La UE ni se reúne: sin armas reales ni políticas ante la crisis de seguridad y humana de Afganistán
Sánchez impulsará en el Consejo Europeo el debate sobre Política Migratoria Común y la idea de una UME de la UE, como embrión de un ejército común.
26 agosto, 2021 02:10La suspensión del viaje oficial de Pedro Sánchez a Egipto y Kenia, esta semana, no sólo tenía como motivo la atención más directa a la crisis de Afganistán desde Madrid. El presidente salía de España hacia El Cairo al terminar el Consejo de Ministros y no regresaría a España hasta la noche del miércoles... pero también despejaba su agenda con el objetivo de dejarse el miércoles libre ante la posibilidad de un Consejo Europeo extraordinario convocado por la crisis afgana.
Así lo habría sugerido el presidente, según las fuentes consultadas, durante la visita de los líderes europeos, el pasado sábado, a las instalaciones del aeropuerto militar de Torrejón.
A la vista de los acontecimientos, y del "liderazgo" que está ejerciendo nuestro país en la respuesta europea a la emergencia talibán, Moncloa instó a Charles Michel sobre la conveniencia de celebrar un Consejo Europeo extraordinario, y se juzgó conveniente impulsarlo con el gesto de liberar la agenda de Sánchez.
Ninguna fuente oficial ha querido confirmar la posibilidad de esta reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete. No en vano, las consultas cruzadas desde las instituciones se toparon con la negativa de varios países. Algunos, como Austria y los miembros del club de Visegrado -Polonia, Hungría, Eslovaquia-, mostraron incluso públicamente su rechazo a cualquier paso que acercara a la Unión hacia la posibilidad de tener que acoger refugiados procedentes de Afganistán.
Así, la reunión extraordinaria del Consejo se ha abortado, al menos de momento. De hecho, el equipo de Michel calificó este miércoles de "nonsense" (un sinsentido) la posibilidad, a preguntas de este periódico. "La prioridad ahora son las evacuaciones", repetían, el mismo estribillo que la portavoz del Gobierno español.
Ni el "fracaso estrepitoso de Occidente", ni el abandono de casi 40 millones de personas a la ira talibán con la conciencia de que "sí dejaremos a muchos de 'los nuestros' atrás", ni siquiera la deuda con los cientos de militares muertos en la misión de los últimos 20 años han sido suficientes. ¿Y cuál es la razón?
La UE, "más débil"
Hay que buscarla en "el mayor déficit de la Unión Europea", en palabras de un portavoz muy cercano al presidente del Gobierno español. "La UE adolece de una política migratoria común, y de una auténtica política de seguridad compartida". Y ésa carencia "es precisamente la que nos hace más débiles en el escenario geoestratégico que está evidenciando esta crisis", añade. Es decir, la poca fiabilidad de EEUU como aliado y el alza como polos de poder real de China y Rusia en Asia, "nuevo centro del mundo".
Los Veintisiete nunca han querido ceder un milímetro de soberanía en políticas migratorias, de exteriores o de seguridad común. La existencia de una figura como el Alto Representante -con rango de vicepresidente de la Comisión-, hoy ocupada por Josep Borrell, no es más que una concesión de los Estados miembros. Pero el puesto carece de poder real, y es un mero coordinador... o un provocador.
"Las palabras de Borrell la semana pasada hay que entenderlas así, buscaba una reacción interna más que ser entendido de manera explícita", apunta este colaborador del presidente del Gobierno.
¿Y qué dijo Borrell? Que "los talibanes han ganado la guerra, así que habrá que hablar con ellos", lo que levantó muchas ampollas en varias cancillerías. Y otra cosa en la que pocos han reparado: el Alto Representante, aún antes de la visita a Torrejón con Ursula von der Leyen y Michel, le preparó el terreno a Sánchez, tirando de una directiva nunca utilizada desde la crisis de Kosovo en 2001, y planteando que "Europa debe dotarse de una fuerza propia de intervención propia, porque EEUU ya no va a librar las guerras de otros".
