"No es exactamente un acuerdo la expresión que lo define: lo que hay es consenso". La salida de la crisis en el Partido Popular ya está diseñada. Tiene dos escenarios y ninguno de ellos contempla que Pablo Casado lo siga presidiendo. Los barones consensúan con la baronesa y líder popular, Isabel Díaz Ayuso, estas dos opciones: "O cae Teo ya y se pilota hasta un congreso nacional pacíficamente, y ahí se presenta quien quiera, o se activan ya otros medios internos".
Es decir, "no existe moción de censura en los estatutos. Pero sí la posibilidad de convocar una Junta Directiva que exija un congreso". Y los números ya dan, o eso dicen los barones. Pero el entorno de Génova lo niega, aunque citando supuestos apoyos que, al habla con este periódico, demuestran que no son tales.
Así se confiesan fuentes conocedoras de la resolución alcanzada -respetemos que no se le puede llamar "acuerdo"- y así lo confirman otras, en este caso desde el seno del Grupo Parlamentario. Diputados con peso y -todo hay que decirlo- liderazgo intelectual, aunque -no callemos nada- de los incluidos en las listas de 'non gratos' que, hasta ahora, definían las lealtades que importaban: las de Teodoro García Egea.
Este periódico se ha puesto en contacto con barones de todo el territorio, con dirigentes parlamentarios y alcaldes, ex altos cargos, diputados en Europa, cargos orgánicos e incluso miembros del Comité Ejecutivo. Todos ellos habían visto ya la calle Génova repleta de manifestantes exigiendo la dimisión de Casado y García Egea. "Lo están poniendo en todos sitios", comenta uno, "aquí en Bruselas está en todas las televisiones".
Unos conservadores, otros autodefinidos como liberales y alguno más democristiano; cada uno con sus lealtades de origen, todos coincidían en tres cosas: la salida no se alargará más allá de esta semana ("o morimos como alternativa"), Casado debe convocar ya un congreso ("o se lo impondremos"), y a éste se debe presentar una figura con autoridad para convertir "este suicidio en directo" en un mal paréntesis.
Al habla con la dirección del PP gallego, para confirmar si es factible el liderazgo por el que apuestan todos los mencionados más arriba: la persona que los lideraría para salir de esta crisis "que está convirtiendo al PP en la UCD de hace 40 años" es Alberto Núñez Feijóo. Pero desde su entorno se ha declinado hacer cualquier declaración.
Eso sí, EL ESPAÑOL ha podido saber que en las oficinas populares de Galicia se da por sentado que Feijóo considera este momento de 2022 distinto de cuando en 2018 renunció a dar el salto de manera sorpresiva. Hubo entonces quien tuvo que romper su billete de avión a Santiago, cuando recibió -camino del aeropuerto- una llamada de última hora del político gallego.
El momento es distinto para él, para bien y para mal; y para el partido también, en este caso para mucho peor.
Tercera fuerza
Entonces, el PP estaba acosado por izquierda y derecha, además de por la corrupción. Hoy simplemente, "nos hemos hundido, estábamos en la ola buena y nosotros mismos nos hemos encargado de tener todas las elecciones perdidas en adelante". Ni en Galicia se cuenta, a día de hoy, con renovar las cuatro mayorías absolutas de Feijóo. En esas circunstancias, coger el partido "es hacerse cargo de una vieja mansión que se derrumba por los cimientos y llena de fantasmas".
Los expertos electorales internos del PP se saben tercera fuerza, "y como mucho", en toda España. "Pero quien ha creado el problema, quien ha acusado de corrupta a una compañera y lo ha hecho sin pruebas, en directo, en la radio, no lo puede arreglar".
Ése es otro consenso entre los barones: "Hasta el viernes por la mañana, podría haber bastado con 'matar' a Teo; pero aquel día, Pablo hizo un imposible. Ver el órdago de Isabel y apostar diez más... somos barones, y gobernamos algunos, pero la marca se ha ido a tomar por culo, los afiliados llaman para darse de baja, el PSOE está ganando en los periódicos lo que había perdido en las urnas. La alternativa al sanchismo la tenía que liderar el PP, pero ya no lideramos nada".
Pero seamos justos, esto es política. Y mientras no haya caído el secretario general, no caerá el presidente del partido... es decir, que tendrán tiempo de urdir una estrategia propia.
