"Si algo está trabajando el Gobierno de España, con el presidente a la cabeza, son los acuerdos", como el que este martes expulsaba a 27 diplomáticos rusos de nuestro país, en coordinación con otras cancillerías europeas.
Moncloa presume de la imagen que se está labrando en esta legislatura -la española y la europea, que comenzaron prácticamente a la vez- es la de un país que siempre trata de ejercer de puente entre los demás. "No dejamos de tener iniciativas, como quedó claro con nuestra propuesta para desacoplar el gas del mix de precios energéticos en septiembre de 2021... que, al principio, nos rechazaron de plano y ahora tenía muchos apoyos".
Pero Alemania se negó. Y con ella, el resto del centro y el norte de Europa. ¿Por qué?
Precisamente por la misma razón por la que ahora los mismos gobiernos se niegan a que la Unión Europea decrete un embargo a esa fuente de energía procedente de Rusia. Pero, según un miembro del Gobierno, "si dentro de un minuto dicen que vamos a cortar el gas ruso, seremos de los que dicen que sí, los primeros".
Y es que ésa es la posición del Gobierno español. Pedro Sánchez está alineado con los países bálticos, con Italia, con Polonia... aquéllos que ya han expresado públicamente su deseo o su decisión de dejar de comprar gas ruso. Y, por supuesto, petróleo.
Ya lo intentó
De hecho, Sánchez ya propuso desde el tercer paquete de sanciones que los puertos europeos se cerraran a las embarcaciones con bandera o productos procedentes de Rusia "del mismo modo que hemos cerrado los cielos a sus aviones".
Fue el pasado 2 de marzo. El objetivo era reforzar las sanciones al comercio procedente de Moscú. Pero, de nuevo, Alemania y Países Bajos, esencialmente, se negaron a cortar la compra de crudo ruso.
Este martes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció un embargo total e inmediato al carbón ruso, que supone unos ingresos para Moscú de 4.000 millones de euros al año. Los Veintisiete se han emplazado a seguir estudiando la prohibición, en los próximos días, de las importaciones de petróleo.
Pero el gas, siempre el gas, se queda fuera. A pesar de suponer casi la mitad de los ingresos por exportaciones de Moscú. A pesar de multiplicar por 12, respecto al carbón, el daño que le haría a las arcas de Putin que Europa cerrara el grifo de manera voluntaria.
"Entendemos que se acabará haciendo", explica otra fuente muy cercana al presidente. "Es lo que hay que hacer éticamente, y es lo más lógico también pensando a largo plazo, porque en el fondo sólo estamos retrasando el impacto económico".
Es decir, que la caída de actividad que supondría para determinados países puede acabar llegando al final, a causa de que los países europeos seguimos alimentando la maquinaria de guerra rusa. Desde el 24 de febrero que empezó la invasión, según el Centre for Research on Energy and Clean Air (CREA), casi 20.000 millones de euros.
El mismo Pedro Sánchez lo sugirió con bastante claridad en el Congreso, en su intervención de cortesía tras el discurso ante las Cortes Generales del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. "Quiero asegurarle que vamos a continuar con ese apoyo en todo lo que podamos. Políticamente, seguiremos apoyando, como hasta ahora, las sanciones más duras contra el régimen de Putin", anunció el jefe del Ejecutivo.
Minutos antes, el jefe de Estado de Ucrania había reclamado telemáticamente desde Kiev a sus señorías: "¿Cómo podemos permitir que los bancos rusos generen ganancias mientras el ejército ruso tortura a civiles hasta la muerte en las ciudades ucranianas? ¿Cómo pueden los países del mundo comprar libremente petróleo ruso y permitir que sus barcos entren en sus puertos? Les pido que hagan todo lo posible para que otros países europeos no tengan miedo. Apoyen más sanciones, éstas deben ser realmente poderosas".
El 'no' y su porqué
Lo cierto es que Madrid no quiere pronunciarse públicamente de manera taxativa. "La presidenta de la Comisión valora muy positivamente la actitud de España a este respecto", añaden fuentes de Moncloa. Los precios del gas "hoy no están conformados por el mercado, sino por la especulación y los efectos de la guerra", explica un alto dirigente europeo en conversación con EL ESPAÑOL. "Y eso distorsiona la factura de la electricidad".
Pero curiosamente eso afecta más a España que a otros países. ¿A cuáles? A Alemania, sobre todo, efectivamente.
Eso es así porque, aunque en los mercados mayoristas se pague el MW/h a 300 o a 400 euros -este mismo lunes, en Francia alcanzó picos que rozaron los 3.000 euros-, la realidad es que "esos son los precios marginales, los que operan para quien no tiene contratos a largo plazo", tal como explica otro ministro a este diario. Y eso es lo que ocurre en España, "donde pocas industrias fueron previsoras en su momento, no como en otras latitudes".
Berlín sufre menos estas fluctuaciones de precios. La inmensa mayoría de las grandes empresas, químicas e industrias alemanas operan con contratos a largo plazo. Así, un corte repentino del gas ruso provocaría dos problemas en uno, explican los expertos consultados. Por un lado, la carencia de la fuente energética y por otro, una subida súbita de la factura al contratar un nuevo proveedor en un mercado tensionado.
Por eso, aunque la situación es éticamente insostenible, "vamos a esperar a que lo hagamos todos juntos", explica el primer miembro del Gobierno citado en esta información. "Somos comprensivos con que hay países que dependen en un 80% del gas ruso".
Para el gas ruso, que Alemania y Austria se resisten a abandonar, Von der Leyen y el colegio de comisarios trabajan en medidas alternativas, como imponerle un recargo tarifario o enviar los pagos a una cuenta bloqueada a la que el Kremlin no tendría acceso para financiar la guerra. Los europeos importan de Rusia alrededor 40% del gas que consumen, así como el 27% del petróleo y el 46% del carbón.
Pero esa es la cifra total. Teniendo en cuenta que, por ejemplo, España no consume más que un 8% de gas ruso, la resultante es que hay países, como Rumanía, cuya dependencia es del 100%.
Siempre la misma posición
Tal como aseguran fuentes de Moncloa, España siempre ha mantenido en este punto la misma posición. En los debates internos del Consejo Europeo, Sánchez siempre se ha mostrado partidario de aplicar "todas las medidas que puedan acortar el esfuerzo de guerra de Putin". Y cualquier mecanismo posible para "impedir que la financie con fondos europeos".
Pero para ese objetivo, insisten las fuentes, siempre le añade la coletilla explícita de que la estrategia "no puede ser otra que la unidad en la respuesta europea".
Las tensiones de estos últimos días han venido provocadas por las masacres de Bucha, Borodyanka y Mariúpol. Lituania ya anunció el domingo que prohibía de inmediato la compra de gas ruso a sus empresas.
El mismo día, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, ha llegado a arremeter muy duramente contra la negativa de Alemania, causando honda preocupación en el seno de la Unión. De ahí el impulso a este nuevo paquete de sanciones, que ya han incluido el carbón.
"No buscamos nada más que la paz en Ucrania", concluye este ministro socialista. "El método será siempre por la vía de unidad en el seno de la UE y de la OTAN". Eso sí, aunque Moncloa comprende la exposición de otros países, que es mucho mayor, "pondremos todo esto sobre la mesa, con el objetivo de que lo hagamos todos juntos".
O gestiona tu suscripción con Google
¿Qué incluye tu suscripción?
- +Acceso limitado a todo el contenido
- +Navega sin publicidad intrusiva
- +La Primera del Domingo
- +Newsletters informativas
- +Revistas Spain media
- +Zona Ñ
- +La Edición
- +Eventos