Pedro Sánchez se guardó mucho de atizar al PP este sábado en Las Palmas. Pero se soltó la melena en Bilbao, el domingo. "España no se merece a esta derecha furibunda, pero es que esta derecha furibunda no se merece a España". El presidente del Gobierno acudía a la clausura del IX Congreso del PSE-EE, donde tomaba el liderazgo Eneko Andueza.
Con un 95% largo de los votos, Andueza -partidario de pactar con Bildu sin remilgos- pretende ser el último eslabón que le hacía falta a Sánchez para ahormar el PSOE a su imagen y semejanza.
Quizá por eso el mitin de este día tenía que ser mucho más ideológico que el del día anterior en Canarias, donde tocaba ser más "empático" con el sufrimiento de las islas y menos agresivo. "Nos hablan del fin de las ideologías, pero lo que hay alrededor de la socialdemocracia es un páramo", dijo atacando tangencialmente a sus socios, para arrancarse con el PP: "La oposición dice que España está en quiebra, pero como no es verdad, lo que hacen es dibujar un país a su imagen y semejanza: sin futuro y en quiebra".
El presidente presumió de un éxito de gestión con las vacunas, que colocan a España como ejemplo ante Europa, por su 89% de población inmunizada: "Hace un año, no sabíamos cómo se hacía ni si podríamos hacerlo. Pero hoy podemos y ya sabemos que se combate al virus con responsabilidad. Y eso le decimos al mundo: ¡vacunas, mascarillas y responsabilidad!".
El PP "cronifica las desigualdades"
Y tras los aplausos, lució las medidas sociales de gasto que han sido su respuesta a la crisis: "Votan en contra del IMV, de las becas, de la ley de educación... y de cualquiera que proponga el Gobierno de España. No hemos llevado la de Vivienda al Congreso y ya han dicho que la van a llevar al Constitucional".
Con eso, Sánchez se trataba de legitimar en la comparación de la salida de la crisis financiera de 2008 con la de la Covid de 2020. "No recuperamos los niveles de empleo previos a aquélla hasta 2019, y en este caso ya lo hemos hecho, e incluso superado". Y además, dijo, "lo hemos hecho protegiendo a los más vulnerables, porque gobernamos para eso mientras el neoliberalismo cronifica las desigualdades".
Como siempre, olvidaba que los primeros y más duros recortes fueron entonces de un Gobierno del PSOE. Y como siempre, acusó al PP de "esquilmar la hucha de las pensiones que les dejamos llena"... sin reconocer que el problema radicó en la caída brutal del empleo que heredó Mariano Rajoy, que hizo imposible sostener el sistema.
Y también como siempre, aprovechó la intervención ante los suyos para hacer un anuncio de su labor de gobierno. "En este Consejo de Ministros vamos a aprobar la transferencia de 35 millones de euros para mantener y reforzar la teleprotección de las víctimas de violencia de género en el teléfono 016", proclamó entre ovaciones. "Porque somos el partido feminista de España, como somos el partido ecologista y el de la cohesión territorial".
Representar la unidad
El Congreso del PSE, como todos los posteriores al del PSOE en Valencia, hace un mes, quiso mostrarse como "el de la unidad". El nuevo secretario general, Eneko Andueza, defiende los acuerdos con la izquierda abertzale como una vía de normalización de la vida política y como una apuesta estratégica para el partido, con el objetivo de que deje de depender del PNV como única vía de pacto político.
Y a su llegada en sustitución de Idoia Mendia como líder de los socialistas vascos fueron convocados no sólo los líderes más afectos al régimen de Pedro Sánchez.
Por eso, también estaban allí en Bilbao, en primera fila, los muy críticos Ramón Jáuregui y Nicolás Redondo Terreros, muy lejanos a las actuales tesis de revisionismo histórico y apoyo parlamentario en Bildu. La silla ubicada entre ellos la ocupaba Jesús Eguiguren, negociador en el pasado de acuerdos con el entorno de ETA. Y junto a ellos, "el lehendakari y ex secretario general, Patxi López", el más aplaudido. López hoy está en la dirección federal de Sánchez, pese a haberle competido el liderazgo en las últimas primarias, las de 2017, con especial virulencia.
A todos ellos los homenajeó Andueza, cuyas ideas sobre las naciones en España son un paso más en lo de la "nación discutida y discutible" de José Luis Rodríguez Zapatero y a las ocho que le salieron en la cuenta a Miquel Iceta. Lo hizo tras reivindicar a los socialistas vascos caídos por el terrorismo de ETA (incluyendo a Ernest Lluch, de cuyo asesinato se cumplen este domingo 21 años), y antes de recordar a Alfredo Pérez Rubalcaba y José Luis Rodríguez Zapatero: "La paz fue gracias a los socialistas, y es hora de reivindicar que la paz tiene nombre de socialismo vasco".
No evocó a Felipe González, a quien reclamó con un sonoro "¡basta ya!" que dejara la militancia en el PSOE hace sólo año y medio. Sánchez sí lo citó, pero para corregirle, de nuevo en eso de la soledad del poder: "Os tengo a vosotros, a todo el PSOE y a todo el PSOE, el único partido que nunca falla a España".
El nuevo líder, que dio casi la mitad de su discurso en euskera, parecía tener que justificarse en algo. Dedicó los primeros 10 minutos de su alocución a reivindicarse "tan vasco como los demás", a reclamar para el PSE "la construcción de este país, porque fuimos los primeros" y a engarzar esa historia con el reconocimiento a Idoia Mendia, "pionera de tantas cosas y, sobre todo, de ese nuevo comienzo que queremos abrir".
Es decir, el eslogan del congreso, la definitiva legitimación de los pactos con Bildu, el paso adelante que ya dio hace un par de años "la lehendakari de Navarra", como la presentó, María Chivite. Ella aplaudía en la primera fila, junto a la presidenta riojana, Concha Andreu. Porque Andueza se mira en ese espejo para "liderar Euskadi, como hace Pedro Sánchez en España, con unidad, convivencia y estabilidad".