Hace apenas un año, José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís eran todo un "matrimonio político". Así lo admitía con humor el alcalde de la capital: "Me siento muy cómodo. Tengo con ella el matrimonio que aún no he tenido en mi vida".
Hoy, poco queda de aquella complicidad, según relatan a EL ESPAÑOL colaboradores próximos del alcalde y los de la vicealcadesa, que coinciden en su percepción de que se han distanciado. Aunque unos y otros difieren a la hora de señalar los motivos y la magnitud del alejamiento.
Fuentes cercanas a la dirigente de Ciudadanos admiten que la relación "ya no es la misma", que es "mucho más fría", pese a que el gobierno municipal "sigue funcionando". Y todo porque Almeida "es otro" distinto al que tomó la vara de mando en 2019.
Enfrente, no se quedan atrás los reproches: señalan que la vicealcaldesa "está desestabilizando" el gobierno por cálculo electoral. Y que la situación "se le ha ido de las manos". "Villacís está creando una polémica artificial, innecesaria, para buscarse un hueco ahora que su partido es irrelevante".
El lance que ha precipitado el alejamiento de ambos ha sido, según corroboran todas las fuentes, el anuncio de la candidatura de Madrid a albergar los Juegos Olímpicos. Fue hace apenas dos semanas cuando Villacís afirmó ante los micrófonos de la Cadena Ser que la capital sería candidata con la vista puesta en 2036. El anuncio pilló a todos por sorpresa, incluido el alcalde.
"Recibimos llamadas de medios de comunicación de toda España para confirmar la noticia. Nos vimos obligados a desmentir el resbalón de Begoña porque no hay ninguna candidatura en marcha", aseguran desde el equipo de Almeida, que salió rápidamente a corregir a la vicealcaldesa. Eso no sentó bien a los liberales: "Podía haberla llamado antes de desmentirla", se quejan.
La coalición
Basta con remitirse al último pleno del Ayuntamiento, celebrado el 28 de septiembre, para comprobar cómo han cambiado las cosas. Ahí, Partido Popular y Ciudadanos no actuaron precisamente como un Gobierno compacto. Begoña Villacís votó junto a la izquierda (Más Madrid, PSOE y los cuatro ex ediles de Carmena que conforman el Grupo Mixto) para que no se "acose" a las mujeres que acuden a clínicas abortivas. PP y Vox se pronunciaron en contra.
Poco más tarde, la propia vicealcaldesa presentó una iniciativa para colocar una bandera LGTB en la Plaza de Pedro Zerolo, en Chueca, sabedora de que PP y Vox no iban a apoyarla. Curiosamente, a la hora de votar, los populares se confundieron y respaldaron la iniciativa pensando que estaban admitiendo sólo la inclusión de una enmienda.
La portavoz del PSOE, Mar Espinar, interpretó en clave de pugna interna este episodio, y reprochó a Villacís haber llevado la iniciativa al pleno del Ayuntamiento "para poner en apuros al alcalde".
Ante las tensiones cada vez más evidentes, tanto el primer edil como la segunda han reivindicado públicamente el buen funcionamiento del gobierno municipal. "Hay discrepancias, pero esas discrepancias se solucionan. Cuando más debate, mejores soluciones", decía Almeida el martes. Villacís, por su parte, se limitaba a resaltar que "este Gobierno funciona" y que ella no iba a "poner zancadillas al PP". "Ni el PP a Ciudadanos", añadía.
En este sentido abundan los equipos de comunicación del Gobierno de coalición, que, según dicen, "sigue funcionando bien" y existe un "entendimiento perfecto" entre concejales de uno y otro partido.
Pero los allegados de ambos dirigentes son más claros al hablar en privado. Los liberales acusan al alcalde de gobernar "como si tuviera mayoría absoluta", "como si se hubiera olvidado de que gobierna en coalición", mientras que los populares creen que en Ciudadanos están "intentando marcar su espacio" del mismo modo que "lo hace Podemos en el Gobierno de España".
Guerra con Ayuso
Tampoco ha ayudado a aliviar tensiones que el alcalde se haya visto inmerso en una pugna interna por la presidencia del PP de Madrid desde que Pablo Casado le incluyó en la carrera por presidir el partido en la Comunidad de Madrid.
Fuentes cercanas a la vicealcaldesa señalan que, desde entonces, a Almeida se le ha notado más "nervioso" e "irascible" que de costumbre. No refutan esa versión los próximos al alcalde, que aseguran que no conocía de antemano la maniobra de Casado. "Eso le estresó", confiesan, aunque ya ha pasado página y "no le dedica ni medio minuto a pensar en el asunto". "Acaba de sacar adelante la nueva ordenanza de movilidad; está pletórico", zanjan quitándole hierro al asunto.
El divorcio político entre José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís llega en mitad de la legislatura y con muchos deberes por hacer. El Ayuntamiento de la capital aún tiene que aprobar los Presupuestos municipales del año que viene, y PP y Cs necesitan el apoyo de Vox. Pero, sobre todo, la coalición tiene aún dos años por delante, hasta las elecciones de 2023, que pueden hacerse muy largos si sus líderes no recuperan aquella sintonía que demostraron en el pasado.
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