La directiva 2201/55/CE evita la necesidad de una decisión unánime del Consejo, pero obligaría a todos a ofrecer "protección temporal" de, al menos un año, a los afganos rescatados estos días, y a los que, sin duda, llegarán en la crisis humanitaria que todos esperan. Pero el departamento de Interior de la Comisión, dirigido por la comisaria sueca Ylva Johansson, dice no tener ninguna intención de invocarla, porque consideran que está desfasada.
Inmigración y seguridad
La prioridad del equipo de Von der Leyen es llegar a un acuerdo sobre el nuevo Pacto de Inmigración y Asilo que Bruselas propuso en septiembre pasado pero que desde entonces está bloqueado. Es el mismo que trataron de revitalizar -aunque con cambios- el primer ministro italiano, Mario Draghi y el propio Sánchez en la reunión del Consejo de los pasados 24 y 25 de mayo. Entonces sí, la invasión de Ceuta por más de 10.000 marroquíes, reunió a los Veintisiete.
Pero, de nuevo, esos trabajos se encallaron y no hay perspectivas de solución por el enfrentamiento entre los países del Sur y del Este. Los Estados miembros en primera línea de la frontera como España, Italia o Grecia quieren revisar las imposiciones de hacer más controles en frontera y la carencia de obligación de solidaridad en el reparto de migrantes. Por su parte, mientras que Polonia y Hungría sostienen que la Comisión intenta colar de nuevo las cuotas por la puerta de atrás.
El portavoz de Interior de la Comisión, Christian Wiegand, a preguntas de este diario, no dejaba resquicio al plan Borrell: "La directiva de protección temporal no forma parte de este nuevo enfoque porque la Comisión ha propuesto sustituirla por un nuevo reglamento mejor diseñado para hacer frente a los flujos de personas, no todas susceptibles de merecer la protección internacional".
Según otras fuentes europeas, la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno que habría impulsado el Ejecutivo español no es necesaria. Apuntan que la crisis afgana ya fue abordada la semana pasada por los ministros de Exteriores y los de Interior, que se volverán a ver la semana que viene. Además, el encuentro informal de Exteriores en Eslovenia (que ya estaba programado para 2 y 3 de septiembre) se consagrará a Afganistán.
Von der Leyen habló ayer de crear rutas seguras una vez que EEUU se vaya de Kabul. Pero ya ha dejado claro que el reasentamiento de los rescatados será "voluntario", aunque aseguró habría ayudas europeas para los países de acogida. Austria, Hungría y Eslovenia -que hoy preside la Unión- han dicho que no participarán. Fuera de la Unión, Reino Unido y Canadá ya han ofrecido 20.000 plazas cada uno.
La UME como embrión
¿Y la idea de una UME europea, como embrión de un futuro ejército europeo? Angela Merkel admitió este martes, tras el G7, que los militares alemanes no podrán quedarse "ni un día más" en Afganistán cuando se marchen EEUU.
Por su parte, Michel sí parece abogar por esta vía, ya que insistió en que hay que extraer lecciones de esta crisis: "Estos acontecimientos demuestran que desarrollar nuestra autonomía estratégica manteniendo nuestras alianzas tan fuertes como siempre, es de suma importancia para el futuro de Europa". El presidente del Consejo anunció -para satisfacción de Moncloa- que propondrá un debate sobre esto en una próxima cumbre.
Sobre esta cuestión, en la UE hay tres bandos: el primero es el de los países que apuestan decididamente por esta autonomía, sobre todo Francia y también España. El segundo, es el de los que dan más importancia a la cooperación con la OTAN y a la relación transatlántica con EEUU, como los de la Europa Central y del Este (y también Alemania, aunque Berlín dicen estar en una posición intermedia). Y el tercero es un grupo de países neutrales como Finlandia, Malta o Austria (aunque su posición es más dura respecto de los refugiados afganos).
