Concedidos los indultos, Cataluña se está "desinflamando", o eso se dice en Moncloa. La negativa del entorno del presidente del Gobierno a confirmar ya la presencia de Pedro Sánchez en la mesa de negociación con Cataluña está alimentando la división en el mundo independentista.
Según ha confirmado este periódico en fuentes de Junts per Catalunya, el secretario general del partido, Jordi Sànchez, ha comunicado al president de la Generalitat, Pere Aragonès, que se niega a seguir negociando hasta que ERC no logre la confirmación de que el presidente del Gobierno se sentará la semana que viene frente a ellos en Barcelona.
El líder institucional de la formación de Carles Puigdemont se lo hizo saber así a la cabeza visible del partido de Oriol Junqueras este lunes por la tarde, a menos de 10 días para que deban retomarse las reuniones de la llamada Mesa de diálogo, negociación y pacto, un año y medio después de su primer encuentro, en febrero de 2020.
Aquella primera cita fue en Madrid, y a la mesa se sentaron otras delegaciones: por el Govern presidía Quim Torra, hoy olvidado. Y por el Gobierno de la nación, acompañaban a Sánchez ministros como Carmen Calvo, José Luis Ábalos o Pablo Iglesias, quienes ya no son más que militantes rasos y tertulianos de radio y televisión.
"Los representantes serán consellers, eso lo tenemos claro", apuntan fuentes de Junts y de ERC a EL ESPAÑOL. "Sólo estamos a la espera de que Moncloa confirme su delegación de ministros, porque damos por hecho que la liderará Pedro Sánchez"... pero el entorno del presidente del Gobierno aún no quiere entregar esa baza. Y sigue poniendo en duda que vaya a ser así. "Lo importante no son las personas, sino el compromiso de este Ejecutivo por el reencuentro", apuntan fuentes gubernamentales.
Entre las condiciones de las dos formaciones independentistas, la primera para aceptar reunir a la mesa es clave que Sánchez se siente a la misma. "Si no, no tiene sentido nada de todo esto. Después de año y medio, todo ha cambiado, aquí el Govern, y allí también salvo él... ¡Sólo queda Castells!".
Pero desde fuentes del Gobierno se asegura a este diario que "no es importante si el presidente va o no". Moncloa trata de rebajar las tensiones y de darle un viraje la imagen del presidente, como un líder menos centrado en "el conflicto con Cataluña" y más apegado a todos los territorios de España.
El entorno de Aragonès responde que sin Sánchez no hay Aragonès. Y Junts, que así no hay mesa.
¿Cuatro partes?
Hasta ahora, lo único claro es que en la delegación del Gobierno de la nación debe estar Yolanda Díaz, tal como confirman fuentes de su entorno. Y que ésta se reunirá previamente con Pedro Sánchez para entregarle un documento con los "cinco ejes principales" de la posición negociadora de Unidas Podemos, que incluye la defensa del referéndum de autodeterminación como colofón del proceso.
Los morados creen que "en una segunda fase", deberá aceptarse esa votación "para articular una solución legitimada por los votos de la ciudadanía de Cataluña". Así lo explicará este miércoles su portavoz en el Parlamento, Jessica Albiach, en una conferencia pública en Barcelona.
Pero no hay más nombres conocidos, y ninguno está confirmado oficialmente.
Fuentes de Moncloa afirman a este diario que "no habrá problemas" y que la mesa se reunirá en Barcelona el jueves 16 por la tarde o el viernes 17 por la mañana. Pero para eso, los exconvergentes exigen saber ya que el presidente Sánchez se hará la foto.
En todo caso, dada la poca confianza de los de Puigdemont en el diálogo -el expresident huido, a puertas de la Diada, ya ha llamado a la "inevitable confrontación con el Estado"-, y la diferencia de planteamientos entre PSOE y Unidas Podemos, la mesa amenaza con convertirse en un diálogo a cuatro voces, es decir, con cada una de las dos delegaciones enfrentadas entre sí.
Junts es la formación que menos cree en esta mesa de las cuatro representadas, junto al PSOE, ERC y Unidas Podemos. Ya en el mismo acuerdo de colación del Govern que supo al republicano Aragonès a la Generalitat, dejaron constancia de su "escepticismo" con este foro. Y sólo cuando ERC aceptó una cuestión de confianza para que, pasados dos años de legislatura, el president hiciera balance de los avances en la mesa, los de Puigdemont aceptaron el acuerdo.
En todo caso, si hay mesa, será solo cinco o seis días después de la Diada, que se celebra este sábado, 11 de septiembre. La "fiesta nacional" de Cataluña en 2021 promete ser la de la revitalización del soberanismo, después de la pandemia y de los indultos a los condenados del procés. Y ésa es la razón por la que Moncloa, ahora, no desea darle tanto foco.