Quien viaja a las Exposiciones universales en representación de España, en el día en el que la organización dedica a nuestro país es, habitualmente, el Jefe del Estado. Pero en este 2022, la Expo se celebra en Dubai, que es una ciudad-estado dentro de la federación de Emiratos Árabes Unidos (EAU)... a apenas hora y veinte minutos de Abu Dabi, la capital y donde reside desde agosto de 2020 el emérito Juan Carlos I.
Si ya en esta visita Moncloa ha ocultado, sin cobertura periodística alguna, la segunda escala de Pedro Sánchez, qué no habría pasado si hubiese sido Felipe VI el viajero.
La agenda del presidente este miércoles estaba llena de actos, encuentros oficiales, discursos, negociaciones y firmas de acuerdos, convenios y memorandos. Lo acompañaban el titular de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y la de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto.
Y la oficina de Presidencia tuvo que lidiar desde que se anunció oficialmente el desplazamiento con un difícil equilibrio: darle la importancia que merecía la visita y no poder explicar de ningún modo que la mitad del mismo quedara en una especia de zona de sombra.
La decisión, según ha podido saber este periódico en fuentes socialistas, no tuvo ningún momento de discusión. La extraña situación en la que vive la Casa Real española, con su antiguo jefe desplazado, exiliado, o "residiendo temporalmente" en este pequeño y riquísimo país del Golfo Pérsico, hacía absolutamente imposible que el Rey fuese el protagonista, como es habitual, de las recepciones y agasajos en la Expo.
No convenía que coincidieran el padre proscrito y el hijo al que Moncloa está queriendo reforzar como "ejemplar, transparente y reformador" de la institución.
Así, Zarzuela comunicó hace pocos días que Felipe VI tenía la agenda de este miércoles un acto oficial con pompa y boato: la recepción de las Cartas Credenciales de los nuevos embajadores de Irlanda, Cuba, India, Estados Unidos, San Marino y Trinidad y Tobago, en el Palacio Real.
Sin embargo, en el pasado sí fue la Jefatura del Estado la protagonista de viajes como éste. Así ocurrió en la Exposición Internacional de Astaná, celebrada en 2017, que se centró en el futuro de la energía. En aquella ocasión, Felipe VI incluso protagonizó la visita inaugural.
En la Expo de Milán del año 2015 fue la Reina Letizia la protagonista, ya que el certamen estaba dedicado a la alimentación. La mujer de Felipe VI acudió, además, en calidad de embajadora especial de la FAO para la nutrición.
Mientras, en esta ocasión, a la salida del Consejo de Ministros del martes, Sánchez se montaba en un avión para "un viaje de especial relevancia política y económica". Acompañado de empresarios españoles, cruzó el Mediterráneo y Oriente Próximo para aterrizar en el Golfo, frente a Irán y junto a Arabia Saudí... otro escenario de amores y desamores en la relación Zarzuela-Moncloa.
Pero ni en el briefing previo, ni en el avión de charla con los invitados, ni una vez en suelo árabe a las preguntas de la prensa, Sánchez quiso hablar del asunto. El presidente evitó cualquier referencia al rey Juan Carlos porque recalcó que la trascendencia de esta visita era económica y "de apertura de oportunidades para inversiones en España".
"Voy a lo que voy"
Sánchez aprovechó su presencia en el Día de España de la Expo 2022 para animar a los inversores de EAU a "mirar a España como un gran país donde invertir y ganar el futuro". Lo hizo en su discurso oficial e insistió en el mismo argumento en su rueda de prensa tras presidir los actos oficiales que habrían correspondido al Monarca Felipe VI, en circunstancias normales.
A pesar de que los reporteros le preguntaron reiteradas veces si tendría algún contacto con don Juan Carlos en la breve visita que iba a realizar a Abu Dabi, el presidente insistió en "no darle vueltas" al asunto y zanjó: "Voy a lo que voy".
El jefe del Ejecutivo subrayó que su agenda "es pública y la conoce todo el mundo", un modo de explicar el veto a las cámaras en su segunda etapa del viaje. Y eliminando toda opción de aclarar si era posible, conveniente o adecuado un eventual encuentro con el emérito. De hecho, en ningún momento se refirió expresamente a don Juan Carlos, según constata la agencia Efe.
Porque a lo que "fue" era a cerrar unas negociaciones abiertas desde hace casi dos décadas con los Emiratos, las del Acuerdo de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones. Además, a la firma de Memorando de Entendimiento (MoU) entre el Fondo Soberano Mubadala y Cofides (la empresa pública Compañía Española de Financiación del Desarrollo), para la "identificación y financiación conjunta de proyectos".
Sobre todo, las inversiones relacionadas con el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) que se beneficia de los fondos europeos Next Generation EU.
Ésa era la clave. Moncloa presume de que los 140.000 millones de euros que recibirá España hasta 2026 pueden "movilizar mucha inversión privada", hasta 500.000 millones en total, "que será clave para la modernización que necesita nuestro país". Y a "eso" iba Sánchez.
"Hay que ser conscientes de la relevancia económica de los acuerdos que estamos firmando", añadió antes de insistir en que consideraba su visita "oportuna desde el punto de vista político y empresarial". Y nada más.
Ante la pregunta de si el Gobierno reconoce que el rey Juan Carlos puede haber jugado un papel importante en las relaciones entre España y Emiratos, Sánchez ya contestó a los periodistas que si seguían "dando vueltas al mismo tema", él abundaría en sus argumentos sobre la importancia del viaje.
EAU es una federación de siete emiratos fundada en 1971 y cuya forma de gobierno es una federación de territorios regentados por seis familias reales. Como en las demás monarquías árabes, el protocolo es especialmente sagrado, y la presencia del Jefe del Estado habría sido valorada. Sobre todo en el caso español, ya que ambas familias han presumido de una cercanía especial durante décadas.
Aunque es esa cercanía la que precisamente provocó el escollo. No en vano, Juan Carlos I reside allí desde agosto de 2020 por esta razón.
Los acuerdos
El presidente mantuvo dos encuentros de trabajo: uno con el primer ministro y emir de Dubai, Mohammed Al Maktoum, y un segundo con el príncipe heredero de Abu Dabi, Mohammed bin Zayed. Ese desplazamiento al emirato en el que reside Juan Carlos I desde hace 17 meses y al que no acudió la prensa, se cubrió simplemente con una nota oficial de Moncloa. Allí se cerró la adopción de otros seis MoU en materia de industria, salud, educación, universidades, ciberseguridad y cambio climático... "alineados con el PRTR", según fuentes de Moncloa.
Además, las dos delegaciones acordaron una "importante Declaración Conjunta de amplio calado político y económico, que profundiza y eleva a asociación estratégica las ya excelentes relaciones entre España y EAU, estableciendo una asociación estratégica".
Pedro Sánchez quiso destacar las medidas de su Gobierno, "orientadas a maximizar las oportunidades de las empresas, con un marco de posibilidades de inversión enormemente atractivas" otorgado por el Plan de Recuperación. Asimismo, subrayó el "liderazgo internacional indudable" de las empresas españolas en sectores como la ingeniería, energías renovables, agua, transporte, turismo, banca o tecnologías de la información.
No sólo para incentivar las inversiones del Fondo soberano emiratí, sino para abrirle oportunidades a las compañías españolas en ese territorio. Este viaje, según Moncloa, relanza la cooperación bilateral entre España y Emiratos y sienta las bases de una asociación estratégica de inversiones.
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