El "acuerdo" anunciado en la mañana de ayer, según el cual Pedro Sánchez se pone al frente de la reforma laboral colocando a sus delegados de Economía y Seguridad en la negociación que hasta ahora pilotaba Yolanda Díaz en solitario, aún tendrá que superar una prórroga.
Yolanda Díaz se resiste a dejar en manos del presidente la medida estrella de su mandato como ministra de Trabajo. Sabe que "derogar" la ley del PP de 2012 será su baza electoral en las próximas generales. Unas elecciones en las que su principal competidor en la izquierda será precisamente el PSOE.
Por eso, Díaz ha logrado arrancar una reunión con el presidente el martes que viene en Moncloa para, tal y como ha podido saber EL ESPAÑOL, "dejar cerrado el contenido de la reforma" y que no haya más sorpresas.
Esa cita será el momento clave para saber si la crisis entre los socios del Gobierno de coalición se ha cerrado en falso. Fuentes cercanas a Díaz admiten que la vicepresidenta segunda irá a esa reunión -en la que se convocará también a responsables de los ministerios de Hacienda, de Seguridad Social y de Educación- a "pactar los contenidos, el perímetro y el alcance de la reforma". Y que después de ese encuentro no quieren más "injerencias".
El acuerdo anunciado este miércoles, que suponía cerrar seis días de crisis, tiene un responsable. Una vez más, fue Félix Bolaños el encargado por Pedro Sánchez para solucionar el entuerto. Fuentes de Moncloa confirman a este periódico que fue el ministro de la Presidencia el que terminó de cuadrar el "nuevo método" de negociación de la reforma laboral.
Hacía falta poner punto final cuanto antes la "grave crisis" abierta en el seno del Gobierno. Así la llegó a definir uno de los negociadores socialistas reconociendo que, como dijo la propia Yolanda Díaz, la coalición estaba pasando un "momento delicado".
'Todos ganadores'
Hasta la noche del martes, nada hacía presagiar que se acercaba el cierre del conflicto, admiten fuentes gubernamentales de ambas partes. Pero, como en los regateos de un zoco, PSOE y Unidas Podemos cedieron en el momento en el que hallaron un motivo para reivindicar su triunfo.
Los socialistas se sintieron ganadores por lograr que los morados aceptaran un tutelaje de la negociación con los agentes sociales. Y la propia Díaz mostró su "satisfacción" al arrancar la citada reunión con el presidente en Moncloa, según confirman fuentes de su entorno.
Porque la vicepresidenta segunda no se creía al PSOE cuando sus ministros decían que "sólo" querían "mejorar la metodología". Según las mismas fuentes, "si querían poner a Nadia Calviño a coordinar, era para controlar el contenido". Y ponen como prueba las palabras de Eva Granados, portavoz socialista en el Senado, en las que decía que "se pueden cambiar sus aspectos más lesivos, pero no se puede derogar la norma".
Lo firmado "obliga", repiten desde Unidas Podemos. Pero en Moncloa pretenden volver a traer a la patronal al consenso, perdido en la última subida del Salario Mínimo. El documento firmado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en su momento dice expresamente: "Derogaremos la reforma laboral". En concreto, el acuerdo detalla que "recuperaremos los derechos laborales arrebatados por la reforma laboral de 2012". Y que eso se hará "derogando las limitaciones al ámbito temporal del convenio colectivo" (es decir, la ultraactividad) y "derogando la prioridad aplicativa de los convenios de empresa sobre los sectoriales" (o sea, la negociación colectiva).
Desde la parte socialista del Gobierno se insistía desde el jueves pasado en que la intención de Calviño no incluía rebajar lo acordado "ni mucho menos el Componente 23, enviado a Bruselas" del Plan de Recuperación. Y este punto es nuclear por dos razones.
La primera, porque en ese texto de 90 páginas no aparece ni una sola vez el término "derogar", ni "derogación", ni nada análogo. Y la segunda, porque ese es el documento que sella el compromiso del Ejecutivo para recibir los 25.000 millones de euros de los fondos europeos presupuestados para 2022.
A cambio, el Gobierno se obliga a tener la norma aprobada en Consejo de Ministros antes del 31 de diciembre, con el consenso de sindicatos y patronal y cumpliendo con la "seguridad" para los trabajadores pero también con la "flexibilidad" para las empresas.
La nota de Moncloa
Ahora, Díaz confía en que en la cita del próximo martes se ratifique lo firmado en el pacto de coalición, al que se remitía expresamente la nota de Moncloa redactada ayer por el equipo de Bolaños para anunciar el acuerdo.
A cambio, la líder de Unidas Podemos en el Gobierno ha aceptado la presencia de enviados de Calviño y Escrivá a sus citas con patronal y sindicatos. Y otros encuentros preparatorios previos y de evaluación posterior con la parte socialista del Ejecutivo.
"Pero lideramos en Trabajo y habremos fijado lo que se va a negociar", presume una portavoz de Díaz. "Eso es a lo que el PSOE se negó el lunes en el Congreso" y por lo que fracasó la comisión de seguimiento de la coalición.
En privado, líderes de Unidas Podemos admiten errores en este proceso y reconocen que ha sido el momento más "delicado" desde la salida de Pablo Iglesias y el ascenso de Yolanda Díaz. Pero la nota de Moncloa, pactada por ambas partes, "incluye ese punto número dos, que es lo que queríamos", advierten.
¿Y qué dice ese apartado? Que "el próximo martes, 2 de noviembre, el presidente del Gobierno convocará" a Calviño y a Díaz a Moncloa. Y que esa reunión servirá "para fijar la posición del Gobierno en la mesa de diálogo social, en los términos del acuerdo de Gobierno de coalición"... que está firmado por escrito.
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