Los indultos acaban de armar una compleja metamorfosis en Oriol Junqueras. Con su última carta, el presidente de Esquerra Republicana ha dado un vuelco a su discurso. La medida de gracia ya abiertamente reconocida por el Gobierno es la punta de un iceberg ideológico que esconde dos grandes conclusiones: hoy, el exvicepresidente de Cataluña sí quiere ese perdón y su apuesta por la vía escocesa -un referéndum pactado con el Estado- abrirá una trinchera con sus socios de Junts per Catalunya.
El primer rastro que conviene seguir para detectar esa transformación data del 22 de octubre de 2019, cuando Junqueras concedió una entrevista a Nació Digital. Era la primera de carácter presencial desde su entrada en la cárcel. En esa conversación acuñó el famoso "se lo pueden meter por donde les quepa" referido a los indultos.
Relacionaba su estancia en prisión con una condena sufrida por su bisabuelo durante la Semana Trágica de Barcelona, con "el asesinato de su bisabuela por parte de las tropas fascistas" y con las atrocidades de la dictadura de Franco.
Junqueras, decía, es cierto, que apostaba por el "diálogo", pero con muchos matices respecto al presente: dibujaba a Pedro Sánchez como un tirano que no quería hablar. Hoy, esa mención al "diálogo" persiste -es una de las claves del discurso independentista-, pero deja entrever que es cosa de dos. Incluso define como "éxito" la mesa de negociación con Moncloa.
"Sólo quiere ser el presidente de una parte de los ciudadanos", aseveró entonces sobre un Sánchez al que, en su última tribuna, publicada en La Sexta y en el diario Ara, sitúa como una suerte de cómplice del pacto que puede llegar.
Dos semanas más tarde, 3 de noviembre de 2019, Junqueras siguió en la estela del "por donde les quepa". Faltaba una semana para las elecciones. ERC y PSOE proponían al electorado dos nociones radicalmente distintas a las de hoy. Pedro Sánchez aseguró que los presos del procés, recién condenados, cumplirían "la pena íntegra". Su discurso pretendía hurtar votantes a un Ciudadanos que ya estaba en caída libre.
Y Junqueras, en una carta dirigida al presidente del Gobierno, adoptó un tono desafiante: "Usted llegó (...) gracias al apoyo explícito del independentismo. Sin nosotros, hoy no sería presidente".
"No tengo prisa"
El exvicepresidente de Cataluña empleó, precisamente, los indultos para fustigar a Sánchez: "No existe ninguna medida de gracia con la que pueda traficar con nuestra voluntad". El dirigente de ERC llegó a afirmar: "Yo, en cambio, no tengo prisa, por mucho que me duela no ver crecer a mis hijos".
Junqueras, para más inri, asoció a su hoy aliado Sánchez a la "derecha autoritaria" que fue "apartada del poder" por ERC. El presidente del Gobierno -especificó- "sigue girando como una veleta, desorientado".
Oriol Junqueras, hoy y pese a haber pactado con Junts seguir la vía unilateral en 2023 en caso de que el Estado no se avenga a un referéndum, se declara partidario de la vía escocesa tras una "profunda reflexión".
Reconoce algunos "errores", por ejemplo este: "Nuestra respuesta tampoco fue entendida como plenamente legítima por una parte de la sociedad". Llama a "extender la mano a todos aquellos que se hayan podido sentir excluidos" y pide "adaptar a las circunstancias" el proyecto de la independencia.
"Necesitamos ser más, una mayoría incontestable" -se entiende que para emprender la vía unilateral-. Junqueras defiende la autodeterminación, trabaja por el "sí", pero se compromete a "no renunciar a la negociación": "Prescindir del diálogo con el Estado sería una irresponsabilidad carísima".