Si hay un asunto que molesta a Héctor Gómez (Tenerife, 1978) es no haber podido cerrar la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Y ya. Todo lo demás lo ha sacado con nota, y no ha sido poca cosa, en estos cuatro meses "que valen por un año". Así diagnostica él mismo el trabajo que le deparaba la vuelta del verano, nuevo portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados.
Era mediados de agosto cuando fue llamado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Ambos se reunieron cara a cara, y a solas, durante los días de asueto del líder socialista en Lanzarote, en el palacio de La Mareta. En esa cita le confirmó un ascenso que estaba cantado. Porque, aunque Gómez era un diputado prácticamente anónimo, formaba parte del círculo de confianza de Sánchez desde mucho tiempo atrás.
El político tinerfeño ya era secretario de Relaciones Internacionales de la Ejecutiva del PSOE, colaborador directo y amigo de José Manuel Albares. De hecho, en esas fechas en las que fue convocado por Sánchez, Gómez estaba trabajando, mano a mano con el nuevo ministro de Asuntos Exteriores -apenas llevaba un mes en el cargo- en la operación Kabul.
Fue precisamente esa crisis de final de verano la que pudo retrasar algo el anuncio de sus nuevas funciones. En el seno del PSOE no se quería alargar más la situación de interinidad abierta tras la salida de José Luis Ábalos. El número dos del secretario de Organización y ministro defenestrado por Sánchez, Santos Cerdán, había asumido los mandos del partido de manera provisional -luego confirmada en el congreso de octubre-. Y de la mano de Adriana Lastra organizaba, precisamente, ese cónclave.
La filtración
Sánchez quería cerrar la gran crisis -"renovación", corrige Gómez en una charla con este diario- y darle a la portavoz saliente, la asturiana Lastra, el protagonismo merecido tars sus años de servicio. Sin embargo, el rumor que no pudo confirmar EL ESPAÑOL, tornó en noticia en la web de El País el mismo día en que Gómez atendía a la Cadena Ser para hablar del "durísimo y dificilísimo rescate en Kabul".
Los contactos del diputado canario con el Partido Demócrata en Estados Unidos, habituales -casi semanales, en los últimos años-, estaban ayudando a que la coordinación de nuestras Fuerzas Armadas con la logística estadounidense fuese perfecta. La iniciativa de Albares y la ministra de Defensa, Margarita Robles, de organizar dos hub de aterrizaje y distribución en Torrejón y Rota, se sirvió de las buenas relaciones internacionales de ambos... y también de las de Héctor Gómez.
Suyos fueron los contactos directos con parte de la Administración de Joe Biden para ultimar los detalles de distribución de los colaboradores rescatados y la logística del cierre español, el viernes 27 de agosto.
En ese momento, Gómez aún era un desconocido. Una semana después, era el encargado de negociar para Sánchez los apoyos a sus leyes y decretos. "Una actividad frenética, no hay días en el calendario para todas las iniciativas que hemos llevado y debatido en el Congreso".
Pocos colaboradores
Gómez tiene un equipo muy reducido de colaboradores. Hasta el momento, su jefe de prensa lo comparte con el Grupo parlamentario. Su jefa de gabinete acaba de incorporarse, hace poco más de un mes. ¿Y el resto de su equipo? Una agenda electrónica "que tengo en mi cerebro", además del apoyo de los técnicos de los ministerios y del partido. "No me gustan los equipos grandes, por ahora estoy bien así".
Sorprende, porque en estos cuatro meses han coincidido varias circunstancias "espídicas". Por un lado, la conocida debilidad parlamentaria del Ejecutivo, el que menos escaños han soportado en la historia de la democracia, sólo los 120 del PSOE y los 35 de Unidas Podemos. Por otro, el cúmulo de grandes leyes que se tenían que abordar: los Presupuestos Generales -que casi garantizan una legislatura completa hasta finales de 2023-, la reforma de las pensiones y la reforma laboral.
Y para abrochar todo eso, "los compromisos con Bruselas". Que son el único motivo por el que el Gobierno está corriendo tanto, duplicó los Consejos de Ministros en diciembre, y obliga al portavoz socialista a cargar dos veces al día la batería del móvil.
