Madrid, Roma, Atenas y Lisboa tienen un plan común. Se enfrenta éste con el de Berlín, cabeza de los países frugales y que, dependientes de los combustibles que reciben de Rusia, temen cortar el grifo y empobrecerse al mismo tiempo que el sur de Europa les ofrece soluciones a medio plazo... que hay que pagar. Pero la gira de Pedro Sánchez ha dado un primer fruto este viernes a mediodía.
De la mano de Mario Draghi, António Costa y Kyriakos Mitsotakis, Sánchez ha advertido advierten de que "este mercado energético europeo", hoy en día, además de ser injusto e insostenible "está reforzando a nuestro rival, Putin".
Y a su guerra de invasión contra Ucrania, que ha unido a los Veintisiete en las sanciones económicas, en las cuestiones políticas y en la unidad moral. Pero que los separa en los problemas del día a día, los precios, la inflación rampante y sus causas en el mercado de la energía común.
El presidente del Gobierno ha sido recibido este viernes en Roma, y a mediodía ha comparecido junto a Draghi, Costa y Mitsotakis (éste de manera virtual, convaleciente de Covid). Juntas, España, Italia, Portugal y Grecia han sellado una alianza "frente a otros Estados miembros de la Unión Europea" para que el Consejo de la semana que viene "time decisiones importantes que incidan en la vida de nuestras familias y empresas".
Es decir, para que los Veintisiete acepten el plan español de desacoplar el gas del resto de los precios de la energía. Eso, a corto plazo. Y para que Bruselas impulse la interconexión de la Península Ibérica con Francia con el objetivo de que "haya un suministro de gas natural y de gases renovables en el futuro" que permita la desconexión de Rusia, a medio plazo.
"Si hacemos eso, estaremos reforzando la autonomía estratégica europea", dijo Pedro Sánchez. Es decir, estaremos eliminando "la dependencia de la Europa central y septentrional del gas de Rusia"... y del "chantaje energético de Putin" al que nos tiene sometidos en este momento.
A petición de Sánchez
La reunión se improvisó, según ha confesado el primer ministro italiano, en el Consejo distendido de la semana pasada en Versalles. "Estamos aquí por una idea que primero expresó el presidente Sánchez, que dijo que quería venir a Roma".
Sin embargo, tal como siguió relatando Draghi, a la vista de que las posiciones de Portugal y de Grecia "eran no sólo coincidentes en la urgencia de la toma de decisiones, sino también en las soluciones que proponíamos", se decidió que se celebrara una cumbre a cuatro en la capital italiana.
La concertación, pues, de los cuatro refuerza a Sánchez en la cena de trabajo que en la noche del viernes prevé mantener con Olaf Scholz en Berlín. El canciller, socialdemócrata como él, es sin embargo la punta de lanza de los países miembros que no quieren (o no pueden) aplicar los planes que España lleva defendiendo desde el pasado otoño.
"Vamos tarde y deberíamos haberlo hecho antes", defendió Sánchez junto a sus colegas mediterráneos del sur de Europa. "España ya propuso en septiembre pasado esta solución y, por desgracia, hemos visto que la crisis no era temporal, ni circunstancial, ni inocente".
La idea de su Gobierno es que Putin llevaba preparando su ofensiva desde el verano pasado, forzando la subida de los precios del gas, "que es lo que causó las presiones inflacionarias que ya nos ponían en jaque a los Estados europeos".
Tres objetivos
Sánchez tratará de convencer a Scholz de que Europa debe hacer tres cosas: la primera, sacar el gas del mix de precios que marcan el recibo energético de las empresas y las familias europeas; la segunda, impulsar las infraestructuras de interconexión eléctricas y gasísticas para crear no sólo un mercado, sino una red europea de energías; y tercero, que "a los desafíos europeos haya respuestas europeas"... es decir, que el dinero para impulsar estas decisiones salga de las arcas de la Unión.
A todo esto, Alemania dice no... al menos de momento. "Es urgente tomar decisiones ya", dijo Draghi. "No podemos permitirnos que el Consejo salga dividido la semana que viene", apuntó Costa. "Estas soluciones no cuestionan las bases comunes del mercado energético europeo", concluyó Mitsotakis.
"La urgencia es porque hay situación de emergencia", sentenció Sánchez. "Una emergencia económica y social... y porque además estamos reforzando al rival, al presidente Putin y su guerra".
Los viejos 'PIGS' (Portugal, Italia, Grecia y España), que en la crisis financiera global de 2008 pusieron en riesgo la misma supervivencia del euro, son hoy la solución. Y como entonces, el centro y el norte de Europa, plantean sus soluciones como las únicas factibles.
Pero ahora, con una ventaja comparativa, "las lecciones que sacamos de la pandemia", en palabras de Sánchez. Es decir, que unidos somos más fuertes y que esa unidad debe pasar por la toma de decisiones conjuntas, aunque éstas impliquen cambios profundos en la directiva energética, en la renovación de instrumentos como la deuda mancomunada... y en los contrapesos de poder a futuro.