La propuesta de citar a la actriz Bárbara Rey en el Senado para que hable sobre su relación sentimental con Juan Carlos I supone un paso más en la campaña de los socios de Pedro Sánchez contra lo que denominan el "régimen del 78". Visto en conjunto, el rosario de polémicas en el Parlamento de los últimos días hace difícil pensar en hechos aislados.
La iniciativa planteada por el senador de Compromís Carles Mulet se conoce tras una tensa jornada parlamentaria, en la que diputados de ERC grabaron con sus teléfonos móviles a los miembros de Vox e increparon a voces al representante de Cs Guillermo Díaz ("no sois catalanes", le espetaron). En el mismo debate, la vicepresidenta de Trabajo, Yolanda Díaz, había advertido a Vox en tono amenazador: "Jamás van a gobernar en este país".
El presidente del Senado, el socialista Ander Gil, ha tramitado la propuesta de Carles Mulet para que la actriz Bárbara Rey explique en la Cámara Alta si recibió fondos reservados del CESID (hoy CNI), a cambio de ocultar su relación sentimental con el Rey Emérito Juan Carlos I.
La historia es tan antigua -durante dos décadas la actriz murciana ha jugado a la ambigüedad y ha amagado con contar los detalles en televisión- que la propuesta del senador de Compromís Carles Mulet parece encaminada a convertir la Cámara Alta en un plató de Sálvame, con el fin de seguir agitando los escándalos de alcoba protagonizados por un Monarca que abdicó hace ya siete años y que, en la actualidad, ni siquiera forma parte de la Familia Real.
Los secretos de Bárbara Rey
Mulet ha argumentado que su objetivo es desentrañar una "enorme malversación de fondos reservados, que por muy materia de secreto de Estado, no pueden estar destinados nunca a comprar el silencio de las aventuras sexuales del monarca emérito".
Pero su propuesta sigue la estela de la campaña de acoso y derribo contra la Monarquía que desde hace dos años impulsa Podemos desde el Gobierno. El Pleno del Congreso del pasado miércoles resultó especialmente explosivo, durante el debate de una interpelación presentada por Vox para garantizar la enseñanza del castellano en toda España.
El caso del niño de Canet de cinco años, acosado por los independentistas, sacó lo peor de algunos diputados y, en ausencia de Meritxell Batet, el vicepresidente primero del Congreso, el socialista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, no tuvo su mejor día.
Tras una queja del diputado de Vox Víctor Sánchez del Real, Gómez de Celis tuvo que intervenir para recordar que el reglamento de la Cámara no permite tomar fotos o realizar grabaciones en el Hemiciclo, sin autorización expresa. Su advertencia iba dirigida a varios diputados de ERC que estaban grabando con sus móviles a los representantes de Vox.
"No sois catalanes"
Desde la tribuna, el diputado de Ciudadanos Guillermo Díaz denunció que los independentistas practican "el racismo, la xenofobia y la muerte civil" contra quienes defienden la enseñanza en castellano. Cuando había regresado a su escaño, un diputado de ERC le espetó con desprecio: "¡No sois catalanes!". Los diputados de Vox irrumpieron en aplausos cuando Guillermo Díaz replicó: "Dejad en paz a nuestros hijos".
Cuando le llegó el turno al diputado de la CUP Albert Botrán, leyó desde la tribuna en catalán el manifiesto de los grupos independentistas a favor de la inmersión lingüística. Cuando el representante de Vox Agustín Rosety recordó a voces que el reglamento del Congreso no permite el uso de las lenguas oficiales, el vicepresidente de la Cámara, Gómez de Celis, le amonestó por protestar de forma demasiado ruidosa.
De Celis finalmente recordó al diputado de la CUP que debía continuar su intervención en catalán. "Esto sí que es una imposición lingüística", se burló Botrán. A continuación, hizo caso omiso de la advertencia del vicepresidente de la Cámara y continuó su intervenció en catalán durante varios minutos hasta que que Gómez de Celis le retiró la palabra: "Su tiempo ha terminado".
También realizó una parte de su intervención en catalán la diputada de ERC Montserrat Bassa. El vicepresidente de la Mesa sólo le llamó la atención cuando Bassa tachó de "tribunal facha" al Supremo, por ratificar la sentencia que obliga a impartir el 25% de la enseñanza en castellano. La diputada de ERC se negó a retirar sus palabras, pese a lo cual De Celis pidió que fueran eliminadas del diario de sesiones.
