Los Gobiernos de Francia y de Alemania ya tienen en sus manos una propuesta para recuperar la disciplina fiscal en el seno de la Unión Europea que puede satisfacer a ambas partes. Berlín y París encabezan dos bloques enfrentados en el debate principal del curso en la UE. La propuesta ha sido puesta encima de la mesa por Luis Garicano, portavoz económico de Renew en el Parlamento Europeo y compañero de partido en el grupo de los liberales de los ministros de Finanzas de ambos países.
La Comisión europea ya ha pedido a los Estados miembros que empiecen a retirar las ayudas excepcionales impuestas durante la pandemia. El Banco central Europeo está advirtiendo de que en abril se acaba el programa de compra indiscriminada de deuda pública. Y varios países han reclamado la aceleración de los planes de consolidación fiscal que deben presentar los Ejecutivos para volver a las reglas fiscales, levantadas hasta 2023.
La "otra salida de la crisis" que ha promocionado el Gobierno español se acaba. El apoyo del socialdemócrata Olaf Scholz, entonces ministro de Finanzas y hoy canciller de Alemania, ha desaparecido. Si hace 20 meses apostó por la asunción conjunta de deuda pública europea para crear los fondos de recuperación, ahora aboga por lo contrario de lo que pide Pedro Sánchez, al que negó su apoyo para que los 70.000 millones en créditos que España debe pedir entre 2024 y 2026 no contabilicen como deuda.
El ministro de Finanzas del nuevo Ejecutivo alemán, tras la coalición semáforo en torno al SPD, es el liberal Christian Lindner, un halcón de la ortodoxia. El titular francés es Bruno Le Maire, del partido de Emmanuel Macron, que aboga por "la relajación de las reglas fiscales". A su lado, Francia tiene a Italia. Pero junto a Alemania están los frugales y la propia Comisión Europea, preocupada por el descontrol de la inflación y por que el dopaje de la economía se prolongue demasiado y "distorsione" las cuentas.
El plan de Garicano, al que ha tenido acceso este periódico, pretende dar satisfacción a ambas partes. Plantea la creación de dos nuevas instituciones. Por un lado, un Fondo Europeo de Inversión Climática (ECIF, por sus siglas en inglés), para garantizar las ingentes cantidades de dinero necesarias para cumplir con las "neutralidad en emisiones" comprometida para 2050. Y por otro, una Agencia Fiscal Europea independiente (EFA), a imagen y semejanza de la AIReF española.
En la propuesta del eurodiputado de Ciudadanos, esta institución sería la encargada de evaluar y certificar el cumplimiento de los Estados miembros de sus hitos necesarios para su consolidación fiscal "a través de una regla de gasto".
El hecho de que un organismo de este tipo no exista a nivel europeo llama la atención, porque fue la Comisión la que obligó al Gobierno de Mariano Rajoy a impulsar la AIReF en su momento, como garante de la ortodoxia en las cuentas públicas españolas, durante la crisis financiera de la década pasada.
Sería el aval de la EFA el que daría acceso a los Gobiernos de cada Estado a ese mecanismo de inversión, en forma de créditos blandos, financiados con deuda mancomunada.
Según los cálculos del documento, en la próxima década los Veintisiete tendrán que invertir una media de 57.000 millones de euros anuales para cumplir con los compromisos climáticos "y un proyecto transformador de esa envergadura no sólo es bueno y necesario, sino muy costoso".
"Más zanahoria que palo"
La virtualidad de la propuesta de Garicano es que los ortodoxos verían salvaguardadas las reglas fiscales tal como están, "además con estímulos para que los países cumplan". Y que los que piden más tiempo o relajación de las normas "tendrían acceso a una financiación extra para inversiones que tendrán que abordar en todo caso", con el señuelo del rigor en las cuentas públicas como impulso.
En palabras del propio eurodiputado liberal, es un plan que "se fija más en la zanahoria que en el palo". Y que además "no precisa de ningún cambio legislativo ni de los tratados". Además, es "perfectamente viable" porque se apoya en "instrumentos ya creados, como la emisión de deuda común" y el mismo pacto de estabilidad, que hoy ponen en duda países como Francia, Italia y España.
París y Berlín son el eje principal de la Unión Europea. Nada se avanza sin el acuerdo de los dos principales países en lo político ni en lo económico. Y cuando ambos están enfrentados, la UE debe frenar y esperar a que lleguen a un acuerdo. Eso es lo que está pasando exactamente en este momento respecto a las reglas fiscales.
Francia quiere más tiempo, más relajación y un rediseño del pacto de estabilidad. Alemania lidera un movimiento de países frugales que reclaman planes de consolidación fiscal, retirada de estímulos y el regreso al cartesianismo del 3% máximo de déficit y del tope de un 60% de deuda pública sobre el PIB. España, por su parte, pide que no haya bloques, sino "un trabajo inclusivo y silente".
Este martes, se reunía en Bruselas el Ecofin, el consejo de ministros de Finanzas de los Veintisiete. Como en todas estas ocasiones, antes de la cita oficial, los titulares de la cartera mantuvieron encuentros informales con líderes de sus respectivos partidos. Los ministros francés, Bruno Le Maire, y el alemán, Christian Lindner, pertenecen ambos al grupo de los liberales. Y el portavoz económico de Renew en el parlamento Europeo es Luis Garicano, economista, profesor universitario y cabeza de lista de Ciudadanos.
La propuesta que plantea Garicano es, de momento "su posición personal e inicial", explican fuentes de Ciudadanos en Bruselas. Pero Le Maire y Lindner "han acordado la necesidad de buscar una alternativa para superar el bloqueo en el que nos encontramos".
En las próximas semanas, ambos ministros francés y alemán van a estar en contacto con Garicano para tratar de "plantear una posición común de los liberales".
Una luz para Sánchez
La propuesta, además, satisfaría al Gobierno español de Pedro Sánchez, cuya reunión con Olaf Scholz en Madrid salió mal. No en sí el encuentro, en el que ambos reafirmaron su buena sintonía política y su amistad personal, pero sí el mensaje que Moncloa quería enviar de "la inauguración de una nueva etapa de relaciones" entre España y Alemania, basada en "un eje Madrid-Berlín" producto de "la visión compartida sobre la Unión europea y la salida de la crisis provocada por la Covid".
En las escalinatas del palacio, delante del micrófono, en cuanto empezó a hablar, el nuevo canciller dejó claras sus "discrepancias" con el presidente español respecto a las reglas fiscales.
Berlín tiene claro que hay que recuperar "el pacto de estabilidad", y que éste ha sido el instrumento "que permitió garantizar la creación de la herramienta de recuperación" de los fondos europeos Next Generation EU. Es más, Scholz dejó explícitamente establecido que "la estabilidad es el camino que nos permitirá acertar en el futuro".
Ahora, en el seno del partido liberal europeo el plan de Garicano abre una luz, también para España, sobre la que van a trabajar conjuntamente los ministros de Finanzas de los dos países principales de la UE, enfrentados en estos momentos.
"Si conseguimos poner de acuerdo a franceses, holandeses y alemanes se encarrilaría mucho el debate", explican las fuentes de Cs. "La reforma de las reglas fiscales es una de las prioridades de los franceses para su presidencia de la UE" y un elemento clave para los nuevos alemanes en su mensaje a Europa.
La próxima reunión del Ecofin es el 25 de febrero en París. Queda un mes para seguir avanzando. Pero ya hay un documento sobre el que trabajar.
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