Moncloa ha hecho todo lo posible por que no se sepa qué plan lleva este miércoles a la Conferencia de Presidentes. Desde el fin del confinamiento estricto, en la desescalada hacia el verano de 2020, el Gobierno apostó por la "cogobernanza". Por un lado, para cumplir con el mandato constitucional, "ya que las competencias en Sanidad están esencialmente transferidas", y para no ser el único que sufriera el desgaste de la gestión de la pandemia.
Este periódico ha podido saber que, efectivamente, el presidente del Gobierno sí llevará un catálogo de propuestas a su cita con los líderes autonómicos. "El objetivo principal es salvar vidas", aclaran fuentes del Gobierno, pero en esta ocasión hay un componente clave más: salvar la economía, cuya recuperación no termina de arrancar.
Entre lo que planteará el Gobierno y lo que pedirá a los presidentes de las CCAA, Moncloa no quiere que haya restricciones que lastren aún más el despegue del PIB. Así, el Ejecutivo de Sánchez reconoce que tendrá en cuenta las "repercusiones económicas" de las medidas que se discutan en la cita con los presidentes autonómicos, porque preocupa agravar el frenazo en el crecimiento.
La economía española cayó en 2020 un 10,8% y comenzó este año con la esperanza de recuperarlo casi todo: los Presupuestos preveían un alza del 9,8% en el PIB y una inflación del 2%.
La realidad, tozuda, indica que el PIB sube pero a un ritmo menor a la mitad de eso (el 4,5%, según el Banco de España), lastrado por la incertidumbre, el átono consumo y la lentitud en la llegada de los fondos europeos. Al mismo tiempo, los precios rampan al triple de ritmo (5,5%), sin perspectivas de frenar ni siquiera a medio plazo.
Una petición de Ayuso
Precisamente una medida que no afecta de forma negativa a la economía es la que ha aprobado este martes la Comisión de Salud Pública: eliminar la cuarentena de diez días para los contactos estrechos con positivos por ómicron que tengan la pauta completa de vacunación.
Aunque estas personas deberán limitar sus actividades a las esenciales, no tendrán que estar en aislamiento domiciliario.
Así, 20 días después del último cambio, se vuelve a modificar la Estrategia de Detección Precoz, Vigilancia y Control de Covid. Fue el pasado 1 de diciembre cuando el Ministerio de Sanidad y las CCAA decidieron volver a imponer la cuarentena de diez días a los contactos estrechos de contagiados con por las variantes ómicron, beta o gamma.
Y de nuevo se elimina. Es decir, la petición de Isabel Díaz Ayuso ha prosperado... lo mismo que su visión de que la economía abierta debe convivir con la pandemia, a la vista del plan de Sánchez para la Conferencia de Presidentes.
Era en la misma mañana del martes cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid anunciaba que reclamaría al Ministerio de Sanidad que los contactos vacunados de un positivo no tuvieran que someterse a confinamiento.
"Estamos viendo unas cuarentenas explosivas que están tirando abajo cenas de Navidad, están cerrando aulas completas, están mandando por teletrabajo a todo el mundo y creemos que esto se puede revisar perfectamente porque es innecesario", ha dicho en una entrevista en esRadio.
La decisión de eliminar las cuarentenas de contactos estrechos vacunados llega en plena explosión de infecciones: la incidencia acumulada en España se sitúa ya en 695 casos por 100.000 habitantes, tras haber escalado otros 86 puntos en apenas 24 horas.
Y ante eso, el presidente propondrá una batería de recomendaciones. Entre ellas limitar el cierre del ocio nocturno o las limitaciones de horarios a la hostelería sólo en caso de estar en un escenario de riesgo muy alto (el actual en España, por cierto). Sin embargo, serán eso, recomendaciones, por lo que quedará en manos de las autonomías decidir si aplicarlas o no.
Cambio de tono
Hasta hace apenas cinco días, el Ejecutivo insistía en pedir calma y destacar que "el modelo de España es un éxito frente al de otros países de nuestro entorno" porque nuestras tasas de vacunación alcanzan el 90% de la población con pauta completa, y no hemos abandonado las mascarillas. Ahora, sabemos que somos el país de la UE más rezagado en la implantación de la tercera dosis -la de refuerzo- y varios presidentes autonómicos reclaman "el regreso de la mascarilla obligatoria en exteriores".
Ésa puede ser la principal medida que salga dela reunión de este miércoles en el Senado. Si atendemos al discurso mantenido hasta ahora por Moncloa, algo más cosmético que efectivo. Y psicológicamente poderoso, un aspecto que valora mucho el Gobierno, a la vista de los bajos índices de confianza del consumidor.
Y es que Moncloa ya no responde como antes a esa reclamación -que lanzó hace ya una semana Andalucía-. Lo hacía recordando que "ya es obligatoria si no se puede guardar la distancia de seguridad". Ahora responde reforzando el mensaje con llamadas a la "prudencia y la prevención individual".
De hecho, este martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, era distinto el tono de la portavoz. Isabel Rodríguez había perdido el optimismo, y lo había cambiado por una explícita preocupación.
El Gobierno reaccionó de urgencia, este fin de semana, ante la subida radical de los contagios por la variante ómicron, que se está convirtiendo en la predominante en España y ha causado más de 100 puntos en sólo un fin de semana. Este mismo martes se ha comunicado el confinamiento de una cincuentena de diputados, entre infectados y contactos estrechos.
Ocupado y preocupado
Y todo llega a dos días de la Nochebuena. Precisamente, ante las fiestas navideñas, que eran la principal esperanza de los hosteleros para cerrar el año con una pequeña alegría, tras dos ejercicios ahogados por la Covid, las restricciones, los ERTE y el miedo.
La reacción repentina en Moncloa vino con un reparto de mensajes para ocupar varios días de las cabeceras de los periódicos: el sábado, un anuncio de Conferencia de Presidentes para el miércoles, el domingo una declaración institucional de Pedro Sánchez, el martes el Consejo de Ministros... pero en ninguna de estas oportunidades el Gobierno decidió comunicar cuál es su propuesta.
Es decir, se quiso demostrar que el Gobierno se ocupaba del asunto. Pero que, sobre todo, se preocupaba quedó claro a la vista de la falta de propuestas.
Fuentes del Ejecutivo insisten en que es preferible la "prudencia" al mismo tiempo incidían en que "la tercera dosis está siendo muy efectiva con la variante ómicron".
Porque Moncloa sí que teme que calen en la sociedad los mensajes "negativos". No sólo para la economía y el desánimo de la ciudadanía, sino para alimentar "a los negacionistas". Es decir, Moncloa no quiere que nadie piense que vacunarse no sirve de nada porque después el Gobierno decreta nuevas restricciones.
"Nos jugamos la base de nuestra lucha contra la pandemia", sentenciaba un ministro a la salida del Consejo este martes. Y la renqueante recuperación económica.
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