'Los 6 de Zaragoza'
Luego tomó la palabra el diputado Joan Mena en representación de Unidas Podemos: anunció que su partido apoya la manifestación convocada para el sábado por los independentistas, en contra de la sentencia que impone el 25% de enseñanza en castellano, y afirmó que los constitucionalistas están haciendo un uso "repugnante" del niño de cinco años de Canet de Mar.
Podemos remató la jornada del miércoles con un acto celebrado en la sala Clara Campoamor del Congreso, en apoyo a seis jóvenes de Zaragoza a los que el TSJA ha impuesto penas de hasta siete años de cárcel por lesiones y atentado a agentes de la autoridad, cometidos cuando boicoteaban un acto electoral de Vox.
En el acto, los dirigentes de Podemos sostuvieron que estos jóvenes han sido condenados "sin pruebas", al igual que la exdiputada Isa Serra (condenada a 19 meses de cárcel por agresión a policías en una manifestación) y que el exdiputado Alberto Rodríguez (inhabilitado y condenado por el Supremo a una multa de 540 euros por hechos similares).
De este modo, al acto convocado por Podemos en la sede de la soberanía nacional se convirtió en un nuevo ataque contra la Justicia y la Policía: "El franquismo no entregó las togas y en las comisarías no entró la Transición", sostuvo un representante de Zaragoza En Común.
El "desequilibrado" líder del PP
Una jornada electrizante que dio mucho más de sí. En un acto celebrado en presencia del Rey Feipe VI, la ministra Nadia Calviño calificó el miércoles de "desequilibrado" al líder del PP, Pablo Casado, por usar una expresión altisonante para denunciar los casos de abusos a menores encubiertos por los partidos del Gobierno.
"¿Qué coño tiene que pasar para que usted asuma alguna responsabilidad?", clamó Pablo Casado desde la tribuna del Congreso, dirigiéndose al presidente. En realidad, el líder del PP se había limitado a repetir las palabras que Pedro Sánchez pronunció en marzo de 2015, desde la oposición, para denunciar los daños causados por la crecida del Ebro.
La habitual acusación que el PSOE dirige al PP, de "crispar" la vida pública, se convierte en una expresión vacía de contenido ante el espectáculo que sus socios han protagonizado esta semana en el Parlamento.
Durante la sesión de control al Gobierno, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, había advertido dirigiéndose a la portavoz de Vox Macarena Olona: "Jamás van a gobernar en este país. Si lo hicieran, iban a tener huelgas y movilizaciones masivas".
Amenaza de Yolanda Díaz
Díaz no sólo estaba confirmando la acusación de Olona de que su Ministerio ha "sobornado" a UGT y CCOO con subvenciones millonarias para evitar que protesten en las calles. También estaba reconociendo implícitamente que, cuando pase a la oposición, Podemos usará a los mismos sindicatos para organizar "huelgas y movilizaciones masivas" contra un posible Gobierno formado por PP y Vox.
Las palabras de Yolanda Díaz, que acaba de ser agasajada por el Papa Francisco en el Vaticano, recuerdan a la amenaza que Pablo Iglesias dirigió a Pablo Casado desde el banco azul en septiembre de 2020: "Nunca volverán a formar parte del Consejo de Ministros de este país".
Mientras Podemos agita el fantasma de la "extrema derecha", como la gran amenaza que está a punto de acabar con la democracia, lo cierto es que con frecuencia son los socios del Gobierno los que han protagonizado las escenas de agresividad y matonismo político en el Congreso de los Diputados, sin merecer el menor reproche del PSOE.
Así ocurrió el pasado mes de junio, cuando la diputada de ERC María Carvalho Dantas se dirigía a su escaño y se detuvo para tachar a Macarena Olona de "fascista", a voz en grito, sin que Meritxell Batet reprobara su actitud.
"Cierre al salir"
El diputado de Vox Iván Espinosa de los Monteros tampoco recibió el amparo del presidente de la Comisión para la Reconstrucción, Patxi López, cuando el entonces vicepresidente Pablo Iglesias le espetó: "A ustedes les gustaría dar un golpe de Estado, pero no se atreven". Espinosa optó por abandonar la comisión, mientras Iglesias se mofaba de él: "Cierre la puerta al salir".
Estas palabras se volvieron en contra de Pablo Iglesias, cuando se vio obligado a abandonar la política tras su fracasada "batalla contra el fascismo" en las elecciones madrileñas del 4-M.