El año 2019 fue el de la llegada de Podemos al Gobierno. Pero aquello fue al final, el culmen maravilloso de un año horrible para Pablo Iglesias, que llegó a vincular a la dirección de su partido con "el jefe de las cloacas", José Manuel Villarejo.
Hasta ahora se sabía que el ejercicio más duro de Iglesias -y mira que los hubo- desde su llegada a la política había comenzado con la "traición" de su amigo Íñigo Errejón, de la mano de Manuela Carmena, a la que él había recuperado para la vida pública. Y que Pedro Sánchez había mandado repetir el 10-N las elecciones del 28-A con el objetivo de destrozar a Podemos. Y que un juez de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, lo aceptó como parte perjudicada en el caso Dina y luego se dio por engañado y sopesó imputarle...
Pero hubo algo más. Este periódico ha podido confirmar que Iglesias supo a la vuelta de aquel verano que su mayor enemigo había infiltrado a la Ejecutiva de Podemos. Que el "rey de las cloacas" tenía contactos con su equipo jurídico. Que aquél a quien Podemos acusaba de urdir una "trama" para "fabricar pruebas falsas" contra el partido y contra su líder "pagaba honorarios" a su secretaria de Jurídico, Gloria Elizo. Que el presunto responsable de las filtraciones del caso Dina tenía acceso a las interioridades de Podemos.
Este lunes, Villarejo acudía a la Audiencia Nacional a la reanudación del juicio del caso Tandem, en cuyas tres piezas afronta acusaciones por falsedad documental, revelación de secretos, extorsión... más de 100 años de cárcel de petición fiscal. Y antes de entrar aseguraba que "en otro tiempo trabajó" con la ex jefa legal de Podemos, Gloria Elizo, miembro de la Ejecutiva de Iglesias desde los inicios del partido y cabeza de la Comisión de Garantías.
"Pago de honorarios"
El excomisario sostiene que utilizó el despacho de abogados de su "buena amiga" Elizo como un "buzón", además de pagarle "unos honorarios". "Y además eso ella lo sabe", sostuvo tras apuntar que no tiene interés en solicitar "la expulsión" de la formación de la causa, en la que Podemos ejerce la acusación popular. "Lo único que puedo decir es que gente muy importante como en otro tiempo mi buena amiga Gloria trabajó conmigo y ahora es responsable de temas jurídicos", ha asegurado.
Esto último no es cierto. De hecho, Elizo no ocupa ningún cargo orgánico en Podemos desde la III Asamblea Ciudadana, en mayo de 2020. Sólo conserva el cargo de vicepresidenta tercera del Congreso de los Diputados, pues en la constitución de las Cámaras, Iglesias conocía pero aún no se creía las acusaciones que ya circulaban en el partido, dentro de su propia Ejecutiva y al más alto nivel.
Elizo empezó a caer en desgracia a finales de 2019. Y fue apartada de sus responsabilidades después de que Iglesias ordenara el despido de su mano derecha, José Manuel Calvente, al que se llegó a acusar de "acoso laboral con agravante de género"... es decir, acoso sexual en el trabajo. Elizo pasó a ser secretaria de Políticas contra Corrupción, prueba de que Iglesias no creyó de inicio en las acusaciones a su colaboradora, a pesar de que las sostenían altas instancias de Podemos.
"La credibilidad de las cloacas"
La abogada y todavía diputada -de viaje en Uruguay- ha desmentido "categóricamente" a este periódico los hechos que alega Villarejo y ha calificado de "radicalmente mentira" todo lo expuesto. "No hay ni información, ni represalias ni castigo, ni es cierto lo que se argumenta". Aunque su entonces mano derecha, Calvente, asegura que "nunca fui consciente de esos contactos, pero no pongo ya la mano en el fuego por nadie, después de las cosas que he visto en Podemos".
La credibilidad del excomisario no goza de ningún prestigio, implicado como está en numerosos casos de presunta corrupción y de manejo de información comprometedora, obtenida con grabaciones subrepticias. Menos creíble ha sido siempre para Podemos, que lo acusa de ser el "desatascador" de todos los "pozos oscuros del bipartidismo".
Por eso, los portavoces del partido, Pablo Fernández e Isa Serra, cuestionaron este mismo lunes la afirmación del comisario jubilado, recordando que es el "sicario mayor de las cloacas". En la rueda de prensa semanal tras la reunión de la Ejecutiva morada, Fernández despachó el asunto afirmando que "todos sabemos quién es el señor Villarejo, los recursos que utiliza, y no puedo añadir nada más", zanjó.
Pero las fuentes consultadas por este periódico son de toda solvencia. Y corroboran que Pablo Iglesias ya supo de esos contactos entre Elizo y Villarejo a la vuelta del verano de 2019. Todo se destapó después de que Pablo Echenique fuese sustituido como secretario de Organización por Alberto Rodríguez... quien también ha dejado recientemente la vida política, tras ser inhabilitado por el Tribunal Supremo.
Villarejo, camino de Moncloa
Nadie en la dirección lograba hacer que Iglesias terminara de creerse los datos que se habían localizado en la sede del partido, todavía entonces en la calle Princesa de Madrid. Pero la decepción acabó de corroborarse, aseguran las fuentes, cuando Elizo mantuvo su confianza en su amigo Calvente, a pesar de que en Podemos decían tener pruebas de sus acciones "de acoso" a una de las abogadas del partido.
Este periódico ha solicitado a las fuentes pruebas de que en Podemos se pudo corroborar la conexión entre Elizo y Villarejo, pero alegan que nunca se supo de nada delictivo, aunque lo cierto es que Rodríguez, el sustituto de Echenique en la Secretaría de Organización hizo su limpia, y cambió todo el equipo jurídico... para ponerlo en consonancia con el mensaje que Iglesias había elegido para su campaña electoral.
"Llevo cinco años en la moqueta y eso me ha alejado de la calle, sé que os he decepcionado, y que hemos dado vergüenza... pero sé perfectamente lo que hay que hacer para arreglarlo", había proclamado Iglesias en su mitin de regreso, el 23 de marzo. Sólo cuatro días después, Dina Bousselham acudía a declarar como perjudicada a la Audiencia Nacional, acompañada del propio Iglesias. Y allí ya señalaron a Villarejo.
Después del patinazo del cartel machistorro de "vuELve", Podemos fio su supervivencia en el 'rally' de elecciones generales, municipales, autonómicas y europeas en que las expectativas eran muy malas... "en la puñetera verdad" de que "gente poderosa" manejaba el Estado apoyada en las malas artes de Villarejo. Así lo describió uno de sus más cercanos colaboradores aquel 23 de marzo de 2019: "Iglesias ha vuelto cambiando el algoritmo de arriba abajo".
En aquel mitin de la plaza del Museo Reina Sofía, el líder de Podemos se lanzó con dureza a contar "la puñetera verdad". Envuelto en una prosa que pretendía demostrar que "en España hay medios de comunicación y 20 familias que mandan más que los diputados", Iglesias arremetió contra la "guerra sucia" urdida desde el Ministerio del Interior de Mariano Rajoy contra él y su partido.
Y bramó contra el propio Pedro Sánchez, que tenía en Moncloa de número dos de Comunicación a Alberto Pozas, un periodista amigo del policía corrupto: "Las cloacas del Estado siguen existiendo en el Gobierno de Pedro Sánchez y sólo si Podemos entra en el Gobierno se limpiarán"... y así acabó aquel dificilísimo 2019, con Iglesias abrazándose al presidente y sellando un pacto que lo llevaría al Gobierno.