El refranero español es terriblemente sabio. O por lo menos eso es lo que ha debido pensar el presidente del Gobierno Pedro Sánchez durante este fin de semana cuando ha visto como, tras tender la mano a unos posibles indultos de los presos del procés, los líderes independentistas le han terminado cogiendo el brazo para radicalizar (aún más) su mensaje pidiendo un nuevo referéndum y que España les pida "perdón".
Durante toda la jornada del domingo, las manifestaciones de los secesionistas se han ido recrudeciendo hasta el punto de llamar a "recuperar las calles" animando a la "desobediencia y la confrontación" con España, "el enemigo". La Assemblea Nacional Catalana (ANC) se manifestaba así en un acto que llegaba horas más tarde de que el secretario general de JxCAt, Jordi Sánchez, asegurara que es el Gobierno de España el que debe "pedirnos perdón" y no al revés.
Jordi Sánchez, condenado a nueve años de prisión e inhabilitación por sedición, ha afirmado en una entrevista para El Periódico que se negaba a pedir perdón o mostrar algún síntoma de arrepentimiento. Hechos que, hasta dentro del PSOE, han considerado "imprescindibles" para hablar de indultos.
"Es una oportunidad para que el Gobierno repare el daño que ha causado el Estado", afirmaba el líder independentista. Y es que, a su juicio, no fallar a Sánchez no es resolver el "conflicto" con los indultos, sino dar a Cataluña "amnistía y ejercicio del derecho a la autodeterminación".
Sus palabras sólo han calentado el ambiente de una jornada en la que los órdagos al presidente se han ido sucediendo. Tal vez el más flagrante ha sido el de Elisenda Paluzie. Durante el acto de la ANC ha llamado, incluso, al boicot al producto español.
"Nos debemos avanzar a las instituciones, con actos de soberanía individual, como cuando decidimos qué consumimos y en qué ventanilla pagamos nuestros impuestos", ha insistido en su discurso de "confrontación con el Estado".
"Éxito" del 1-O
El vicepresidente de la ANC, David Fernández, se ha manifestado en términos similares asegurando que "el movimiento de liberación" ha de volver a las calles para, así, hacer efectivo el "mandato" del 1-O.
"El 1-O, el Estado perdió por completo el control de Cataluña", ha reiterado, tachando de logro el procés que ahora Sánchez quiere perdonar sin el beneplácito del Tribunal Supremo.
Otro que ha aprovechado el ofrecimiento de Sánchez para hacerse fuerte ha sido Jordi Puigneró. El vicepresidente del Govern aseguraba, en una entrevista a TV3, que los indultos "no eran suficientes" y que era necesario un "segundo embate". Es decir, "amnistía y un nuevo referéndum de autodeterminación para Cataluña".
El conseller de Políticas Digitales y Territorio ha amenazado que si en la denominada mesa de diálogo entre el Ejecutivo español y dirigentes secesionistas no se obtienen los resultados que espera, se procederá a "preparar un posible segundo embate que tendrá que estar consensuado con todo el independentismo".
El ambiente ya lo caldeó este viernes la presidenta del Parlament, Laura Borràs. La dirigente de JxCat mostraba sus recelos y advertía que la iniciativa "no es una solución" a lo que denomina "conflicto político" de Cataluña.
"El indulto es una solución al conflicto político. No se puede mercadear con los sentimientos de las personas, con su dolor y el de sus familias, y tampoco con la situación que afrontamos", manifestaba la mandataria posconvergente.
La CUP, de frente
Todo esto, para más inri, se produce en mitad de un clima en el que el supuesto nuevo aliado de Sánchez, Pere Aragonés, no tiene las aguas calmadas dentro de su cortijo. Si ya había marejada con sus socios, JxCat, se ha unido la CUP para poner las cosas aún más difíciles a Aragonés.
El partido antisistema, junto con los comités de defensa de la República (CDR), ha puesto en marcha unos grupos de choque denominados Acabem la Partida (Acabemos la Partida) para movilizar las calles e intentar parar los desahucios que se han estado aconteciendo estas semanas.
Pero su enfrentamiento no se ha quedado parar los desalojos mientras Aragonés daba la callada por respuestas. La CUP también ha participado, incluso, en carteles de protesta que se han distribuido esta semana por el Raval.
En el último cartel que ha copado las calles, aparecía la cara de Aragonès ocupando la sede de ERC, en la calle Calabria, "hasta que paren el desalojo de Axel, Arkaitz y Manel".
Hay que recordar que Esquerra se ha comprometido modificar el protocolo de los desahucios para "no intervenir los desalojos de familias o personas vulnerables".
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