Uno de los pocos temas que provocó agrias discusiones en el 40º Congreso del PSOE del pasado fin de semana en Valencia fue el del feminismo. ¿Cuál es el ideario que defenderá el Partido Socialista de Pedro Sánchez, el de las feministas de siempre o el concepto moderno que diluye la lucha de las mujeres por la igualdad dentro de la llamada "perspectiva de género"? ¿Serán mujeres o serán "personas gestantes"? ¿Primará el sexo biológico o la reivindicación queer?
En la Disneylandia en la que se convirtió el "congreso de la unidad", Carmen Calvo dejó de ser la secretaria de Igualdad del PSOE y fue sustituida por Andrea Fernández, la diputada más joven del partido, de sólo 28 años, y defensora del nuevo feminismo. EL ESPAÑOL ha tratado de recabar su opinión para este artículo, pero no ha sido posible.
En ese ambiente festivo fabricado para el relanzamiento de Sánchez con todo el partido tras él, en todo caso, no pasó inadvertida la bronca que se organizó en la comisión de igualdad, que el sábado por la tarde discutía las enmiendas a la ponencia marco.
Según pudo saber este periódico de fuentes internas a la comisión, la dirección del Partido Socialista "no permitió debatir ni votar enmiendas que habían llegado al congreso con un apoyo por unanimidad en prácticamente todas las federaciones del PSOE".
EL ESPAÑOL ha tenido acceso a esta grabación de vídeo. Corresponde a una parte de las discusiones que llegaron a provocar gritos y hasta una concentración de delegadas feministas en la puerta de la sala donde se debatían los puntos 1.897 a 1.915 del documento ideológico del nuevo PSOE, los bautizados -expresamente- Políticas LGTBI+, no "políticas de igualdad".
En las imágenes, tomadas por una de las feministas clásicas que se sintieron "avasalladas por las corrientes posmodernas que consideran que el sexo registral es elegible seas o no transexual", se puede ver cómo Inés Rey pide que, al menos, se pueda conocer lo que se ha aprobado.
Alcaldesa de La Coruña
La representante de la Agrupación Socialista de La Coruña, ciudad de la que es alcaldesa desde 2019, reclama que "se pueda tener un debate, aunque sea pequeño".
Entre los murmullos crecientes de las presentes, casi imploraba: "Me gustaría que se explicaran esas transacciones a las que se ha llegado sin que las conozcamos, e incluso votarlas si fuera posible".
"Y si no, que conste en acta esta intervención porque éstos son conceptos que son fundamentales para el feminismo y en la construcción que como partido tenemos en la defensa de los derechos de las mujeres que hemos llevado a gala siempre", insiste.
Y concluye: "Estas ideas han sido trabajadas en todo el país, han salido aprobadas por unanimidad en prácticamente todas las federaciones y nos ha identificado siempre como Partido Socialista. No podemos y no vamos a renunciar a ellas en ningún caso".
Pero en la pelea entre "sexo y género" para definir lo que serán las políticas de Igualdad, en adelante el PSOE se decantó por un cambio radical. Calvo no sólo dejó la vicepresidencia en julio, ahora era sustituida en la Ejecutiva por Andrea Fernández, y, con ella, cayó un modelo de defender la lucha feminista.
"Engañaron a la gente"
La comisión de Igualdad discutió si elegir términos como "trans o transexual" y "LGTB o LGTB+". Se debía tomar postura entre las que pedían recuperar "la distinción por sexo" o las que reclamaban consolidar "la perspectiva de género"... y ganaron las últimas.
Pero, según las presentes, la presidencia de la comisión "en realidad, engañó a la gente colando, en un bloque de acuerdos relativos a abolir la prostitución y rechazar los vientres de alquiler, el párrafo de la discordia que comprometía al partido con las corrientes posmodernas".
La bronca llegó a trascender, como una de las pocas noticias llamativas del congreso socialista. En los tres días festivos, con abrazos de Sánchez a Felipe González, reintegración de los viejos susanistas en los órganos de dirección del partido, y recuperación del concepto de la "socialdemocracia", sólo la financiación autonómica y el feminismo rompieron la armonía.
A la puerta de la sala de la comisión se repartió esta carta, encabezada por una cita de María Cambrils, valenciana, feminista y autodidacta nacida en el siglo XIX: "Sin feminismo no hay socialismo". La sentencia, curiosamente, era reivindicada por las dos facciones enfrentadas en el congreso.
Pero esta misiva recordaba que "la militancia votó sí a las enmiendas feministas". Y que entre ellas estaba una contraria a la "libre autodeterminación de género", incluida en la ley Trans del Gobierno. Una norma que provocó la batalla entre Carmen Calvo e Irene Montero, ministra del ramo y líder de Unidas Podemos... que finalmente ganó esta última.
"Sentirse mujer o varón", sostienen las feministas clásicas del PSOE en la carta, "no puede implicar un reconocimiento de identidad en términos jurídicos".
"No reconocemos ese acuerdo"
Según las fuentes internas consultadas, el discurso de Inés Rey vino "cuando la gente se dio cuenta de la trampa y pidió una votación de ese párrafo", que ya no se permitió. "Ni tan siquiera se leyó la supuesta transaccional".
La conclusión a la que llegan las derrotadas es que "todo consistía en evitar la votación porque las cuentas a las feministas [clásicas] les salían" para ganarla, y la dirección de la comisión no se lo podía permitir. "Teníamos votos suficientes para llevarlo a pleno, pero había instrucciones de la dirección de evitar ese escenario como fuese, así que las 'negociadoras' no atendieron a las demandas de las feministas de llevarlo a votación".
Que las delegadas presentes estaban en contacto con sus líderes históricas en el exterior es evidente, por el ruido que comenzó a hacerse en directo en las redes sociales. En Twitter estalló la polémica, encabezada por clásicas como Ángeles Álvarez o Amelia Valcárcel.
"Presionaron y manipularon, aunque desconocemos qué tipo de amenazas o chantajes les hicieron", admiten. Pero eso sí, advierten de que para las derrotadas no ha terminado más que una batalla, y seguirán dando guerra desde plataformas independientes, como la web Contra el borrado de las mujeres -integrada por socialistas, militantes de Podemos, independientes y asociaciones no políticas- y otras: "No reconocemos ese acuerdo, ya que se impidió la votación y, por tanto, el conflicto sigue no resuelto".
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