachos de su ONG", se presentó el caballero legionario, hoy fallecido.

"Es la paradoja de esta sociedad; reciben ayuda de la Legión en situaciones de máximo apuro, pero cuando hay que corresponder con la misma reciprocidad, se olvidan de quién les ayudó y aplican su sectarismo e ideología", dicen.

Son Emilio Domínguez Díaz, José Antonio Bernal Lobeno, Juan Amoreti, Guillermo Rocafort, Domingo Patón, Francisco Zaragoza y Pablo Sanz, que se reúnen con EL ESPAÑOL en representación de los centenares de veteranos legionarios y simpatizantes aglutinados en la Plataforma Millán Astray.

Llevan días festejando la "gesta" -así se refieren a la sentencia-. Concretamente, desde el pasado 12 de mayo, cuando el procurador les llamó para darles la noticia. Entonces descorcharon una botella de cava que, cómo no, lleva el nombre de su "padre fundador". Y brindaron.

Guillermo Rocafort, Emilio Domínguez y Juan Amoreti posan con el cava con denominación 'Millán-Astray'. Jorge Barreno

"Odio ideológico"

La sentencia del TSJM ha concluido que no hay argumentos suficientes para quitar la calle porque ésta data de 1924. Es decir, no entra dentro del ámbito de aplicación de la Ley de Memoria Histórica, que sólo es retrospectiva hasta 1936.

"En 1924 se le otorga la calle por tres motivos que son ajenos a la ley: por haber participado en la Guerra de Filipinas a finales del siglo XIX, por ser fundador de la Legión en 1920 y por sus cuatro mutilaciones de guerra", explica Emilio Domínguez Díaz, vocal de la plataforma, veterano legionario y profesor universitario.

Su compañero Guillermo Rocafort, también veterano legionario y docente en la Universidad Carlos III de Madrid, denuncia el "odio ideológico" que atribuye a la exalcaldesa Manuela Carmena a la hora de remover el callejero: "A Millán-Astray, en concreto, se le odia porque fue amigo de Franco y, sobre todo, por su labor social".

El veterano legionario Guillermo Rocafort posa con una mascarilla de Millán-Astray. Jorge Barreno

"Redimía a presos y los convertía en legionarios", explica Rocafort, que resume así la labor del fundador de la Legión: "Convertía a batasunos en patriotas". Y es que, como explica Domínguez Díaz, Millán-Astray "se crio en las distintas cárceles de las que su padre había sido director y ahí aprendió que la Legión debía ser una forma de redención".

"Por cosas graves que hayas hecho en la vida, siempre debes tener una segunda oportunidad", acuerdan en referencia a uno de los principios de la infantería, que tiene su expresión en el consabido "nada de preguntas".

"Concordia"

Sí hay preguntas para estos veteranos legionarios, que tienen una concepción de la memoria histórica que dista mucho de los clichés que se les podría atribuir, pues defienden una idea de "concordia" que -a su juicio- se ha perdido "por culpa de la ley de memoria histórica": "Lo único que ha conseguido es enfrentar a vecinos, amigos y familias".

"Han pretendido hacer un relato de buenos y malos, cuando no puede hacerse en una Guerra Civil", explica Rocafort. "La concordia se ha perdido por la discordia que ha levantado la Ley de Memoria Democrática", apuntala Domínguez Díaz.

Ni siquiera están a favor de que se retire la calle de Largo Caballero, pese a la aversión que en ellos despierta su figura. Es "el efecto bumerán" de la Ley de Memoria Histórica, según dicen. "El PSOE ha abierto la caja de Pandora y ahora debe asumir las consecuencias", sentencia Rocafort.

Todos ellos remiten, en última instancia, a la "caridad y el perdón", principios honoríficos de la infantería. Cuando un servidor abandona la calle, la parla legionaria continúa con referencias a Faluya, Ceuta y hasta al espíritu del Bushido. Ésta concluye con un brindis: "¡A mí la Legión!".

Cava José Millán-Astray. Jorge Barreno

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