Pedro Sánchez se ha decidido entrar en la crisis del Partido Popular, desatada por la guerra entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. El presidente del Gobierno ha comparecido este lunes en los jardines del Palacio de la Moncloa, junto a la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, con quien ha intercambiado elogios mutuos y ha comprometido "profundizar relaciones empresariales y comerciales", en el camino de la recuperación económica.
La crisis de Ucrania y de la escalada militar de Rusia en sus fronteras ha ocupado "la mayor parte" de su conversación. Pero las palabras más llamativas de la rueda de prensa conjunta fueron las que dedicó Sánchez a un eventual sorpasso del partido de Santiago Abascal al PP: "El ascenso de Vox no puede ser una buena noticia para ningún demócrata", ha sentenciado, "ni por supuesto lo es para mí".
En los últimos días, desde el estallido de la crisis popular, con acusaciones cruzadas de espionaje por parte de Génova y de comisiones en contratos públicos a un hermano de la presidenta, los barones del PP han retirado su confianza a Casado.
La preocupación de todos los líderes territoriales tiene que ver con la caída estrepitosa en las intenciones de voto de cada uno de ellos en cada una de sus plazas. Y ésta está provocada, según las fuentes consultadas, por la desconfianza no sólo en la gestión de este caso por parte del secretario general, Teodoro García Egea, sino por "la política errática y sin rumbo de estos últimos años".
"España necesita estabilidad"
El presidente del Gobierno ha tratado de lavarse las manos antes de meterlas de lleno en lo que para él es clave en esta crisis: "España necesita estabilidad, y la estabilidad no sólo depende del Gobierno, también es algo que da el principal partido de la oposición", ha diagnosticado Sánchez. "Por eso sólo espero que resuelvan el problema cuanto antes, por el bien de toda la nación".
Aunque para el líder socialista la clave está en que "el PP aclare lo principal de este embrollo, que son las posibles irregularidades y corrupción en el PP y en algunas de las administraciones que gobiernan".
Con la primera ministra danesa a su lado tratando de mantener la compostura, Sánchez ha hurgado en la herida del PP: "Eso es lo que pido no sólo como presidente, sino como ciudadano, que se aclaren esas posibles corrupciones en el seno de la Comunidad de Madrid, que es un gobierno muy importante en España".
Hay que recordar que el pasado viernes, el líder del PSOE madrileño, Juan Lobato, presentó una denuncia ante la Fiscalía, acompañada de la documentación del contrato de 1,5 millones de euros formalizado el 1 de abril de 2020 para la compra de 250.000 mascarillas.
Por ese acuerdo de suministro, Tomás Díaz Ayuso, hermano mayor de la presidenta del gobierno regional, habría cobrado una contraprestación de 55.850 euros. La lideresa alega que no supo nada de esa operación hasta año y medio después, cuando Casado la llamó a su despacho en la sede nacional del PP y le mostró la documentación acreditativa de los cobros de su hermano, alegando que "esto es muy grave y puede ser un problema".
Desde entonces, la rivalidad entre ambos líderes populares no hizo sino recrudecerse. Y ahora, Sánchez recuerda que la Junta de Castilla y León depende de una negociación entre el PP y Vox para formar gobierno. "El PSOE ha sido muy claro con el principal partido de la oposición, si quieren que colaboremos deben formalizar un cordón sanitario contra la ultraderecha".
Y ha sentenciado: "Si el PP está dispuesto, el PSOE lo estará a ofrecer una alternativa". Otra cosa es que hoy en día no se sabe si su interlocutor en el PP, Pablo Casado, lo seguirá siendo.