El Gobierno trata de poner el foco donde más le conviene. Y eso no es noticia, claro. Pero sí lo es el grito a tres voces que este martes han lanzado las ministras portavoz y de Justicia, además del de Interior, en la sala de prensa de Moncloa: "Estaremos vigilantes y defenderemos la democracia y el sistema constitucional frente a quienes vienen a atacarlo".
¿Y quiénes son esos? Evidentemente, Vox, Santiago Abascal y su vicepresidente en Castilla y León, Juan García Gallardo. "Es lamentable que la primera decisión de Alberto Núñez Feijóo haya sido abrirle las puertas de par en par a la ultraderecha". Porque, ¿de quién es la culpa? Por supuesto, del PP, "que ha elegido el bando equivocado asumiendo los discursos de quienes niegan los derechos fundamentales, sobre todo de las mujeres".
Moncloa lanzaba este martes con todo contra el Partido Popular y, sobre todo, contra su nuevo líder, al que le recordaban en público que "el presidente del Gobierno ya le advirtió, en la reunión que mantuvieron ambos líderes el jueves pasado, de la honda preocupación por que el Partido Popular esté consolidando en España a la extrema derecha, en una actitud absolutamente anómala respecto a las derechas democráticas europeas".
Es cierto que ése es un discurso muy repetido por el Ejecutivo... aunque no es del todo verdad. Sin ir más lejos, por ejemplo, Pedro Sánchez suele presumir del "eje Madrid-Roma" que tan buenos réditos le da en los Consejos Europeos.
Y sin embargo, dentro del Gobierno de Mario Draghi hay ministros de la Lega de Matteo Salvini y eso no lo invalida democráticamente para organizar cumbres como la de hace tres semanas, con el propio primer ministro italiano y los de Portugal y Grecia, preparando el último Consejo Europeo, ése que era clave para la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania.
A la espera de Bruselas
Ahora, a la espera de que la Comisión Europea responda al "documento técnico" enviado por España, el Gobierno en realidad zozobra como puede en las aguas revueltas de la economía. El IPC sigue disparado casi al 10%, los organismos internacionales y el mismo Banco de España rebajan expectativas y la misma Nadia Calviño admite que revisará sus previsiones antes de que acabe el mes, porque "habrá menos crecimiento y más inflación" de los previstos. Mucho más, en ambos casos.
Sin ese bálsamo de Fierabrás, que depende de Bruselas y que Sánchez pretende capaz de curar todos sus males -"nos permitirá bajar el precio de la energía y con él, el de toda la cesta de la compra", anunció triunfalista en el Congreso hace ya dos semanas-, Moncloa trata de seguir con su agenda, más allá de que todos estos anuncios sean tiros al aire. ¿Quién se acordará de las cuatro leyes anunciadas este martes en el ámbito de la Justicia y la política de Interior?
Hace unas semanas, en plena gira europea del presidente, y con su ministro para todo, Félix Bolaños, haciendo como que escuchaba a los grupos parlamentarios, a los agentes sociales, y a las Comunidades Autónomas, el Ejecutivo ya "tiró por la borda" los 2.200 millones de euros destinados al PERTE Aeroespacial.
Así lo diagnosticó un viejo dirigente (y exministro) del PSOE. Aquel martes, mirando la retransmisión de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, confesó a este diario que no tenía espacio suficiente en la cara para "abrir más los ojos como platos" al escuchar a la ministra de Ciencia, Diana Morant proclamar que "se ha lanzado la segunda carrera por la conquista del Universo y España no puede quedarse atrás".
Política de partido
Y es que Sánchez hubo de pedir una comparecencia urgente ante el Congreso a la semana siguiente para hacer un discurso escoba con tantos frentes que tiene abiertos: lo de la guerra, lo del decreto, lo del Sáhara, lo del IPC, lo del Consejo Europeo... pero ni convenció a este nuevo PP, como dejó claro Cuca Gamarra desde la tribuna, ni a sus propios socios, que le infligieron una enorme derrota en el Parlamento a cuenta de su cesión con Marruecos el mismo día que aterrizaba en Rabat.
En todo caso, la ministra portavoz usó el micrófono de Moncloa para hacer política de partido sólo para lo que le convenía. Y eso, claro, tampoco es noticia.
Cuando se le preguntó por el aniversario de la II República, que se conmemora este jueves, Rodríguez dijo que "las posiciones del PSOE no son las que yo debo defender aquí, sino las del Gobierno de España, que respeta el Estado y la Constitución Española en todos sus términos... "
Y ahí vio el cielo abierto la portavoz. Inteligentemente, la ministra encontró el modo de volver a zarandear al PP de Feijóo y al Vox de Abascal: "El modelo de Estado es una Monarquía parlamentaria, que ha supuesto enormes avances para la sociedad española que hoy hay algunos que quieren atacar", dijo. Y concluyó: "La prioridad de este Gobierno es defender a España de quienes quieren acabar con la Sanidad pública, que califican de lacra; con la educación pública y con los derechos fundamentales".