El exvicepresidente segundo del Gobierno Pablo Iglesias nunca acudió a los actos celebrativos de la Fiesta Nacional mientras se dedicaba a la política activa. Sólo lo hizo en 2020, porque "lo marcaba la ley". Entonces, él mismo asistió en directo a los abucheos al presidente, Pedro Sánchez, y a todo su Gobierno.
Hasta ese momento, siempre enviaba "diputados de Unidas Podemos" en su representación para no boicotear el 12-O, pero sí dejar patente su rechazo a la actual España constitucional y, sobre todo, a la Monarquía. Famosa fue su primera adhesión al Día de la Constitución, en 2018, al cumplirse 40 años de la Carta Magna: todos los parlamentarios morados aprovecharon para reivindicar -con una chapa visible en sus solapas- la "república feminista y federal".
Ahora que ya no es político, o eso dice, y es un comentarista político en los medios y en Twitter, el fundador de Podemos ha aprovechado los pitos, abucheos y gritos de "¡Sánchez dimisión!" para volver a arremeter contra el modelo de Estado. Así, del 12-O del año 2021, Iglesias saca como conclusión que "la monarquía es un símbolo político de la derecha y la ultraderecha", y "de nadie más".
Cuando la megafonía del acto oficial con desfile militar anunciaba la llegada de Felipe VI, la Reina Letizia y la Infanta Sofía al madrileño paseo de la Castellana, y que la Familia Real estaba siendo recibida por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se empezaron a escuchar los silbidos.
Ya había ocurrido minutos antes, a la llegada del jefe del Ejecutivo. Una sonora pitada y abucheos recibieron a Pedro Sánchez entre gritos de "¡Fuera, fuera!". También se pedía sonoramente su "dimisión", una desagradable tradición que se viene repitiendo, con mayor o menor intensidad, contra todos los presidentes desde José Luis Rodríguez Zapatero. De hecho, le ocurrió asimismo al popular Mariano Rajoy.
Pero para Iglesias y su símbolo "antifascista y republicano" en las redes sociales, "los aplausos al Jefe del Estado y los abucheos al Gobierno sólo expresan una obviedad", que una institución como la Monarquía, si "sólo genera adhesión" en la derecha y la ultraderecha, "tiene su futuro muy comprometido".
Lo cierto es que la cuenta de Twitter del exvicepresidente que presumía de "llevarse muy bien en lo personal" con Don Felipe era este martes de Fiesta Nacional una sucesión de entradas republicanas, con menciones a encuestas que diagnostican que la República "ya es una posibilidad de regeneración frente a la corrupción de la Monarquía". O que ésta "no goza de buena salud" porque "participa de la polarización social".
En tonos parecidos se manifestaban la ministra Irene Montero o su heredera al frente de Podemos y del Ministerio de Derechos Sociales, Ione Belarra.
Ambas miembros del Gobierno, tuiteaban durante el mismo desfile un enlace a otro sondeo que indica que "en caso de realizarse un referéndum entre monarquía y república", el 39,4% de los encuestados optaría por cambiar el actual modelo de Estado, y sólo el 31% votaría por mantenerlo.
En el caso de Montero, su micropost era más discreto y menos agresivo, aunque utilizando los marcos dialécticos del partido al que pertenece: "La patria es lo común", es decir, "los servicios sociales". Y su guía es "la memoria de quienes conquistaron derechos y libertades" para seguir su camino en la construcción "de un país más feminista, diverso y con justicia social".
La ministra de Igualdad, de hecho, acudió al desfile y saludó al Rey ataviada con una mascarilla similar a la del presidente del Gobierno... salvo en el detalle de la bandera que lucían ambos. La de Sánchez era la bandera de España, y la de Montero, la bandera trans.
Al término del desfile, la salida del presidente del Gobierno, al igual que la llegada, se sincronizó con la del Rey Felipe VI. Pero aun así, la organización no pudo evitar el abucheo del público que presenciaba los actos festivos. Sánchez abandonó el recinto camino del Palacio Real entre gritos de "¡Fuera, fuera!"... y vítores para Isabel Díaz Ayuso.