Lo inmediato y lo urgente
Para España, la tragedia humanitaria, diplomática y política que supone la caída de Afganistán en manos de los talibanes, 20 años después, es la prueba de que la UE está coja precisamente en el peor momento y en el peor terreno. En Moncloa se entiende que el modelo UME sería un paso necesario para que la UE deje de depender del amparo de Estados Unidos, un aliado que lleva tiempo sin responder a lo que se ha estado esperando de él desde el fin de la II Guerra Mundial.
La reunión previa que mantuvo Pedro Sánchez con el Alto Representante, Josep Borrell, la presidenta de la Comisión y el del Consejo llevaba una misión anotada en su agenda del día: no sólo mostrarle al mundo, a los socios europeos y a la prensa el trabajo "ingente" de la infraestructura improvisada para hasta 800 personas en el aeropuerto militar de Torrejón, sino reclamar una acción inmediata, concreta y firme de la UE.
Los puntos clave para España se resumen en dos, uno inmediato y otro urgente. El inmediato es la respuesta conjunta y coordinada a la crisis afgana. Pero como tradicionalmente le pasa a la UE, la reacción inicial ha sido caótica e individual. Y el urgente es "que la UE se dote de una vez de una política migratoria común", según fuentes cercanas al Gobierno... para caminar, calculadamente, hacia un ejército europeo "empezando por la UME".
El propio Michel sugirió en su discurso ante la prensa la eventualidad de esta reunión de jefes de Estado y de Gobierno.
"Las cuestiones ligadas a las migraciones son siempre asuntos difíciles", admitió el presidente del Consejo, "y debemos abordarlas considerando nuestra asociación con terceros países [en referencia clara a Turquía], un asunto que tendrá mucho espacio en los debates que mantendremos en el seno del Consejo Europeo y de la Comisión". En ese momento, aún se negociaban agendas por si había opción de una reunión de los jefes de Estado y de Gobierno.
Equilibrio entre valores y seguridad
"Para abordar estas estrategias y capacidades que ordenen las migraciones regulares, debemos encontrar el equilibrio", remarcó Michel, "entre la dignidad del proyecto europeo, que es la clave, y nuestra capacidad de defender nuestros propios intereses". Es decir, "garantizar la seguridad".
Pero "de momento, los acontecimientos en Afganistán no han tenido un impacto en el flujo migratorio de ciudadanos afganos hacia Europa", apuntaba este miércoles el portavoz de Interior de la Comisión. "Por supuesto, esto puede cambiar y continuamos vigilando la situación de cerca y tomando las medidas necesarias para prepararnos para todos los escenarios".
Pero la realidad es que los primeros contactos del gobierno europeo, ya que sus Estados no han logrado ni siquiera reunirse, es mirar a terceros países, con la chequera preparada. "La atención debe centrarse ahora en apoyar a las personas desplazadas dentro de Afganistán. Y a apoyar a los países de la región que acogen a ciudadanos afganos con asistencia humanitaria y ayuda al desarrollo"... todos los dirigentes han hablado los últimos días de Turquía, Irán y Pakistán.
Entretanto, sí se está estudiando algún modelo para establecer "cuotas de reasentamiento para ayudar a las personas vulnerables, en particular a las mujeres y las niñas; al mismo tiempo que se abordan los riesgos de la migración irregular, se lucha contra el tráfico de personas y se garantiza la gestión de nuestras fronteras".
Es decir, nada que no se pudiera haber dicho en 2015, cuando la última gran crisis de refugiados -provenientes, entonces, de Siria- ya mostró las carencias y la desunión de la UE.
"De momento, los movimientos se mantienen dentro de Afganistán", concluía Christian Wiegand. En el país asiático ya había casi tres millones de desplazados internos a fines del año pasado y se calculan otras 550.000 solo este año. "Hasta ahora se han producido movimientos limitados a los países vecinos". La UE sí que tiene los datos, pero sus Estados miembros no los atienden.