Pablo Casado se ha despedido del Congreso de los Diputados esta mañana. Algunos parlamentarios de su grupo intentaron disuadirle de acudir a la sesión de control, pero él ha querido lanzar una última intervención desde su escaño para resumir lo que ha sido su actuación política en estos casi cuatro años.
Se ha dirigido a Pedro Sánchez en estos términos: "Señor presidente, los españoles hemos construido con coraje una de las grandes democracias del mundo. Hemos sido capaces de superar enemistades y fracturas".
La palabra "concordia" y el "ensanchamiento del centro" han sido las dos premisas que han guiado el discurso de Casado. El todavía presidente del PP, que suele arengar sin papeles, ha leído prácticamente toda su intervención desde una cuartilla que sujetaba con la mano.
No ha sido siquiera un debate. Casado ha agotado casi todo su tiempo en el primer turno de palabra. No ha querido discutir con Sánchez. De hecho, le han sobrado treinta y siete segundos, pero cuando Batet ha vuelto a darle la vez, se ha levantado, ha sonreído y se ha marchado entre aplausos.
Casado ha apremiado a Sánchez a alejar la política del "rencor" y la "ira". También le ha pedido que deseche "los pactos con los que no creen en España". "En esta época tan difícil, nuestro deber es devolver la esperanza a nuestros mayores y la ilusión a nuestros jóvenes (...) Respeto a las instituciones e igualdad entre españoles", ha dicho visiblemente abatido.
A modo de propio epitafio, ha sintetizado: "Entiendo la política desde la defensa de unos valores. Todo para servir a España y a la causa de la libertad". Y, antes de escuchar al presidente del Gobierno, ha clamado por "el futuro que merecen nuestros hijos y el futuro que debemos construir todos juntos".
En ese instante, decenas de diputados del PP se han puesto en pie para aplaudirle. Muchos de ellos habían protagonizado horas antes el motín que acabó con la cabeza de Teodoro García Egea y con Casado convocando un congreso extraordinario que le apartará del liderazgo.
Pero también ha habido diputados conservadores que no se han levantado. Algunos, como Cayetana Álvarez de Toledo, no han aplaudido.
Pedro Sánchez le ha respondido: "Desde la diferencia y la discrepancia, le deseo lo mejor en lo personal". Acto seguido, se ha dedicado a contestar de manera un tanto fría a la pregunta que Casado registró por escrito hacía una semana, cuando nada hacía presagiar su adiós.
"El Gobierno está centrado en superar esta emergencia sanitaria y en luchar contra la desigualdad. En modernizar la economía y en ganar en competitividad", ha aseverado Sánchez.
Pero el presidente del Gobierno, en el día de la despedida de Casado, le ha endosado a su adversario los calificativos habituales: "La oposición se ha instalado en la descalificación constante".
Con impostada magnanimidad, después, ha concluido: "No vamos a convocar elecciones ni a disolver las Cortes". Dicho de otro modo: no vamos a aprovechar la crisis del PP para crecer en las urnas. "Por mucho que ustedes hayan dicho y se hayan empeñado, este es un Gobierno con sentido de Estado (...) Así interpretamos el patriotismo democrático".