¿Se rompe el mito de que España no pinta nada en el concierto internacional? En apenas cinco días, el presidente del Gobierno encadenará contactos al más alto nivel con los líderes de los cuatro países más importantes de Europa.
En la tarde de este jueves, Pedro Sánchez ha mantenido sendas conversaciones telefónicas con Emmanuel Macron y Boris Johnson. Este viernes, prevé departir con Mario Draghi, durante su viaje oficial a Roma para los actos de homenaje al fallecido presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli. Y el próximo lunes, recibirá a Olaf Scholz en Moncloa.
El encuentro con el flamante canciller alemán a España forma parte del primer ciclo de visitas del sucesor de Angela Merkel después de que hace un mes accediese al cargo. "La importancia de nuestro país en el concierto europeo es evidente", apuntan fuentes de Moncloa, "y el protagonismo del presidente es enorme", amplificado en estos momentos por la próxima cumbre de la OTAN, que se celebrará en Madrid los días 29 y 30 de junio.
Scholz, amigo personal de Sánchez -ambos han hecho campaña personalmente por el otro en sus últimas contiendas-, tratará también asuntos puramente europeos.
"Son los dos líderes más importantes de la familia socialdemócrata en la UE", explica otra fuente cercana al presidente, "y fue el hoy canciller el que impulsó el compromiso alemán por la mutualización de la deuda europea y la creación de los fondos Next Generation". Sánchez buscará su apoyo para la relajación de las reglas fiscales para garantizar la "recuperación justa y sostenible" de nuestro país tras la pandemia.
Pero lo cierto es que esta concatenación de entrevistas tiene un significado concreto. Y es que es el Gobierno de España el que está coordinando a medio y largo plazo la respuesta europea y transatlántica al desafío ruso.
Las sospechas de intervencionismo del régimen de Vladimir Putin en la vecindad oriental de la Unión Europea han tornado ya en amenazas explícitas. Y si Moscú ya ha mandado tropas a sofocar las revueltas prodemocráticas en Kazajistán, el Kremlin ya ha transmitido a los aliados la exigencia de un compromiso de que Ucrania "no sea nunca parte de la Alianza Atlántica".
Una toma de posición que se acompaña de la presencia ininterrumpida de soldados y milicias financiadas por Rusia en el este ucraniano desde 2014, año en el que Rusia se anexionó por la fuerza la península de Krimea.
Centro de atención
No sólo ocurre que Moncloa quiere "fortalecer la agenda internacional del presidente", como explican fuentes de su entorno, y lucir músculo. Es que España es ahora mismo el centro de poder de la estrategia transatlántica frente al desafío ruso. Por varias razones: la primera de ellas, porque esa cumbre de la OTAN es "la más importante" de los últimos años. En ella, los aliados prevén reelaborar su estrategia frente al "adversario ruso" y al "rival chino".
La segunda es que el Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común es español. De hecho, es el exministro de Exteriores Josep Borrell. Y acaba de presentar su proyecto de Strategic Compass para fortalecer la autonomía estratégica de la Unión.
La tercera es que Borrell cerró su documento, y lo entregó, durante la presidencia de turno alemana del Consejo... y lo ha asumido la presidencia francesa. El paper ha pasado de la responsabilidad de Scholz a la de Macron. Y con ambos mandatarios mantiene Sánchez una relación mucho más allá de la profesional.
Por esa razón, el presidente de la República Francesa llamó este jueves al español, como primer mandatario al que contactaba desde la asunción de la responsabilidad semestral de liderar la UE. Y del mismo modo, Scholz colocó Madrid en su primera escala de visitas exteriores como canciller.
Con ambos países firmó España un acuerdo de coordinación a todos los niveles -industrial, de seguridad y de intercambio de inteligencia- en el control de las exportaciones de productos relacionados con la defensa, el pasado septiembre.
Y hay una cuarta razón. Que España lleva, desde la llegada de Sánchez a Moncloa, tratando de impulsar "la Europa de la Política Exterior y la Defensa". Han sido varias las intentonas, la última de ellas, de la mano del Gobierno italiano de Mario Draghi, con quien está concertado un eje Madrid-Roma, operativo en numerosos niveles de intereses compartidos.
Hechos y propuestas
Después de la caída de Kabul en manos de los talibán, el pasado mes de agosto, España recordó a sus socios lo provechoso que habría sido contar con una "fuerza de intervención europea" operativa en el terreno. Y fue el propio Sánchez el que llevó la idea de la Unidad Militar de Emergencias como proyecto para exportar a la UE, y quizás como embrión de un Ejército europeo en el futuro.
Entonces, el ejemplo mundial ofrecido por nuestro país en la evacuación de los colaboradores afganos dotó de prestigio a nuestro servicio exterior y de seguridad.
Bajo el mando conjunto de José Manuel Albares, recientemente llegado a Exteriores, y de Margarita Robles, titular de Defensa, la base de Torrejón, primero, y la de Rota, después, sirvieron de hub para la Unión Europea y Estados Unidos. El Gobierno recibió las felicitaciones de sus aliados, el presidente Sánchez recibió a Ursula von der Leyen y a Charles Michel en las instalaciones y habló largo y tendido con Joe Biden.
El mismo Albares estaba este jueves en Brest, en la reunión informal de ministros de Política Exterior, donde Borrell dio un importante impulso a su Brújula estratégica. Su relación con el Gobierno de Macron es especialmente estrecha, ya que hace menos de un año era embajador español en París, y antes colaboró estrechamente con Sánchez en Moncloa, como secretario general de la Presidencia.