Como si no hubiese existido nada parecido a una pandemia en los últimos dos años, arrasando en capacidad de convocatoria y llenando el salón principal del Hotel Ritz más que el de la boda de un príncipe heredero, Félix Bolaños se dejó ver en la mañana de este jueves en Madrid.
Aupado por su capacidad de convocatoria, el vicepresidente sin cartera se subió al concepto de "segunda Transición" que está viviendo España según el padre de la Constitución Miquel Roca -que lo presentó- para exigir al PP su apoyo a "la reforma laboral" e incluso a "la reforma de la Constitución".
Según Bolaños, a quien escuchaban entre cafés una vicepresidenta, los ministros de Hacienda, Justicia, Interior y Derechos Sociales, los presidentes del Congreso y del Senado, el Defensor del Pueblo, los secretarios generales de UGT y CCOO... "para alguien que cree en la alternancia política como algo imprescindible en democracia"; hace falta que el principal partido de la oposición "salga del no a todo y haga política útil".
Eso, en su opinión, es apoyar los dos proyectos ya citados. Y también la ley de FP, los PERTEs, el reparto de los fondos europeos, el Ingreso Mínimo Vital... y, por supuesto, "desbloquear la renovación del CGPJ". No hacerlo, deslegitima a Pablo Casado como alternativa, dijo. "¿Es que nada de lo que aprobamos es bueno? Eso no puede ser".
Bolaños fue cuestionado por la falta de transparencia de su Gobierno. Varios medios, entre ellos este diario, acordaron una pregunta conjunta sobre "la selección con sesgo ideológico de los medios a los que informa el Gobierno sobre los fondos europeos". Concretamente, por el supuesto veto a casi todos los medios en los briefings de Moncloa. Bolaños se negó a responder.
Una actitud sorprendente en quien se había llenado la boca de grandes palabras y llamamientos durante su discurso. En quien pregona los pactos y el apoyo de la oposición. Que había rebosado de periodistas el desayuno para reflejar sus palabras sobre el diálogo, el acuerdo y "entenderse con el diferente".
Es más, un ministro que dijo que de mayor querría ser recordado como el padre de la Constitución, Miquel Roca i Junyent, que lo llenó vía telemática de elogios: "Hace poco no se le conocía, pero hoy todos sabemos quién es y cómo es el ministro Félix Bolaños", fue su primera introducción, definitoria de qué representa hoy... pero la clave estuvo más en el contenido que en la forma.
Roca también calificó el momento actual como de "segunda Transición". Y no sólo por el empeño del PSOE y del ministro en sacar adelante una (moribunda) Ley de Memoria o por ese silente trabajo que hace Bolaños para "una posible reforma constitucional", sino porque Roca ve un paralelismo entre el camino a la democracia y "los retos enormes que debe afrontar España" con los fondos europeos.
El juego de los paralelismos lo recogió Bolaños luego en su discurso. Primero, diciendo que de mayor quiere que se hable de él como de Roca, "alguien que armó siempre acuerdos entendiéndose con diferentes". Segundo, anunciando que habrá Debate sobre el estado de la nación "en este periodo de sesiones". Y finalmente, poniendo ejemplos de lo hecho para mirar a lo que queda por hacer: así, los ERTE "que protegieron a 3,5 millones de trabajadores", el IMV "que es un seguro contra la pobreza" son, en su imaginario, lo mismo que la reforma laboral.
Este decreto, que hoy no tiene apoyos ni de la oposición ni de los socios habituales del Gobierno, "debe salir adelante para recuperar los derechos de los trabajadores y asegurar el futuro de las empresas".
Desde las mesas del desayuno, le escuchaban los líderes sindicales, Unai Sordo y Pepe Álvarez, y la líder de Podemos, Ione Belarra, compañera en el Consejo de Ministros. Los tres, defensores hoy de un texto que queda muy lejano a las reivindicaciones que los estuvieron sacando a la calle en la última década. Pero hoy, empeñados en defender el pacto con los empresarios y en fortalecer "este acuerdo básico de los agentes sociales".
Bolaños dedicó muchos minutos a esta especie de mitin, tratando de que de aquí salieran cortes para las televisiones y titulares de prensa: "Quien esté en contra de esta reforma es que quiere imponer su ideario al bien del resto, al bien de todos", sentenció el ministro sin diferenciar entre sus socios de Esquerra y el PP de Casado.
El ministro presumió del liderazgo de su Gobierno en el impulso de los fondos de recuperación europeos, y en su implantación: "Somos el primer país en recibirlos porque cumplimos". Y lució las cifras de empleo como "ejemplo de una realidad evidente, que España va a ser un motor de crecimiento económico en el mundo".
Eso sí, no dijo cuándo. Se supone que será cuando al PIB le pase lo mismo que a las cifras de empleo: "Que ya están por encima de las de antes de la pandemia", dijo.
"Crecer y repartir"
Todavía queda mucho para eso, porque el batacazo del 11% de caída en 2020 sólo se enjugó en un 4,5% en 2021. A este punto, mirando a lo que queda de legislatura, Bolaños también le puso un eslogan: "Hay que crecer para repartir pero hay que repartir para crecer".
La segunda parte de la legislatura estará marcada por los fondos europeos del plan de recuperación, cuyos ejes "son los mismos que los del discurso de investidura de Pedro Sánchez", destacó el ministro, "no íbamos desencaminados".
Bolaños presumió de su Plan Anual Normativo, "que nunca se había aprobado en el primer Consejo de Ministros del año" y que prevé leyes orgánicas, leyes y decretos a razón de más de una al día en 2022. Y lo definió con "tres retos para este año": transformar el modelo económico (ley concursal, PERTEs), proteger a las personas (ley de Vivienda, servicios sociales), y ampliar derechos y libertades (ley Trans y modificación de la ley contra la violencia de género).
El horizonte "es ambicioso", reconoció, "pero sólo mirando el horizonte, por el camino, es como se transforma la realidad".
Lo que queda de legislatura, se ve, tiene dificultades para mantener sus mayorías habituales. "Queremos ampliar nuestra base de acuerdos, porque somos un Gobierno en minoría", reconoció el ministro. Y aunque calificó a ERC y PNV de "socios prioritarios" habitualmente, diferenció la política del día a día de la de los "grandes temas de Estado", como la reforma laboral.
Bolaños no quiere echar sal en las heridas de la izquierda independentista, pero agradeció la actitud de Ciudadanos, abierto a apoyar la reforma, y volvió a reclamar "el apoyo del principal partido de la oposición".