Una de las claves de la legislatura para Pedro Sánchez siempre fue lo que llamó "el reto demográfico". Tanto que le dio rango de Vicepresidencia desde la formación de su Gobierno, acompañando a la Transición ecológica en la cartera de Teresa Ribera. Pero no sólo la pandemia, que ha recolocado todas las prioridades, sino el panorama que se encontró Luis Planas a su llegada al Ejecutivo, ha alarmado en Moncloa: hay un tsunami que amenaza la sostenibilidad económica y social de España, porque el 62% de los agricultores y ganaderos se jubilan de aquí al año 2030... y desde hace décadas no hay manera de "reponerlos".
El desafío es enorme, a tal punto que el Plan estratégico de la Política Agrícola Común (PAC) en España (2023-2027) [consúltelo aquí en PDF] contempla enormes cantidades para afrontar este reto. Concretamente, el Ministerio de Agricultura prevé dedicar 1.100 millones "exclusivamente para incentivos al relevo generacional" en estos cinco años.
La amenaza a la España vaciada, rural, despoblada "y abandonada", según gritaban sus pobladores en las manifestaciones del pasado fin de semana, es grave. Tanto que las actuaciones que diseña el Ministerio no sólo abarcan este ejercicio político, sino que quedan establecidas para toda la próxima legislatura, gobierne quien gobierne. "El futuro del sector pasa por el regadío sostenible, el relevo generacional y afianzar el papel de la mujer en la actividad agraria", apunta Planas en conversación con este diario.
Y por supuesto, la atracción de jóvenes a la vida en el campo. Las explotaciones agrarias y el trabajo en el rural sólo se puede abordar "profundizando en la digitalización y la innovación" en las técnicas y procesos, añade el ministro. Por eso, otro de los programas, aún en fase embrionaria pero ya en su segunda edición, es una especie de erasmus rural.
Un total de 71 jóvenes agricultores y ganaderos van a participar en los próximos meses en 92 estancias formativas "en 80 explotaciones modelo". El programa, llamado CULTIVA 2021, se ha organizado con 15 Comunidades Autónomas hasta el 31 de marzo de este 2022. Su objetivo es ofrecer a los jóvenes que hayan iniciado su actividad agraria en los últimos cinco años, formación práctica" en explotaciones ya exitosas para "adquirir y consolidar conocimientos" que puedan aplicar en sus propiedades.
Eso, en lo tocante a los jóvenes. Pero el Ejecutivo sabe que en este caso la "perspectiva de género" no es un mero eslogan ideológico. Los datos del departamento de Planas son elocuentes: la brecha entre hombres y mujeres en la adjudicación de las ayudas de la PAC es escandalosa.
A pesar de que los esfuerzos de los últimos gobiernos -incluidos los del PP- ha bajado la distancia en dos puntos, para los hombres fue el 72,85% de las ayudas directas abonadas a personas físicas en el último ejercicio del que se dispone de datos, el de 2019. El informe del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) constata que sólo el 27,15% fueron para mujeres.
Es cierto, admite el Ministerio, que eso sólo refleja la realidad de que el trabajo en el rural es eminentemente masculino. Pero eso aún motiva más "los esfuerzos para diseñar una PAC más igualitaria". También en lo tocante a la renovación generacional: sólo el 14,59% de las ayudas llegaron a explotaciones regentadas por jóvenes de menos de 40 años.
Y es que el objetivo, en realidad, es atraer a mujeres y jóvenes a la agricultura y la ganadería, como vía clave para la fijación de la población. Por eso, se ha incrementado en un 50% el valor de las ayudas que perciben los jóvenes agricultores, como medida específica de apoyo.
Porque la clave, proclama el ministro, "es la rentabilidad, sin ella no habrá gente que viva en el campo". Hace falta que el trabajo en el campo "sea valorado" y supere la mirada con menosprecio con la que se le ha contemplado hasta hace poco. "De ahí el resurgir de lo que ahora llaman la España vaciada", explicaba Planas en la presentación de El óxido del cielo (Almuzara), la tercera novela de la trilogía del rural del escritor cordobés Alejandro López Andrada.