Gómez habla largo y tendido, si no cada día, sí dos o tres veces por semana con los portavoces de los socios parlamentarios. Y como no son pocos -Unidas Podemos, PNV, ERC, Bildu, Más País, Compromís, Teruel Existe, PRC...-, la reunión de maitines en Moncloa, el estudio de las leyes, la atención a la prensa y sus comidas con "los otros" terminan de llenar la agenda.
Los otros y el CGPJ
Esos almuerzos, o picoteos rápidos, han forjado una buena relación personal de Gómez con Cuca Gamarra (PP), Edmundo Bal (Cs) e Iván Espinosa de los Monteros (Vox). "Mi encargo fue triple", explica, "ampliar la base de apoyo del Gobierno, negociar hasta la extenuación para sacar adelante todas las iniciativas y dignificar la política".
Este periódico no ha encontrado un diputado que hable mal en privado de Gómez. En público ya se sabe que sí. Pero en esos casos, delante de un micrófono no es Cuca la que critica a Héctor, por ejemplo, sino la portavoz del PP la que arremete contra el del PSOE.
¿Y lo ha conseguido, ha conseguido sus objetivos? Lo de dignificar la política queda contestado por la imposibilidad de hallar quién lo critique por sus formas, o por su accesibilidad, o por su capacidad de compromiso. Lo de sacarlo todo adelante, casi. Sólo se le atragantó el CGPJ. Y eso hila con lo de ampliar la base de apoyos. Porque eso, no. "Es imposible con esa oposición que está haciendo el Partido Popular de Pablo Casado".
Dice Gómez que al acuerdo para renovar el órgano de gobierno de los jueces sólo le falta una cosa: que el PP acierte con la hora de que le apetezca. No lo confirma, pero da a entender que hasta los nombres están sabidos ya. Pero es consciente de que con la convocatoria electoral en Castilla y León, y la inminente en Andalucía, que vendrá seguida del congreso nacional del PP... no se abren muchas ventanas de posibilidad.
Y eso que nada más llegar al puesto, el 19 de septiembre, fue el nuevo portavoz socialista el que se dio a conocer al mundo de la política lanzando una propuesta arriesgada. En su entrevista de estreno, concedida a este diario, Héctor Gómez propuso "empezar por el resto de órganos y dejar el CGPJ para otro momento", como una vía de generar confianza.
Desconfianza y bloqueo
Eso es exactamente lo que pasó un mes después, para su satisfacción. Y eso es, la confianza, lo que echa en falta Gómez. No sólo del PP en el PSOE, también del PSOE en el PP. Las sospechas en cada movimiento táctico son parte de la política, pero en esta legislatura, el portavoz socialista opina que son demasiadas, que hacen (casi) imposible "un trabajo serio por los españoles".
¿Ley de pandemias? Hace año y medio estaba en marcha, según dijo Carmen Calvo. ¿Y qué pasó? Que la idea se la había apropiado el Partido Popular. Y nunca más se supo.
¿Reforma laboral? El acuerdo con patronal y sindicatos no es una "derogación" de la del PP. Es más, se le parece muchísimo, con mejoras que algún líder popular le ha confesado aplaudir- ¿Y por qué no tiene apoyos? Porque los socios quieren sacar tajada -como en cada ley importante- y porque el PP prefiere "bloquear" a darle la razón a Sánchez, ni aun cuando crea que la tiene.
Esta misma semana, Gómez comentaba con sus allegados los detalles de la norma liderada por Yolanda Díaz y aprobada el martes por el Consejo de Ministros. Él mismo considera que se podría haber sido más ambicioso en determinados puntos, pero defiende que el secreto estaba en sacarla con pacto social. Y por eso mismo, se pregunta cómo el Partido Popular no aprovecha para "mostrarse útil".
El paso del año, con las uvas, pilla a Gómez en plena ronda de reuniones con sus diputados, uno por uno. Ya prepara "la batería de leyes que van a llegar al Parlamento en estos seis meses". ¿Volverá a ser frenética? "Volverá a no dejar tiempo al día", responde con una sonrisa.
...y como en una evaluación continua del colegio, el portavoz se ha llevado deberes a casa. Con las 12 campanadas echará cuentas calculando si toca mirar a Ciudadanos. Por el momento, los liberales ya han reconocido que la reforma laboral se parece a la que ellos pactaron en 2016 con un tal... Pedro Sánchez.
Ahí sí que cumpliría Gómez el tercer objetivo. "Siempre interesa tener cerca a Ciudadanos", deja caer, sonriendo tras la mascarilla.