Cuando Fernando Savater y Rosa Díez propusieron la Plaza de Colón para su concentración frente a los indultos, algunos de sus compañeros de organización les advirtieron de que ese emplazamiento sería un caramelo para Vox y pondría en un aprieto al Partido Popular. Pero los dos exmandatarios de UPyD apostaron por seguir adelante. Esgrimieron "cabezonería cívica".
Esa es la expresión que utilizan algunos de los que asistieron al empeño de Savater y Díez en elegir Colón para la convocatoria de la plataforma Unión 78. A grandes rasgos, los detractores expusieron que una nueva fotografía similar a la que juntó a Rivera, Casado y Abascal en febrero de 2019 "fortalecería al Gobierno en su momento de mayor debilidad".
Con el PSOE abocado a una descomposición interna -razonan quienes preferían "cualquier otro lugar antes que Colón"-, la nueva foto dará a Moncloa la posibilidad de rearmarse mediante el "fantasma de las tres derechas" y el "nacionalismo español". Tal y como hizo hace dos años.
La concesión de los indultos a los presos del procés está resquebrajando la unidad interna del PSOE. A los opositores internos que no levantan la voz por cuestión de disciplina se suma el grito de los veteranos y la contundencia de barones como el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara; el de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; y el de Aragón, Javier Lambán.
Personas próximas a Savater y Díez hicieron llegar a Unión 78 su "preocupación" por la elección de Colón. "No hubo manera. Lo tenían muy decidido. Decían que era por cabezonería cívica", cuenta alguien que intentó frenar la concentración en tal sitio.
Savater vino a responder algo así como: "¿No podemos ir a Alsasua? ¿No podemos ir a Hernani? ¿No podemos ir a Vic? ¿Ahora no podemos ir a Colón? Pues claro que iremos".
Tanto el filósofo como Díez conciben que ir a Colón es "la mejor forma de combatir el marco de la izquierda". Y sus detractores, pero también compañeros, arguyen que se trata de justo lo contrario: "Ir a Colón es, precisamente, dar un marco a la izquierda en su momento de mayor debilidad".
Efecto dominó
En cuanto Unión 78 anunció su manifestación contra los indultos en la Plaza de Colón, la participación de las organizaciones políticas se produjo por efecto dominó. El primero en airear su asistencia "sin matices" fue Santiago Abascal.
Vox se frotaba las manos. Colón es el lugar icónico elegido por este partido desde que comenzó su auge. Allí ha cerrado campañas electorales y allí han acaecido algunas de las arengas más significativas de Abascal.
El PP, en un principio, se desmarcó y apostó por la acción institucional. Los de Pablo Casado orquestaron mociones en todos los ayuntamientos de España y desdeñaron la posibilidad de posar con Vox en Colón... para no revitalizar a Sánchez. Al mismo tiempo que emprendían, como ya hiciera Mariano Rajoy durante la época del Estatut, estando en la oposición, una recogida de firmas de los ciudadanos.
Tres palabras se repiten en los últimos días en el entorno de Pablo Casado. Tres palabras que sirven de respuesta comodín cuando se habla de la manifestación del 13 de junio en Colón contra los indultos, a la que finalmente acudirá el líder del PP, como confirmaba este lunes su número dos, Teodoro García Egea. Y esas tres palabras son: "Nosotros no convocamos".
Con ese particular salvoconducto retórico explican en la cúpula del primer partido de la oposición todo lo relativo a la gran incógnita sobre la manifestación, y el principial morbo político de la misma: si habrá o no, como sí ocurrió en el mismo emplazamiento de la capital de España en el año 2019, una foto conjunta con Santiago Abascal.
Un precedente
Los populares invocan ahora el precedente de las marchas convocadas por las asociaciones en defensa de la escuela concertada contra la Ley Celaá de Educación celebradas el pasado noviembre.
En aquella oasión, Casado se sumó conduciendo un turismo junto a Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida (en pleno estado de alarma, la manifestación tuvo lugar en coches) y, como explican los responsables del PP, realizó unas declaraciones a la prensa.
El mismo perfil bajo que piensa adoptar el próximo domingo día 13, en la concentación para protestar contra los indultos que Sánchez pretende conceder a los líderes independentistas encarcelados por sedición.
La gran pregunta es si Abascal llevará su envolvente hasta el final y se aproximará a Casado forzando la foto. La relación entre ambos se ha deteriorado desde el NO del PP a la moción de censura el pasado octubre, con un discurso de Casado en el que enfatizó las diferencias entre ambas formaciones y acusó al líder a su derecha de tener una estrategia "corrosiva" para España.