"El 16% de la población española vive en el 84% del territorio", advirtió Planas en este acto. "Tuvimos un éxodo en los años 60 y en los 70, y ha seguido un goteo constante, muy significativo además tras la crisis de 2008, al que ahora tenemos que dar atención y diseñar una respuesta frente a ello".
Bruselas, la PAC y Garzón
La Comisión Europea ha aplicado a la nueva PAC el mismo modelo que a los fondos europeos de recuperación Next Generation EU. Es decir, que exige a los gobiernos de los 27 Estados miembros la elaboración de estos planes estratégicos, que deben pasar el examen de Bruselas para que las instituciones europeas vayan librando su parte de los 47.724 millones de euros con los que cuenta España hasta el final no de esta legislatura, sino de la próxima.
La respuesta del Gobierno, por ello, es a largo plazo y muy detallada. La situación es tan sensible que no sólo provoca manifestaciones, sino que cualquier declaración extemporánea enciende los ánimos y se puede utilizar como arma política, sin atender el fondo de la cuestión.
"En estos días de polémica, por desgracia la sociedad conoce muy poco el proceso de producción de los alimentos: quién los hace y cómo los hace. Lo duro que es ser ganadero y no tener días libres cuidando un rebaño", remarcó el ministro, preguntado por el lío de las macrogranjas.
En plena precampaña de las elecciones en Castilla y León, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, cometió el error de criticar la "baja calidad" de la carne que exporta España. Lo hizo en un medio extranjero, el periódico británico de mayor influencia en su país y en el mundo, The Guardian. Y lo hizo señalando un debate abierto en el sector y en el mismo seno del Gobierno: la convivencia, en España, de las explotaciones de ganadería extensiva e intensiva.
Unas granjas dan de comer a pocos y las otras... a menos, ésa es la realidad como ha quedado descrito más arriba. La población española está mal repartida, en una visión de futuro, y "no tiene sentido que aquí no valoremos, como sí pasa en Francia, la calidad de nuestros productos".
La respuesta del titular del Ministerio de Agricultura al embrollo organizado por las palabras de Garzón fue inmediata. En el mismo tono que utilizó la portavoz del Gobierno -"ésa es una opinión personal, no habla como ministro, y no es la posición del Gobierno"-, el ministro fue mucho más duro descalificando a su compañero de coalición.
Un "triángulo perfecto"
"Es una polémica lamentable" porque "pone en tela de juicio la actividad de gente muy honrada como lo son ganaderos y agricultores", alegó Planas en una entrevista concertada por Moncloa con Onda Cero, para defender su gestión y las políticas a largo plazo del Ejecutivo. "Este ruido me molesta porque se pone en tela de juicio algo que no merecen, que es que se ponga en duda su trabajo", añadió.
Y es que Garzón incumplía el mismo acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos. El protocolo de funcionamiento que acompañó al pacto de coalición exige que "los ministros respetarán su ámbito competencial propio" a la hora de hacer declaraciones. "Lamento no tener una comunicación previa que creo que es de rigor", ha señalado este martes en Onda Cero, donde ha dejado claro que "si alguien habla de alimentación lo normal es que me llame".
Por eso, Planas reaccionó rápido, pero después plegó velas. Porque el problema es mucho mayor que macrogranjas sí o no. "Tenemos que ser capaces de reaccionar frente a esta realidad que vacía el medio rural". Según el ministro, hace falta "que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos en todo el territorio. Y eso hoy no es verdad".
Su estrategia para el relevo generacional se basa en un "triángulo perfecto": la caída demográfica de la población activa en medio rural, que hay que revertir, las oportunidades que precisa la gente joven "muy preparada", que con el teléfono puede "hasta controlar el ordeño de las vacas", y el acceso a los fondos europeos del Plan de Recuperación.