Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Baleares y Aragón han sido las cuatro primeras comunidades autónomas que han decidido apagar las calefacciones de sus centros universitarios debido al incremento del precio de la luz y el gas.
La decisión se ha ido conociendo conforme pasaban los días y en fuentes universitarias no descartan que más regiones se unan "próximamente". La situación es preocupante, tal y como evidencian los datos que están sobre la mesa.
Por ejemplo, en Castilla-La Mancha, los costes eléctricos de la universidad regional durante enero y febrero superaron los 1,3 millones de euros, lo que supone el 23% del presupuesto total destinado a la partida para todo el año 2022.
Respecto al gas, en los dos meses citados, el coste de la factura de la Universidad de Castilla-La Mancha ha ascendido a 624.187 euros, la mitad del total gastado en 2021.
La universidad castellanomanchega ha sido la última en anunciar medidas de "contención y reducción del consumo energético" con el objetivo de paliar las consecuencias derivadas de la escalada de precio de la luz y del gas.
La primera en anunciarlo fue la Universidad de las Islas Baleares, aunque no lo aplicará hasta el próximo lunes. Le siguió la Universidad de Zaragoza, que desde este martes ha apagado sus sistemas de climatización y calefacción.
Protocolo Covid
"Como consecuencia de las fuertes subidas del precio de la electricidad y del gas, el Consejo de Dirección de la Universidad de Zaragoza ha aprobado un conjunto de medidas en materia de energía, de ineludible cumplimiento por toda la comunidad universitaria. Por ello, se deberá tener en cuenta lo siguiente: con carácter general, la temporada de calefacción finalizará el 15 de marzo, salvo situaciones de temperaturas muy adversas", informaba el decanato de la Facultad de Educación.
Esta decisión, según la institución maña, obligará a la institución a adoptar algunas medidas contrarias el protocolo Covid-19. La Universidad ha explicado que las ventanas permanecerán cerradas con carácter general y se llevará a cabo la ventilación cruzada de las aulas cada diez minutos tras cada hora de ocupación de la clase.
Esto choca de frente con el protocolo Covid-19 de las Universidades y los centros educativos que obliga a tener las ventanas abiertas para una correcta ventilación. Por el momento, ni el Ministerio de Universidades ni el de Sanidad se han pronunciado al respecto de la decisión de Zaragoza.
En el caso de la Universidad de las Islas Baleares, su dirección ha asegurado que la subida del precio de la luz está poniendo a la entidad en una situación de "emergencia energética" que ya empezó a gestarse a lo largo del año pasado.
En 2021, según datos facilitados por la UIB, se pagaron 2,4 millones de euros por la factura eléctrica de todo el campus de Palma. Ya era un incremento muy importante comparado con el millón de euros que se había estado abonando en años anteriores.
La previsión para 2022, de seguir la proyección actual, elevaría la factura hasta una cifra aproximada de 6 millones de euros. Una cifra que la universidad considera inasumible y que representaría el 4,8% del presupuesto de este ejercicio.
10 millones
Por su parte, la Universidad de Alicante también ha decidido anular los sistemas de climatización de su campus. La UA calcula que este 2022 podría llegar a pagar, en este concepto, 10,5 millones de euros, por los 2,1 de 2020 o los 4,5 de 2021.
El vicerrector Salvador Ivorra ha asegurado que para hacer frente a esta crisis, "la Universidad tiene un margen de maniobra estrecho, pero puede conseguir con el esfuerzo de toda la comunidad universitaria un ahorro considerable en el consumo".
Un mensaje similar al de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE). Fuentes del organismo han defendido ante EL ESPAÑOL que "las universidades están asumiendo, como toda la sociedad, la necesidad de realizar todos los gestos posibles para poner fin a la invasión de Ucrania y cada una, dentro de su contexto, y con total autonomía, así lo está haciendo".
Las universidad compran el mensaje de Josep Borrell, que pidió a los ciudadanos europeos bajar la calefacción para cortar la financiación a Putin. "Todo el mundo debe de hacer un esfuerzo individual en recortar el consumo de gas, igual que recortamos el consumo de agua cuando hay sequía e igual que cuando nos ponemos una máscara para combatir el virus", sostuvo el jefe de la diplomacia de la UE. Dicho y hecho.