El almuerzo entre Inés Arrimadas y Pablo Casado arroja dos versiones contradictorias. Dos planes a futuro contrapuestos. El encuentro entre los líderes, es cierto, ha reconstruido la buena relación personal que quedó interrumpida tras el ya conocido como terremoto murciano, iniciado con una moción de censura de Ciudadanos al PP. Sin embargo, las consecuencias que tendrá la cita varían radicalmente, en función de si se pregunta en Génova o en la calle Alcalá.
Cuando los naranjas presentaron la moción contra el PP, Casado sintió quebrada la "confianza" que le unía a Arrimadas desde que uno y otro alcanzaron la presidencia de sus partidos. Existía una afinidad debido en gran parte a una química personal y a la coincidencia generacional. La relación era más estrecha de lo que fue el tándem Casado-Rivera.
"A partir de ahora, no habrá verdad en nuestras interlocuciones. Ya no confiamos los unos en los otros", dijo entonces un importante dirigente del PP. De ahí que Arrimadas y Casado estuvieran sin hablar hasta el pasado 21 de abril, cuando una llamada telefónica al hilo de la renovación del CGPJ produjo el deshielo.
El mes pasado, ese acercamiento culminó con el mencionado almuerzo. La dirección de Ciudadanos lo encuadra como un hecho "muy positivo" y lo relaciona con una relajación en la ofensiva de absorción del PP, lo que llamaron en su día la "opa hostil".
Sin embargo, las fuentes cercanas a Casado consultadas por este diario niegan que la comida vaya a suponer un cambio de estrategia. "Cuando llegué, había tres partidos en el centro derecha. Ahora hay dos". Ese es el lema que viene trasladando el presidente del PP desde la moción de Murcia y la victoria de Madrid.
Las dos convenciones
También será el titular de la convención que los conservadores preparan para otoño. Intentarán simbolizar esa absorción con la participación de algunos exdirigentes de Ciudadanos. Marcos de Quinto y Juan Carlos Girauta son dos de los nombres que están en esa quiniela.
Arrimadas intentará justo lo contrario en su convención, que está fechada para mediados de julio. Allí, se proclamará una especie de "relanzamiento de la alternativa liberal" y se justificará la existencia de Ciudadanos al margen del PP.
El careo de Casado y Arrimadas no trascendió hasta que fue publicado por El Confidencial. Ambos lo incluyeron en su agenda privada. Buena prueba de que fue una quedada personal.
"Influye mucho el factor humano. Salió bien. La sobremesa fue larga. Estuvieron cómodos. La relación vuelve a ser muy cordial", cuentan en Ciudadanos a este diario. Una percepción que Génova sólo asume en parte: "La relación se ha normalizado, sí, pero no supone ningún cambio en nuestra estrategia".
En Ciudadanos, aunque no lo relacionan directamente con el almuerzo, sí que aseguran haber testado una pausa en el plan de absorción orquestado por Teodoro García Egea y Fran Hervías: "Hace mucho que no dan un golpe de efecto".
Los dos partidos gobiernan juntos en Andalucía, Castilla y León y la ciudad de Madrid, entre otros sitios. Arrimadas logró mantener una vía de comunicación abierta con los barones del PP. Incluso se reunió con algunos de ellos tras la fallida moción de Murcia, pero el trato con Casado se había congelado.
"No puede ser que Pablo e Inés no hablen si gobernamos juntos en tantos sitios. Es cuestión de sentido común", sintetizan en Ciudadanos. "Es una comida lógica. Si nos llama Inés, ¿cómo no vamos a ir? También hemos ido a La Moncloa a hablar con Sánchez, pese a existir una relación mucho más tirante", apostillan en el PP.
Noticias relacionadas
O gestiona tu suscripción con Google
¿Qué incluye tu suscripción?
- +Acceso limitado a todo el contenido
- +Navega sin publicidad intrusiva
- +La Primera del Domingo
- +Newsletters informativas
- +Revistas Spain media
- +Zona Ñ
- +La Edición
- +Eventos