Nadie esperaba nada de este Consejo de Ministros. Porque si la política sigue (y la vida) más allá de la cesión a Marruecos con el Sáhara; del estallido social en las calles; de los precios disparados del gas que encarecen la electricidad, las facturas y la cesta de la compra; de la guerra en Ucrania, o de la bronca interna en el Gobierno, todo eso ha quedado aparcado para la reunión del Gobierno de la semana que viene.
Quizás sí se ha abierto una esperanza para que los españoles tengan respuestas. Pero hoy no, mañana.
Será entonces cuando el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, "se exprese con toda transparencia" en su comparecencia ante la Comisión de Exteriores del Congreso. Y cuando Pedro Sánchez haga una visita oficial a Ceuta y a Melilla, "donde podrá mandar el mensaje que queremos".
Estas palabras de la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, resumen lo más sustancial de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Esas palabras y la confirmación de que Sánchez dará explicaciones al Congreso ya no mañana, sino la semana que viene, el miércoles 30 de marzo, como anunció EL ESPAÑOL.
De las 16 preguntas que pudieron hacer los periodistas, las 16 fueron sobre la cesión a Marruecos con el Sáhara o sobre la posición española sobre el mercado energético ante el Consejo Europeo de este jueves y viernes.
Pero no hubo respuesta real a ninguna de ellas. Todas se quedan para el presidente y el ministro, para "mañana".
4.140 millones al sumidero
Una prueba de que el Gobierno aprobó cosas -"muchas cosas", apuntó la portavoz- pero que ninguna de ellas estaba entre las esperadas es que al final de la comparecencia hubo más corrillos entre los periodistas preguntándose mutuamente si alguien veía por dónde titular que prisas por mandar la crónica. Y que hasta algunos reporteros de agencia, que suelen quedarse mucho rato para enviar varias piezas con títulos distintos, esta vez, se fueron.
Otra demostración de que el Consejo de Ministros no había tratado nada de lo que exigen agricultores, transportistas, consumidores más o menos vulnerables, ceutíes, melillenses, canarios, ONG, trabajadores humanitarios, guardias civiles fronterizos, saharauis, argelinos o empresas de gas... es que nadie preguntó por el PERTE Aeroespacial, que promete introducir a España "en la segunda carrera para conquistar el universo", ni sobre el PERTE de Digitalización del ciclo del agua.
Ambos proyectos, presentados por la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, y la titular de Ciencia, Diana Morant, suman 4.140 millones de euros en inversión pública. Una barbaridad de dinero para "transformar la economía española y modernizarla con generación de miles de puestos de trabajo de alta cualificación". Pero que, comunicativamente, se fueron por el sumidero.
Lo más que pudieron sacar los reporteros a las ministras fue que la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno en Bruselas es "importantísima". Y que de su resultado depende "la conformación final del gran paquete de medidas que queremos aprobar el martes que viene".
Pero nada se aclaró sobre si Ribera (y Pedro Sánchez en la cumbre) seguirá defendiendo (o no) ponerle un tope al precio del gas. O sobre si la opción principal es desacoplar esta energía del mix de precios para evitar que todas las demás se paguen a ese mismo precio.
La titular de la política energética dedicó larguísimas intervenciones al análisis de la situación: "Ni la demanda, ni la oferta, ni las condiciones relativas del resto de fuentes energéticas han cambiado, por lo que es necesario buscar el modo de reducir la distorsión de los precios del gas sobre ellas".
Ya, ¿pero cómo? Nada. "La clave es ir a la raíz del problema". Bien, ¿pero están todos de acuerdo en cuál es esa raíz? Cero. "Y si la reunión no sale como esperan, ¿tienen un plan B?". Si lo tienen, no lo dijo.
Sáhara, Ceuta y Melilla
Tampoco se obtuvo una respuesta sobre si Argelia fue informada (o no) del cambio de postura española sobre el Sáhara. Ni siquiera sobre si el cambio de postura es tal o no lo es. Porque para el Gobierno sí hay cambio si le toca responder a lo que tenga que ver con Marruecos. Pero no hay modificación alguna si toca hablar del Polisario y Argelia.
Así, si la cuestión iba por Rabat, "nos felicitamos de abrir una nueva etapa con nuestro vecino y amigo que garantiza nuestra soberanía territorial". Pero si se dirigía al enfado de Argel, "seguimos comprometidos con que la solución debe ser aceptada por las partes y alcanzarse en el marco de la ONU".
Pero entonces, ¿España consideraba que la integridad territorial y la españolidad de Ceuta y Melilla estaban amenazadas por Marruecos hasta el viernes? "Miremos adelante, no al pasado". Y si no nos hemos salido del marco de Naciones Unidas, ¿por qué Argelia llama a consulta a su embajador? "El acuerdo es con Marruecos, y eso no afecta a Argelia".
Pues no hay quien lo entienda, ministra portavoz... "Mañana miércoles, el ministro Albares dará explicaciones con total transparencia en el Congreso".
Otras incógnitas
Tampoco aclaró Moncloa, este martes, el objetivo de la gira de Sánchez por siete capitales europeas. De inicio, se contó que se iba a Bucarest, Bratislava, Roma, Berlín, París, Bruselas y Dublín a buscar un acuerdo europeo sobre el mercado energético. Pero según fueron pasando los días, la cosa se fue torciendo, con la negativa de Alemania el viernes a las propuestas españolas de energía y fondos... y ya no se dan más explicaciones.
Sánchez eligió poner el foco no sobre los problemas nacionales, y las calles llenas de manifestantes y transportistas mientras se vacían los estantes de las tiendas, sino sobre su tour europeo.
Cada día nos ha regalado dos o tres fotos con diferentes líderes de la Unión. En Moncloa, de hecho, se trabaja en que el jueves -en la OTAN o en la sede del Consejo Europeo- las cámaras puedan captar al presidente en un mano a mano con Joe Biden. El mandatario estadounidense viaja a Bruselas para mostrar la unidad de Occidente frente a la Rusia de Putin, y Sánchez cree que sus rectificaciones han hecho los deberes para ser aprobado:
¿Que no quería mandar armas a Ucrania porque Podemos lo rechazaba? Se cambia de postura en 48 horas. ¿Que se negaba a subir el gasto en Defensa porque las cuentas no le salen entre bonos culturales, subvenciones y ayudas? Se da marcha atrás en apenas 10 días. ¿Que Moncloa y Exteriores insisten hasta el jueves pasado en que "nunca cambiaremos nuestra postura respecto al Sáhara"? En la tarde del viernes, el rey Mohamed VI filtra extractos de una carta de Sánchez diciendo lo contrario.
¿Que ni el socio del Gobierno ni el partido que es alternativa para serlo son consultados, ni siquiera informados? Se pide "unidad" y se acusa de "ultra" a quien no la conceda... porque Podemos, eso es cierto, siempre acaba dándola aunque primero patalee.
Aunque, bueno, para eso tampoco hubo respuestas. La portavoz tampoco quiso contestar a las críticas de Yolanda Díaz al "incoherente" y "opaco" Sánchez. Que las deliberaciones en el Consejo de Ministros "son secretas".