Moncloa confía en que gane Macron para retomar el gasoducto a través de los Pirineos que apoya la UE
"Preocupación" porque buena parte de los votantes de Mélénchon "son más populistas que izquierdistas" y podrían dar el triunfo a "la ultra Le Pen".
22 abril, 2022 03:17Desde el estallido de la guerra en Ucrania, el Gobierno de España ha reactivado todos los resortes a su alcance para retomar el proyecto del gasoducto Midcat.
La infraestructura fue desechada en 2019 por el Ministerio de Transición Ecológica, pero ahora se mira con otros ojos, porque podría aportar enormes ventajas a nuestro país, en la combinación del giro de la geopolítica -la europea y la española- con la expectativa de los proyectos de transformación (PERTE) del Plan de Recuperación.
El tubo de 120 km debería atravesar los Pirineos por territorio gerundense para aumentar las interconexiones de la Península con el resto de Europa. El objetivo es que España pueda convertirse a corto plazo en un servidor de gas natural y, a medio plazo, en el proveedor principal de hidrógeno verde para los Estados miembros de la UE.
Ésa es la apuesta de Moncloa, que ya cuenta con el apoyo de la Comisión Europea, y que incluso estudia las posibilidades de financiar la infraestructura con fondos comunitarios... pero que ahora cuelga de un hilo: el del voto de los ciudadanos franceses en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que enfrenta al liberal Emmanuel Macron con la ultraderechista Marine Le Pen.
"Preocupación" en Moncloa
"Hay preocupación en el entorno de Presidencia", explica un colaborador cercano a Pedro Sánchez, "porque el escenario en Francia es muy incierto".
En conversación con este diario, explica que el temor se basa en los resultados de la primera vuelta: "No sólo es que la suma entre los apoyos a Le Pen y Éric Zemour sea mayor a un 30% del electorado, es que los casi ocho millones de votantes de Jean-Luc Mélénchon, un 22% del electorado, son los que tienen la llave".
En Moncloa se interpreta que, a pesar del llamamiento del líder de la Francia Insumisa para que "ni un voto vaya a Le Pen", una buena parte de sus apoyos "son más populistas que radicales de izquierda".
Y apuntan que la dialéctica izquierda-derecha "lleva tiempo sin operar en el país vecino", de modo que muchos de estos votantes podrían acabar eligiendo la papeleta de la candidata ultraderechista.
La apuesta española por Macron se basa, por tanto, en los intereses propios de España -en este campo energético y en la colaboración estrecha en temas como la seguridad, la migración y el antiterrorismo- y los intereses comunes compartidos en el ámbito europeo. Además de por la amistad personal del presidente con el actual inquilino del Elíseo.
Las fuentes consultadas confiaban en que el debate de este miércoles por la noche clarificara la situación. Por un lado, por "el bien del futuro de la misma UE", que se vería sacudida en el caso de que la Jefatura de Estado de la V República fuera a parar a "una aliada de Vladímir Putin que no cree en los valores y las libertades europeas".
Y por el otro, por el beneficio de España: ningún Gobierno francés, ni el de Macron, fue proclive a colaborar para que España deje de ser una "isla energética", pero aún menos lo haría una nacionalista como Le Pen, cuyo "soberanismo" implicaría un cierre proteccionista al estilo de Donald Trump.
Al término de la primera vuelta, el pasado 10 de abril, los sondeos preludiaban una victoria del presidente en ejercicio, pero por sólo dos puntos.
Desde entonces, las encuestas han ido señalando un incremento de la diferencia entre los dos contrincantes. Por ejemplo, el instituto demoscópico Opinion Way, daba este martes a Macron un 56% de intención de voto, dos puntos porcentuales más que el pasado viernes. Y al contrario, Le Pen perdía también en ese tiempo dos puntos hasta el 44%.
Los trabajos
Mientras se espera el desenlace de las elecciones francesas, el Gobierno sigue trabajando en todos los frentes: el flanco sur, con Marruecos y Argelia; y el europeo, impulsando discretamente -y de la mano de París- un quinto paquete de sanciones a Moscú que incluyan avances en el embargo a los hidrocarburos rusos y negociando con Bruselas los detalles de la "excepción ibérica" para topar el precio del gas.
Respecto a Marruecos, en Moncloa no se ha recibido con agrado el anuncio de Rabat del inicio de "nuevas prospecciones petrolíferas en la fachada atlántica", entre Tarfaya y las islas canarias de Lanzarote y Fuerteventura.
"Aún no se ha puesto en marcha el grupo de trabajo para la delimitación de espacios marítimos", admiten las fuentes, molestas con esta iniciativa de hechos consumados sólo 10 días después del comunicado conjunto entre el Gobierno de Mohamed VI y el de Pedro Sánchez.
Más aún teniendo en cuenta los compromisos adquiridos por Madrid para revertir el sentido del gasoducto que une Marruecos y España, con el objetivo de servirle combustible a Rabat. Tras el cierre de uno de los conductos que unen Argelia con España, precisamente el que pasaba por territorio marroquí, el país vecino se quedó sin suministros.
La solución, impulsada de la mano de la normalización de relaciones, la ha aportado nuestro país: regasificaremos en nuestras plantas el gas licuado desembarcado de los metaneros contratados por Marruecos y lo serviremos de vuelta. "No es una respuesta que nos guste", admiten las fuentes que, en realidad, están más centradas en relajar las tensiones con Argelia... y en monitorear lo que ocurra en Francia este domingo.
"Las conversaciones con Argel van por buen camino, y el anuncio de la subida de precios no es más que ruido", es decir, la reacción pública al giro español respecto al Sáhara. "Pero es algo que ya iba a pasar, porque tocaba la renovación de los contratos y son empresas privadas las que negocian", confirman desde Transición Ecológica.
Alemania, que sigue dependiendo del gas ruso, será un aliado en el proyecto Midcat. Pero el canciller, Olaf Scholz, está pasando un momento de enorme debilidad política en su país por su respuesta "pusilánime" en favor de Ucrania ante la invasión.
Y todo este escenario, cogido con pinzas, sólo se complicaría "además, gravísimamente", si no es Macron el que salga a celebrar su victoria en París en la noche del domingo. "Le Pen impulsaría una alianza con países externos a la Unión Europea, para debilitar las instituciones... y, como ya hace el húngaro Viktor Orbán, todos sabemos que podría empezar por Moscú".