Dice el Gobierno que hay que apretarse el cinturón. Que la recuperación, para ser justa, tiene que evitar determinados obstáculos que se le están presentando. El primero es el de los precios de la energía, que no se prevé que "empiecen a ralentizarse" hasta el verano. Y el segundo es la traducción directa de este avatar en la economía real del día a día de los españoles: la inflación desbocada, que "no debe hacerse estructural, impregnando a los sueldos".
Es decir, que Moncloa no quiere que las subidas de precios sean respondidas con subidas de salarios en una medida similar. Quedan seis meses de sacrificio con precios altos y sueldos congelados.
Lo que ocurre es que ese diagnóstico y esa receta exigen la fiabilidad de las previsiones del Ejecutivo. Si hay que apretarse el cinturón, habrá que fiarse de que es por una buena causa... y que ésta llegará pronto. Fuentes de CEOE dan la razón a Sánchez, y vaticinan que la inflación estará por debajo del 1% a finales de 2022 siempre que no se disparen los salarios.
Los españoles tendrán que confiar, pues, en la palabra de su presidente, Pedro Sánchez, que primero dijo que España crecería al 9,8% en 2021 y luego se le puso la cara colorada cuando la OCDE, el Banco de España, el FMI y la Comisión Europea dijeron que no sería más del 4,5%. Y que presupuestó un IPC para el año pasado del 2% y los precios se le descontrolaron al 6,7% al cierre de diciembre.
Y habrán de fiarse los ciudadanos de que, esta vez sí, el Gobierno acierte con sus vaticinios -a pesar de que la experiencia no ayuda- si tienen que tragar con eso de aceptar la pérdida de poder adquisitivo que supone un IPC al que no se le adivina el pico de la curva. Sobre todo si su principal causa, "los altos costes de la energía", en palabras de Sánchez, va a seguir rampando hasta el verano.
La prueba del SMI
Según las palabras del presidente, son el Banco de España y el Banco Central Europeo los que han dicho que no esperemos una bajada de precios de la electricidad y el gas "antes de mediados de año". El presidente tendrá que medir sus propias palabras con la realidad en breve. Según fuentes del Ministerio de Trabajo, esta misma semana se empezará a trazar el calendario de la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) para 2022.
La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, cerró el año con su "histórico" acuerdo de la reforma laboral. Más allá de que ese decreto ahora corra el riesgo de no ser convalidado por el Congreso de los Diputados -los socios de legislatura, PNV, ERC y Bildu, se han desmarcado, muy molestos-, la líder de Unidas Podemos no tuvo ocasión, tiempo ni apoyo dentro del Ejecutivo para volver a subir el SMI.
Según la senda marcada por la Comisión Asesora que reunió ella misma al inicio de la legislatura, este año tocaría un alza de entre 24 y 40 euros... y su objetivo, confesado a los sindicatos y en conversaciones internas dentro del Consejo de Ministros, es pasar la barrera psicológica de los 1.000 euros al mes en 14 pagas: es decir, un alza de 35 euros desde los 965 actuales. O lo que es lo mismo, un 3,6% que añadir al casi 30% acumulado de los últimos tres años.
Muy por encima del 2% aplicado a los funcionarios y, de media, a las pensiones. Y, en todo caso, mucho más que el dato de inflación media de 2021, el 3%, al que se agarra ahora Moncloa, porque el de diciembre (6,7%) destrozaría cualquier negociación.
"Impuesto de los pobres"
Si el inicio de la ola inflacionista hay que buscarlo en la salida del rally alcista de la luz y el gas hace 10 meses -cuando pasamos de un IPC al 0% en febrero de 2021 a un alza del 1,3% en marzo- y nada hace prever que se frene la carrera antes de seis meses, el susto puede ser morrocotudo... "y el empobrecimiento de los españoles, enorme", advierte Elvira Rodríguez, vicesecretaria de Política Sectorial del PP.
La exministra, en conversación con este periódico, advierte de que "los mercados de futuros no dan la razón al presidente", y prevén tensiones en los precios energéticos "hasta 2023". Y aunque no lo dice expresamente, su preocupación la lleva también a los sueldos, a evitar la consolidación de "un círculo vicioso" de la economía.
Las palabras exactas de Pedro Sánchez fueron que "hay que evitar lo que los expertos llaman la segunda vuelta de la inflación, que el alza del IPC acabe impregnando al resto de la economía, como los salarios o los precios de los alimentos". Un concepto que niega Rodríguez. "A ver, la segunda vuelta ya ha llegado, porque se han encarecido todos los precios en las tiendas, en los servicios, en los bares... si al hostelero le sube la electricidad, el alquiler y las materias primas, ¿cómo no va a subir sus precios?".
Lo de los sueldos sería "la tercera vuelta", y un desastre, según sus palabras. "Habría que negociar a tres años, por ejemplo, con subidas vinculadas a la productividad", plantea la exministra.
Una advertencia parecida hace Edmundo Bal, portavoz de Ciudadanos, quien recuerda que la inflación "es el impuesto de los pobres", y reclama al Ejecutivo medidas urgentes para paliar "la pérdida de poder adquisitivo, sobre todo, de quienes están en peor situación".
En ese sentido, la receta de Elvira Rodríguez es "ir justo en el camino contrario al que vaticina el propio Pedro Sánchez". La portavoz económica del PP recuerda que "bajar impuestos, evidentemente, no afecta a los datos del IPC, pero libera cargas a las familias y otras unidades económicas", es decir, al hostelero del que ella misma hablaba más arriba.
Reforma fiscal, pero cuál
Y eso, ¿por qué es la receta opuesta a la del Gobierno? Porque el acuerdo de la coalición del PSOE con Unidas Podemos contempla una "profunda reforma fiscal". Y la argumenta en que España tiene una diferencia de ocho puntos en presión fiscal respecto a los países de nuestro entorno europeo.
"O sea, que creen que nos pueden subir los impuestos en más de 80.000 millones de euros", señala alarmada Rodríguez. "¿De dónde los van a sacar, de lo que llaman 'los ricos'? Si no fuera una calamidad, te tendrías que reír".
El portavoz de Ciudadanos explica a este diario que los liberales de Inés Arrimadas ya están trabajando en su propia receta. Sin entrar en detalles, Bal sugiere que los planes del partido naranja también caminan por la vía de los impuestos. Y, "por supuesto, no subiéndolos, sino buscando todo lo contrario, incentivos fiscales para ayudar a quienes peor lo están pasando".
En poco más de un mes, el Comité de Expertos convocado por María Jesús Montero, ministra de Hacienda, entregará sus conclusiones. Tal como informó este diario, se prevén cambios en toda la estructura del IVA, nuevos tributos 'verdes', eliminación de beneficios fiscales "ineficientes y regresivos" -en palabras de la propia ministra- y la cacareada "armonización fiscal" de los tributos cedidos a las Comunidades Autónomas.
Aunque, a la vista de las cifras de crecimiento y de inflación con las que se iniciaba esta información, la misma Moncloa insiste en que no hay prisa para esa reforma. "Deberá ir acompasada a que se consolide el crecimiento económico", dijo Sánchez este lunes...
O gestiona tu suscripción con Google
¿Qué incluye tu suscripción?
- +Acceso limitado a todo el contenido
- +Navega sin publicidad intrusiva
- +La Primera del Domingo
- +Newsletters informativas
- +Revistas Spain media
- +Zona Ñ
- +La Edición
- +Eventos