El inicio del curso político en el Congreso se había retrasado. En realidad, ya hubo una sesión de control hace 15 días, pero quedó ligeramente escondida en la vuelta del veraneo. Hace una semana, hasta 16 ministros aprovecharon la ausencia de Pedro Sánchez, de viaje a la Asamblea General de la ONU en Nueva York, para escaquearse todos ellos de dar respuesta a las preguntas de la oposición. A punto de empezar octubre, y ya entrado el otoño, regresaba este miércoles la velocidad de crucero de la política: la del diálogo de besugos. "Tú pregunta lo que quieras, que yo responderé lo que me dé la gana".
...o peor, haré de opositor a la oposición, preguntando a mi vez lo que guste.
Porque ésa fue la actitud del presidente, al no responder a ninguna de las tres cuestiones concretas que le planteó Pablo Casado: "¿Es usted la X del caso Ghali y lo hizo entrar en España de manera encubierta, a pesar de estar acusado de graves delitos? ¿Ordenó usted manipular los cálculos del INE, para ajustar a martillazos sus cuentas? ¿Cumplirá su palabra de traer y juzgar a Puigdemont o seguirá torpedeando la acción de la Justicia?".
Lo que hizo Sánchez fue opositarle a su vez: "¿Apoyan ustedes la revalorización de las pensiones con el IPC? ¿Van a renovar el CGPJ y abandonar la insumisión constitucional?".
El líder del PP se siente fuerte esta semana, arropado por dirigentes internacionales y expresidentes del Gobierno en su convención itinerante, ésa que promete llevarle "pronto a la Moncloa por el bien de España y de Europa", como proclamó este martes Donald Tusk, expresidente del Consejo Europeo, en Valladolid. Los aplausos de la bancada popular a su presidente fueron este día especialmente abrumadores, entusiastas y largos en el tiempo.
Pero eso no afectó a Pedro Sánchez. El presidente esperó con calma a que llegara el silencio y esquivó todas las cuestiones sin apenas mover una ceja de su rictus. No entró ni de soslayo. "Responderé a su pregunta, claro que sí", dijo... pero lo hizo a la que había quedado registrada por escrito y que, genéricamente, le cuestionaba por si "¿tiene usted un proyecto para España?".
"Hasta la coronilla"
Comenzó por acusar a Casado de llevar esta semana por España la bronca y la tensión. Es decir, de que tiene "hasta la coronilla a los españoles del norte y del sur, a los de derechas, izquierdas y centro, de la bronca e insultos que ustedes profieren en este Parlamento". Y proclamó que su "proyecto para España" es hacer "política útil". Lució sus acuerdos del Consejo de Ministros -el Salario Mínimo, los ERTE y las ayudas para La Palma- "pasando de las abstracciones que hacemos aquí en el Congreso a las cosas concretas".
Y, haciendo malabares dialécticos, el presidente consiguió llegar -nadie sabe cómo- al segundo de sus reproches a Casado. "Hacemos España avanzar, y nos gustaría que usted arrimara el hombro haciendo cosas de perogrullo: como, por ejemplo, cumplir con la Constitución". Es decir, de nuevo lo de la renovación del Consejo General del Poder Judicial, que ni se había citado en lo escrito ni en lo hablado por el real líder de la oposición, el que tenía enfrente en el hemiciclo.
Los aplausos de sus compañeros socialistas, que son 31 más que los diputados del PP en la Cámara Baja, sonaron fuertes, pero no tan entusiastas como los de los populares, inflamados en estos días por su cierre de filas por los pueblos de España. Quizá la cosa cambie cuando los ánimos se inflamen dentro de otras dos semanas... cuando llegue el Congreso del PSOE.
"Jaula de grillos"
"Aunque usted venga poco por aquí", reprochó Casado a su rival, "sigue manteniendo la costumbre de no responder a nada, pero quien calla otorga. Se siente usted por encima de todo, pero si defiende a delincuentes por permanecer en el poder", añadió hiriente en referencia al líder del Frente Polisario y al expresident huido en Waterloo, "váyase y déjenos a nosotros defender a España".
Finalmente, en la réplica de Sánchez, el presidente demostró que sí anda pendiente de la convención popular. El presidente reprochó las palabras de Mariano Rajoy el lunes cuando advirtió a Casado de que tendrá que "reformar las pensiones" cuando llegue a Moncloa, aunque le vayan a "hacer una huelga" por ello.
"Usted ha demostrado que sigue defendiendo volver a la contrarreforma de las pensiones de 2013", dijo el líder socialista. Y así quiso escabullirse de su falta de respuestas, preguntando a su vez a quien es su alternativa: "Responda usted, que yo le pregunto: ¿están a favor de revalorizar las pensiones con el IPC? Eso es lo que se merecen los españoles saber".
La ovación socialista, ahora sí, fue enfervorizada. El decreto del ministro José Luis Escrivá se debate y vota este jueves en la misma Cámara, y ahí podrá saber Sánchez la posición del PP... falta por conocer la de su Gobierno -completo y peleado, con Yolanda Díaz incluida- en lo que queda de la reforma del sistema de pensiones. La que Casado definió como "jaula de grillos entre ministros" que se despellejan en la sala de prensa de Moncloa.