Según supo este periódico, Pablo Casado se reunió anoche con Teodoro García Egea en la sede nacional. El presidente llamó a su número dos cuando ya se había puesto el sol y ya estaba vacía la calle, antes llena desde Colón hasta Alonso Martínez, de más de 3.000 personas exigiendo su dimisión.
Según las fuentes consultadas, conocedoras de los términos en que se celebró esa cita, el secretario general no las tenía todas consigo al entrar en el despacho y temía que el jefe hubiera decidido ceder a las presiones de Feijóo y los demás. A la salida, mandó un mensaje a sus allegados: "SEGUIMOS ADELANTE".
Así, en mayúsculas, henchido de gozo.
Porque, por muy débiles que estén sus posiciones actuales, no dejan de tener en su mano los resortes del partido. "Bueno, tienen las llaves de Génova, pero no pueden salir de ahí", comentaba un líder territorial en conversación con este periódico. En todo caso, el número dos del PP ya ha demostrado su habilidad en el regate corto. No olvidemos cómo logró salvar la moción de censura en la Región de Murcia cuando todo parecía perdido, por ejemplo.
Murcia, aldea gala
Precisamente Murcia es, en este momento, la aldea gala que le queda a la dirección popular ante el avance del consenso romano de los barones. Fernando López Miras es el único de los líderes regionales que no se ha unido a la rebelión de los silenciosos. Todos callan en público mientras el presidente murciano es el único que habla. Lo hace en defensa de su líder, Casado, y de su mentor, Teo.
Pero hay tres cosas más que matizar a esto:
La primera, que al mismo tiempo que López Miras lee el argumentario redactado en Génova, él añade un par de frases de pretendida equidistancia para dejar claro que no duda "de la honorabilidad de Ayuso".
La segunda, que de Cataluña a las Castillas -pasando por Aragón- y de Galicia a Andalucía, con parada -por supuesto- en Madrid, hay un par de líderes "con categoría, calidad y experiencia". El primero es el citado Alberto Núñez Feijóo, que con su autoridad, desde el jueves, ha marcado el tablero de juego con sólo pronunciar en alto dos conceptos.
Uno: "El presidente del partido elige a su equipo y es a él al que corresponde hacer una reflexión y buscar alternativas para un conflicto interno mayúsculo". Patada a Casado en el trasero de Teo.
Y dos: "El congreso toca en julio, pero no podemos llegar con esta herida abierta y tener que cerrarla con un 'match ball' en el congreso". Por si alguien lo dudaba, lo que ha visto Feijóo en esta crisis es un tren pasar. Ése que él dejó escapar, llorando en el andén de su tierra, en el verano de 2018.
El tercer matiz es que, según ha podido saber este diario de fuentes internas del PP, en Murcia ya hay quien anda recabando documentación para debilitar el último bastión de los teodoricos. Datos sobre adjudicaciones dudosas de contratos públicos están empezando a circular en los chats de miembros del Comité Ejecutivo, aún a falta de pruebas fehacientes.
"He pedido que dejen de intoxicarme con eso, al menos, mientras no me faciliten pruebas... y cuando lo hagan, me voy directo al juzgado", explicaba este domingo un diputado popular, del círculo del mismo Casado, pero "harto de la podredumbre y las prácticas mafiosas".
"Cadáveres resucitados"
El otro nombre en boca de todos como posible salvador es Juanma Moreno, presidente andaluz. "El problema que tenemos es que después de casi 40 años de socialismo, y de hacerlo tan bien en Andalucía, nos hemos cargado a Ciudadanos con malas artes... y antes de todo esto, ya había tres provincias en las que Vox estaba por delante de nosotros: Almería, Sevilla y Huelva".
Así, el incentivo de Moreno para dar el salto podría ser el desquite del perdedor. "Porque si no paramos esto ya, seremos tercera fuerza también allí".
Y quedan pocos meses para unas elecciones que el PP daba por ganadas hasta hace menos de una semana. Sólo había que ponerles fecha.
Otra fuente consultada por este diario de la dirección nacional del PP explica por qué es Feijóo el hombre. No sólo su autoridad moral entre la militancia, o sus cuatro mayorías absolutas consecutivas -hoy en día, la única de la que goza el Partido Popular-. También que "emana un liderazgo basado en la seriedad, y eso es lo que necesitamos ahora mismo".
