Este viernes es el día en el que la "tormenta perfecta" puede descargarle encima al presidente, Pedro Sánchez. Así definen fuentes oficiales del Ministerio de Hacienda la situación en que se encuentra la economía española.
"Sube el precio de la electricidad a nivel europeo, sube el del gas a nivel global, y se complica nuestro abastecimiento por las tensiones entre Marruecos y Argelia", describen. "Mientras, salimos de una pandemia con dinero ahorrado, y crece el consumo, pero se restringe la oferta por una crisis mundial de materias primas".
Todo eso ha colocado la inflación en el 5,5%, seis veces más de la prevista (0,9%). Y hay que mirar 29 años atrás en las estadísticas para encontrar punto de comparación: era septiembre de 1992, el fin del año de los Juegos de Barcelona y la Expo de Sevilla... y la antesala de las cuatro devaluaciones de la peseta que siguieron a la última crisis antes del euro.
Este viernes se cierra el plazo para que los grupos parlamentarios presenten enmiendas a la totalidad de los Presupuestos Generales del Estado. Justo el mismo día en el que se publican los datos de Contabilidad Nacional del tercer trimestre.
El Gobierno insiste en decir que "todos los indicadores hablan de una recuperación vigorosa" y fuentes del Ministerio de Economía indican a este diario que "de lo que se trata es de que este crecimiento se prolongue en el tiempo y a la vez sea transformador para que genere más empleo".
Escrito en piedra
Pero el BCE ya advierte de que el PIB en toda la zona euro ya se está ralentizando.
Además, las cuentas con las que se ha hecho política este año hablaban de un PIB al alza en el 9,8%, la última revisión del Gobierno lo rebajó al 6,5% y el propio INE se corrigió a sí mismo hace un mes en los cálculos del segundo trimestre: no crecimos un 2,8% sino un 1,1%. Los nubarrones del frenazo ya estaban avisando.
El secretario de Estado de Economía, Gonzalo García, se ponía este jueves la venda antes de la herida. Preguntado este jueves por si su Ministerio se plantea revisar a la baja las previsiones macroeconómicas, el número dos de Nadia Calviño dejaba abierta la puerta: "Ninguna previsión está escrita en piedra, cuando conozcamos el PIB del tercer trimestre este viernes, veremos".
Esta semana ha sido la primera vez que en las conversaciones con fuentes cercanas al Gobierno ya salía la hipótesis del adelanto electoral. Para rechazarla, pero sin que hubiera formado parte de ninguna pregunta, algo muy significativo.
De hecho, la confianza de los principales aliados parlamentarios del Ejecutivo cotiza muy a la baja. Esquerra (13 escaños), Bildu (5) y PNV (6) ya tenían este jueves por la tarde redactados sus escritos de devolución del proyecto de Presupuestos. Y Junts (4 diputados) confirmaba a primera hora que la presentará.
Son 28 votos clave. Sánchez sólo podría prescindir de uno de esos grupos si quiere sacar adelante las cuentas públicas. Y nunca podría ser ERC, el que más claras ha puesto sus exigencias, tanto las políticas (defensa al catalán en la Ley Audiovisual) como las económicas (garantías de inversión territorializada). "Y estamos ojipláticos ante la falta de compromiso del PSOE", aseguran fuentes del independentismo republicano.
Chaparrón
Esa "tormenta perfecta" amenaza al Gobierno con todo el aparato eléctrico acumulado desde que, ya en marzo, la cosa empezó a ponerse fea... pese a que nadie reparó en ello. La inflación saltó del golpe del 0% al 1,3% interanual. Y la factura de la luz dio el primer brinco, duplicando el precio de la electricidad en el mercado mayorista de los 29 euros del 27 de febrero a los casi 56 euros del 4 de marzo.
Centrados como estábamos los españoles en el avance de la vacunación, los "daños colaterales" de la moción de censura de Murcia -la salida de Pablo Iglesias del Gobierno y la convocatoria anticipada de las autonómicas en Madrid-, la salida de decenas de miles de españoles de los ERTE, el fin del eterno estado de alarma en mayo -declarado inconstitucional este miércoles-, la brutal revolución en el Gobierno... nos hemos plantado en el otoño y ha comenzado el chaparrón.
Elvira Rodríguez, vicesecretaria económica del PP, llama la atención sobre la situación, en conversación con este periódico. "El Presupuesto tiene que ser la herramienta principal de la política económica para fomentar el crecimiento y crear empleo... que eso es lo que hace que nadie quede atrás".
La exministra está "muy preocupada" porque ve que el Ejecutivo "sólo hace propaganda y cosmética". Lo primero con "parches y subvenciones con las que tapan sus errores", y pone de ejemplo los bonos del gas y para el alquiler "mientras nos cortan el gasoducto antes de que contratemos barcos o espantan a los inversores con esa ley de Vivienda".
Y lo segundo "anunciando que por primera vez hay más de 20 millones de ocupados, e hinchando la cifra con 250.000 en ERTE y 460.000 autónomos a media actividad". De hecho, la única partida social que cae en los PGE de 2022 es la de protección por desempleo: "¿No se dan cuenta de que con la inflación descontrolada y la crisis de materias primas está habiendo cierres industriales que frenarán el crecimiento? ¡Eso es paro!".
Previsiones
Entretanto, Bruselas urge a ver las reformas que se postergaron hasta final de año, la laboral y la de pensiones. Y el Ejecutivo tendrá que cuadrar el círculo de tratar de convencer a la patronal de que ceda para que los sindicatos recuperen parte del poder perdido en la negociación colectiva con la reforma del PP en 2012... al tiempo que se lo denieguen en sus propias negociaciones con los de la función pública: "El alza a los funcionarios será del 2%, eso no se toca", afirma un portavoz de María Jesús Montero.
Porque si se tocara, ya estaría aquí la segunda vuelta de la inflación, la que la convierte en estructural por la vía de la subida de sueldos. "En realidad, ya ha llegado", apostilla Elvira Rodríguez, "ya se ha repercutido a la cesta de la compra el alza de la electricidad y los combustibles". De hecho, el IPC subyacente ha pasado del 0,0% al 1,8% es sólo seis meses.
Ni el ministerio de Calviño ni el de Montero se plantean retocar los Presupuestos de 2022, pese a que la base con la que se elaboraron ha quedado superada por dos meses de inflación disparada y los primeros signos negativos. Hacienda sostiene que la inflación es coyuntural, pero reconoce que ya no se le puede llamar "puntual" y que "será alta durante más tiempo del que preveíamos".
Ahora se confía en que se modere para el verano. Habrá llovido mucho para entonces, una "tormenta perfecta", si nada cambia.
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