A Casado le quedan (¿sólo?) los fieles, con los que se ha citado este lunes en una reunión del comité de dirección. Pero "la hemorragia es total", explica un diputado, "y sólo Feijóo y Juanma pueden pararla hacia dentro y hacia fuera". Es decir, que todas las fuerzas vivas con poder y nombre lo aceptarían, y los votantes dejarían de huir a borbotones... ya las encuestas hablan de sorpasso de Vox.
Entonces, ¿Ayuso no quiere? ¿Ha montado todo esto y ahora no va a aspirar a la presidencia del PP? "Isabel está quemada, su actuación desde el jueves tampoco ha sido pensando en el partido", explica un líder territorial más, que no gobierna y ahora teme que sus buenas expectativas para mayo de 2023 hayan muerto.
"Ella era la víctima y sólo se estaba defendiendo de una acción abyecta, como es la de espiar a su familia, y es la mejor baza electoral, pero no puede liderarnos quien piensa más en sí misma que en el instrumento, que es el partido".
Este barón opina que la clave está en que Casado y Ayuso se reúnan y hablen. "Ya lo hicieron el viernes por la tarde, y llegaron a un acuerdo... el problema es que el sábado, sus equipos fueron incapaces de pactar un mensaje común".
¿Fue sólo eso, que Teo y Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de Ayuso, se desprecian? "No sólo que se desprecian, es que ninguno de los dos trabaja para el PP, y van dejando cadáveres por el camino... por ejemplo, ahora le están resucitando todos a Teodoro".
Ésa es otra. El secretario general se sabe odiado, pero cuenta con ello. "No ha habido un número dos de este partido al que no hayan querido defenestrar todos los líderes territoriales", explica García Egea a quien le quiere oír estos días. Y tiene razón. "Pero su problema", explica uno de los barones ya mencionados, "es que él ha querido controlar por la vía del terror".
Y otro dirigente territorial saca a colación el ejemplo (otra vez) de Feijóo, "que siempre se ha encargado de que quien se enfrentó a él, por ejemplo en primarias, tuviera un buen puesto en el que sentirse bien tratado".
La solución del sur
Por su parte, la solución del sur, Juanma Moreno, se limita a repetir una sola palabra cuando alguien se le acerca estos días: "Unidad". Y si acaso, le añade "diálogo". En su afán de apartar de sí este cáliz y, al tiempo, forzar una salida rápida, pide que las dos partes enfrentadas lleguen a un buen entendimiento y zanjen ya este asunto de la mejor forma posible para la marca popular.
El presidente andaluz sigue intentando aislarse de esta crisis. Desde el entorno de Moreno aseguran a EL ESPAÑOL que seguirá en las mismas, reclamando que "el proyecto del cambio no encuentre obstáculos innecesarios en su camino" después de 37 años de gobiernos socialistas en la Junta, aseguran.
Si no hay ningún giro de guion, los comicios autonómicos tocan a final de noviembre y el adelanto electoral -dadas las circunstancias- ya está prácticamente descartado. Aunque Moreno barajó hace unos meses que podrían ser en junio u octubre, los resultados de Castilla y León han alejado la idea de que se celebraran antes del verano, informa Inma León.
Entre otras cosas, porque Alfonso Fernández Mañueco afronta ahora "una situación imposible", opina un viejo líder popular: "Si incluye a Vox en su Ejecutivo, los consolida, los convierte en una fuerza de gobierno y el PP ya deja de ser la única derecha alternativa", plantea. "Pero si se repiten elecciones, Mañueco saca los mismos escaños que Ciudadanos". Y resopla al otro lado del teléfono.
Así las cosas, el barón andaluz tampoco asumiría con deseos tomar las riendas del PP en su peor momento, "un regalo envenenado". Su objetivo es que haya un congreso nacional ya, con un comité organizador de consenso, libertad para que se presente quien quiera (incluso Casado si se ve con fuerzas) y que, entretanto, Andalucía siga "encapsulada" ante cualquier ruido externo.
Todo ello, tras unos meses en los que ha tenido numerosos desencuentros con el mismo García Egea.
Primero, a causa de la OPA hostil declarada a Ciudadanos, su socio de gobierno, a quien Moreno Bonilla quería preservar. Luego, por los encontronazos con Vox sobrevenidos tras la ruptura de Casado con Santiago Abascal. Por los distintos congresos provinciales, en los que el PP nacional quería colocar a sus afines. Y finalmente, por las presiones, precisamente, para que adelantara las elecciones autonómicas.
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